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Mantenerse quieto, el mayor desafío para un bailarín

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En esta cuarentena, la bailarina Agustina Galizzi continúa su entrenamiento desde casa, ya que está acostumbrada a una exigencia máxima
Por Ángela Anzo

México, 2 de abril (Notimex).— Los bailarines tratamos de manejar esto de la mejor manera posible y con muchísima paciencia, sabemos que esto tiene que acabar y que vamos a regresar al escenario para poder brindarle al publico un momento de paz, alegría y todo lo que nosotros hacemos, refiere Agustina Galizzi.

      En entrevista con Notimex, la primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza (CND) desde 2009, habló sobre cómo está viviendo este momento frente a la necesidad de mantearse en casa y no poder realizar la rutina y entrenamientos a los que estaba habituada.

      Explicó que los bailarines son personas muy activas, ya que su cuerpo está acostumbrado a trabajar constantemente en exigencia máxima, por lo que para ella el reto más importante en estos momentos es mantenerse quieta.

      “Mi rutina habitualmente comienza desde muy temprano, en la compañía todos los días iniciamos a las 10 de la mañana con clase y continuamos con ensayos hasta la 4 de la tarde, cuando tenemos funciones vamos al teatro a ensayar; evidentemente nuestro ritmo ha tenido que parar y a muchísimo menos que la mitad”.

      Sin embargo, refirió que frente a lo que se está viviendo por la emergencia sanitaria por el COVID-19 ha tratando de adaptar un lugar en su casa para hacer pilates, acondicionamiento físico y seguir entrenando, la única solución en este momento para que cuando vuelva a sus actividades no esté fuera de condición.

      Agustina, quien ingresó en el año 2000 a la CND, señaló que la compañía tenía funciones programadas para todo el trimestre, con el programa de Cri-Cri y otras presentaciones en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y el Palacio de Bellas Artes, espectáculos que se han tenido que cancelar y están en espera de ser reprogramados.

Despertar creativo

Pese a la complicada situación, para la bailarina originaria de Buenos Aires, Argentina, esto también puede tener un lado positivo, ya que con el cuerpo quieto se despierta la creatividad y comienzan a surgir nuevas ideas, planes y proyectos, lo que le ha permitido hacer otras cosas e involucrarse en otras áreas.

      “En lo particular estoy tratando de compartir más con mi familia, seguir las pasiones que tengo y no puedo hacer habitualmente, tomarme el tiempo para cocinar o para leer. Además de ser bailarina estudio Psicología y ahora tengo la oportunidad de estar más atenta a mis estudios”.

      Destacó que en estos momentos la tecnología juega un papel fundamental y tiene un punto a su favor, ya que gracias a estas nuevas plataformas se puede hacer una infinidad de cosas, e incluso para los bailarines es una oportunidad de mostrar cómo viven esta cuarentena y llegar a un mayor número de personas.

      “También representa la posibilidad de tomar clases virtuales o conocer el trabajo de otras grandes compañías del mundo, las cuales se están valiendo de estos canales para dar clases virtuales e incluso ofrecer funciones, lo que representa abrir el mundo de la danza a las redes sociales”.

      La primera bailarina, en cuyos roles destacan “Giselle” y “El lago de los cisnes”, apuntó que en estos momentos cada uno debe ser muy consciente de lo que está sucediendo en el mundo y tomarse un tiempo para reflexionar sobre la vida, para reconectar con su interior, sus seres queridos y la familia.

      Para concluir, externó que para mantener la mente, el cuerpo y las emociones en armonía es necesario mantenerse activos, por ello, invitó al público a realizar actividades que muchas veces por falta de tiempo no puede hacer, en espera de que pronto todo vuelva a la normalidad y los bailarines puedan retomar lo que aman: “seguir bailando y entretener al público”.