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Las elecciones del 4 de noviembre

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Mañana será un día de gran importancia. La opinión mundial estará atenta
de lo que en Estados Unidos ocurra con las elecciones. Se trata de la
nación más poderosa del planeta. Con menos del 5 por ciento de la
población del mundo succiona cada año enormes cantidades de petróleo y
gas, minerales, materias primas, bienes de consumo y productos
sofisticados procedentes del exterior; muchos de ellos, en especial los
combustibles y los extraídos de las minas, que no son renovables.

Es el mayor productor y exportador de armas. El complejo militar
industrial cuenta, además, con un insaciable mercado en el propio país.
Sus fuerzas aéreas y navales se concentran en decenas de bases militares
ubicadas en el territorio de otras naciones. Los cohetes estratégicos de
Estados Unidos, portadores de cabezas nucleares, pueden alcanzar con total
precisión cualquier punto del mundo.

Muchas de las mejores inteligencias del planeta son sustraídas de sus
países de origen y puestas al servicio del sistema. Es un imperio
parasitario y saqueador.

Como se conoce, la población negra introducida a través de la esclavitud
en el territorio de Estados Unidos a lo largo de siglos, es víctima de una
fuerte discriminación racial.

Obama, candidato demócrata, es en parte de origen negro, y en él
predominan el color oscuro y otros rasgos físicos de dicha raza. Pudo
estudiar en un centro de educación superior donde se graduó con notas
brillantes. Es sin duda más inteligente, culto y ecuánime que su
adversario republicano.

Analizo las elecciones de mañana cuando el mundo sufre una grave crisis
financiera, la peor desde los años 30, entre otras muchas que a lo largo
de más de tres cuartos de siglo han afectado seriamente la economía de
numerosos países.

Los órganos internacionales de prensa, los analistas y comentaristas
políticos, emplean parte del tiempo en el tema. Se considera a Obama como
el mejor orador político de Estados Unidos en las últimas décadas. Su
compatriota Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura del año 1993, la
primera de su etnia nacida en Estados Unidos que obtiene ese laureado
título, y excelente escritora, lo califica de futuro Presidente y poeta de
esa nación.

He observado la lucha entre ambos contendientes. El candidato negro, que
tanto asombró al obtener su nominación en la pugna frente a fuertes
adversarios, tiene bien articuladas sus ideas y golpea una y otra vez con
ellas en la mente de los votantes. No vacila en afirmar que por encima de
todo, más que republicanos y demócratas, son estadounidenses, ciudadanos
que califica como los más productivos del mundo; que reducirá los
impuestos a la clase media, en la que incluye a casi todos; los eliminará
a los más pobres, y los elevará a los más ricos. Los ingresos no estarán
destinados a salvar a los bancos.

eitera una y otra vez que los gastos ruinosos de la guerra de Bush en
Iraq no deben ser costeados por los contribuyentes norteamericanos. Le
pondrá fin y traerá de regreso a los soldados de Estados Unidos. Tal vez
tuvo presente que ese país nada tuvo que ver con los atentados terroristas
del 11 de septiembre de 2001. Ha costado la sangre de miles de soldados de
Estados Unidos, muertos o heridos en los combates, y más de un millón de
vidas a esa nación musulmana. Fue una guerra de conquista impuesta por el
imperio en busca de petróleo.

Ante la crisis financiera desatada y sus consecuencias, a los ciudadanos
norteamericanos les preocupa más en estos instantes la economía que la
guerra de Iraq. Los atormenta la preocupación por sus puestos de trabajo,
la seguridad de los ahorros depositados en los bancos, los fondos de
jubilación; el temor de perder el poder adquisitivo de su dinero y las
viviendas donde residen con sus familiares. Desean la seguridad de recibir
en cualquier circunstancia los servicios médicos adecuados y la garantía
del derecho a que sus hijos reciban educación superior.

Obama es desafiante, pienso que ha corrido y correrá crecientes riesgos en
el país donde un extremista puede adquirir por ley un arma sofisticada
moderna en cualquier esquina como en la primera mitad del siglo XVIII al
Oeste del territorio de Estados Unidos. Apoya su sistema y se apoyará en
él. La preocupación por los agobiantes problemas del mundo no ocupan
realmente un lugar importante en la mente de Obama, y mucho menos en la
del candidato que, como piloto de guerra, descargó decenas de toneladas de
bombas sobre la ciudad de Hanoi, a más de 15 mil kilómetros de Washington,
sin remordimiento alguno de conciencia.

Cuando el pasado jueves 30 le escribí a Lula, además de lo que conté en la
reflexión del 31 de octubre, le expresé textualmente en mi carta: "El
racismo y la discriminación existen en la sociedad estadounidense desde
que nació, hace más de dos siglos. Negros y latinoamericanos han sido allí
siempre discriminados. Sus ciudadanos fueron educados en el consumismo. La
humanidad está objetivamente amenazada por sus armas de exterminio
masivo."

"Al pueblo de Estados Unidos le preocupa más la economía que la guerra de
Iraq. McCain es viejo, belicoso, inculto, poco inteligente y sin salud."

Finalmente le añadí: "Si mis cálculos estuvieran equivocados, el racismo
de todas formas se impusiera y el candidato republicano obtuviese la
Presidencia, el peligro de guerra se incrementaría y las oportunidades de
los pueblos para salir adelante se reducirían. A pesar de todo, hay que
luchar y crear conciencia sobre esto, gane quien gane esas elecciones."

Cuando esta opinión que sostengo se publique mañana, nadie tendrá ya
tiempo para decir que escribí algo que pueda ser utilizado por alguno de
los candidatos en favor de su campaña. Debía ser, y he sido, neutral en la
contienda electoral. No es "una injerencia en los asuntos internos de
Estados Unidos", como diría el Departamento de Estado, tan respetuoso de
la soberanía de los demás países.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 3 de 2008
4 y 10 p.m.