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Los compradores de Pekín acaparan en los supermercados ante las pruebas masivas en un distrito

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PEKÍN/SHANGHÁI, 25 abr (Reuters) -Una orden de pruebas diagnósticas masivas del COVID-19 en el mayor distrito de Pekín hizo que los residentes de la capital china se aprovisionaran de víveres, al temer que se imponga un confinamiento similar al de Shanghái, que entró en una cuarta semana de aislamiento.

Las autoridades de Chaoyang, donde viven 3,45 millones de personas, ordenaron a última hora del domingo que los residentes y las personas que trabajan allí se sometieran a pruebas tres veces esta semana, ya que Pekín advirtió que el virus se había propagado “sigilosamente” en la ciudad durante una semana antes de ser detectado.

Conscientes de que los residentes de Shanghái tienen dificultades para conseguir alimentos y otros artículos de primera necesidad mientras están confinados, los compradores de Pekín abarrotaron las tiendas y las plataformas en internet para abastecerse de verduras, carne fresca, fideos instantáneos y papel higiénico.

Un residente de Chaoyang, de 63 años, apellidado Di, compró dos bolsas de verduras -suficientes para 8-10 días, dijo- por si acaso su edificio se sumaba a los más de una docena puestos bajo llave.

“Shanghái fue una lección”, dijo, y añadió que no cree que Pekín corra la misma suerte.

En el centro financiero, la falta de suficientes mensajeros para realizar las entregas a domicilio ha sido el principal cuello de botella del suministro, alimentando la ansiedad y el enfado generalizados.

En Pekín, cadenas de supermercados como Carrefour y Wumart dijeron que habían duplicado con creces sus inventarios, mientras que la plataforma de comercio electrónico de comestibles de Meituan aumentó sus existencias y el número de personal para la clasificación y la entrega, informó el diario estatal Beijing Daily.

Las bolsas chinas se desplomaron a mínimos de dos años por la preocupación de un posible brote en Pekín.

Una investigación de Gavekal Dragonomics publicada el viernes estimó que de las 100 principales ciudades de China por su producción económica, 57 tenían restricciones “relativamente duras” de COVID-19 la semana pasada, frente a las 66 de la semana anterior.

El número de casos de Pekín es pequeño en comparación con los de todo el mundo y los cientos de miles de Shanghái. La mayoría de las escuelas, tiendas y oficinas de Chaoyang permanecían abiertas.

El distrito alberga a muchos residentes adinerados, la mayoría de las embajadas extranjeras, así como lugares de ocio y sedes corporativas. Tiene poca industria manufacturera.

ACCESOS CONTROLADOS

En Shanghái, las restricciones draconianas seguían aplicándose de forma generalizada en toda la ciudad, pero las autoridades hicieron concebir esperanzas de un cierto respiro al afirmar que estudiarían la posibilidad de reservar las restricciones más severas para las zonas más pequeñas en torno a los casos confirmados.

“Cada recinto, cada puerta debe ser estrictamente controlada”, dijo Qi Keping, vicedirector del distrito comercial de Yangpu, en el noreste de Shanghái, en una conferencia de prensa diaria, describiendo el nuevo enfoque más específico, y diciendo que “lograría una mejor prevención diferenciada”.

Durante el fin de semana, las autoridades cerraron las entradas de muchos bloques de viviendas públicas, e incluso calles enteras, con vallas de malla metálica verde de dos metros de altura, y se publicaron vídeos en los que se veía a los residentes protestando desde sus balcones, mientras la frustración alcanzaba nuevas cotas entre los 25 millones de habitantes de la ciudad.

La policía, vestida con trajes de protección, ha patrullado las calles, bloqueando las carreteras y pidiendo a los peatones que se vayan a casa.

Aunque las autoridades afirman que han relajado algunas restricciones, la mayoría de los habitantes de Shanghái siguen confinados en sus casas o no pueden salir de sus complejos residenciales. Incluso los que pueden salir tienen pocos lugares a los que acudir, ya que las tiendas y la mayoría de los locales están cerrados.

Al explicar la necesidad de una nueva estrategia, Qi destacó la zona de Tongji New Village, en su distrito, y dijo que, aunque todos sus 6.000 residentes estaban bajo un confinamiento total, sólo unos pocos edificios residenciales registraban casos positivos y las medidas de control podían centrarse más en ellos.

Qi habló junto a otros portavoces de la ciudad.

Una mujer del distrito de Changning de Shanghái, que no quiso ser nombrada, dijo que los comentarios de Qi le dieron algo a lo que aferrarse.

“Aunque todavía estoy encerrada, estoy llorando de alegría”, dijo a través de WeChat.

El Gobierno de Shanghái informó de 51 nuevas muertes por COVID el 24 de abril, el mayor recuento diario hasta la fecha.

Esto eleva la cifra oficial de muertes a 138, todas ellas registradas a partir del 17 de abril, aunque muchos residentes han dicho que sus familiares o amigos murieron tras contraer COVID-19 ya en marzo, lo que pone en duda las estadísticas.

Los casos asintomáticos locales se redujeron a 16.983 desde los 19.657 del día anterior en Shanghái. Los contagios sintomáticos aumentaron a 2.472, desde 1.401.

Los casos fuera de las zonas en cuarentena se redujeron a 217 desde 280. Otras ciudades que han estado bajo confinamiento comenzaron a suavizar las restricciones una vez que los casos llegaron a cero.

Desde el viernes se han producido 70 casos de transmisión local en ocho de los 16 distritos de Pekín, de los cuales 46 corresponden a Chaoyang.