La Asamblea General ha celebrado un debate sobre el vínculo entre la migración y el desarrollo.
La presidenta de la Asamblea, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, decía que en un mundo globalizado y donde la población no para de moverse, los países tienen que sacar provecho a los beneficios de la movilidad como una oportunidad para el desarrollo.
“El 85 % de las ganancias de los trabajadores migrantes se quedan en los países de destino”, decía Espinosa. “Así los migrantes contribuyen también al crecimiento económico de los países de destino, y a la creación de empleo, así como a la distribución de servicios”.
Además, de lo que aportan los migrantes a los países que los acogen, la mayoría de las remesas se envían a los países en desarrollo y su contribución a la economía es tres veces mayor que la Ayuda Oficial al Desarrollo. En 2017 se remitieron 600.000 millones en remesas, de las cuales 450.000 millones fueron a países en desarrollo.