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México en vías de un subdesarrollo profundo

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A todo esto refiere el artículo “The World Turned upide down”
aparecido el pasado 17 de abril en el semanario The Economist cómo una
introducción al número especial de innovación en los mercados
emergentes.

Quizás la pregunta fundamental del artículo es la que refiere, con
cierta sorpresa, al hecho de porqué aquellos países que
tradicionalmente se identificaban con mano de obra barata, ahora son
considerados cómo los íconos de la innovación. La respuesta inmediata
y emancipadora refiere al que la explicación más lógica y contundente
es que las empresas locales está inmersas en sueños de gran dimensión.

La razones – refieren los autores – pueden girar alrededor de dos
espectros. El primero, la ambición: querer progresar, se vale. Y el
segundo, el temor: aquellos países pequeños que siguen en el esquema
de mano de obra barata logran penetrar algunos mercados de manera
incontrolable, haciendo competencia fuerte hasta entre los medianos.
Un reporte reciente del United Nations World Investmente Report
calcula que hay cerca de 21,500 multinacionales instaladas en los
mercados emergentes. También hay por supuesto, empresas locales en
dichos países que compiten con sus pares en el mundo. El artículo
refiere de manera muy particular a los casos de empresas de la Brasil,
India, China y Rusia e ilustra cómo algunas han crecido de manera
considerable sus inversiones y desempeño económico. Las grandes
trasnacionales invierten ahora grandes cantidades de dinero en
centros de investigación en algunos países emergentes; algunas incluso
manifiestan que el 70% del crecimiento económico mundial en los años
venideros, serán producto del desempeño de dichos países emergentes:
incluso algunos aventuran que el 40% vendrá, tan solo de dos países,
China e India.

En otros estudios recientes, incluyendo
http://www.itif.org/publications/looking-jobs-look-it se refiere cómo
la tecnologías de la información han contribuido de manera
considerable en el crecimiento sostenido de algunos sectores de la
economía de los Estados Unidos de América, a pesar de la recesión en
otros sectores. Esto quizás explica porqué China produce 75,000
graduados en ingeniería y tecnologías de la información, siguiéndole
no muy lejos India con 60,000 cada año.

Las ingeniería y las tecnologías de la información requieren de
fuertes inversiones para poder mantener esquemas de innovación y
competitividad sostenibles. China e India, además de coordinar sus
inversiones en educación de alto nivel, algo deben de hacer para ser
tan atractivas para las inversiones. De las 500 empresas enlistadas en
la revista Fortune, 98 de ellas tienen centros de investigación y
desarrollo tecnológico en China y 63 en la India. La empresa General
Electric han hecho un inversión de 50 millones de dólares para
construir su centro de investigación en el séctor de Salud en la
India, el más grande del mundo para GE. Cisco ha invertido cerca de 1
billón de dólares en la misma ciudad Bangalore. En cuanto a recursos
humanos, las empresas líderes de los sectores industriales ávidos de
manejo intensivo de conocimiento, están sentando sus plantillas de
empleo en países en desarrollo. Cómo ejemplo tenemos a la consultora
Accenture cuya fuerza de trabajo concentra ya un 25% de su personal en
la India.

La innovación en dicha entidades no significa simplemente invertir en
otro lugar; los nichos de mercado se van diversificando y es cada vez
más necesario ampliar y repensar tanto productos como sistemas de
distribución: lo que implica una fuerte y ferrea innovación en modelos
de negocio y producto.

Tanto en India como en China se espera que millones de gentes ingresen
en la clase media y por ende se conviertan en consumidores de cada vez
más y mejores productos. Su mercado interno es un gran reto para
empresas tanto locales como foráneas.

En ambos países, entre la piratería y otros factores, hacen de la
creatividad la sola herramienta para diversificar y extender los
requerimientos de actualización de los productos. Así cómo en Japón,
la creación de filosofía Just-in-time generaron esquemas innovadores
de operación también paliaban los enormes costos de inventarios. De la
misma manera, los mercados emergentes están transformando problemas en
ventajas.

Es cada vez más común que las grandes empresas adopten un esquema de
innovación policéntrico. Además la naturaleza misma de la innovación
tiene que ser repensada y sobre todo, reasimilada. Tenemos la
costumbre de relacionar la innovación con grandes cambios tecnológicos
en las altas esferas de poder adquisitivo y que después se trasminan a
las masas; sin embargo muchas de las más importantes innovaciones
consisten en un continuo , constante e incremental mejora en procesos
y productos que atañen a consumidores potenciales al centro o al
fondo de la pirámide de ingresos. Esto hace de los mercados emergentes
un gran polo de atracción para las innovaciones por venir: cómo hacer
y desarrollar productos y organizar procesos de forma inteligente para
que puedan llegar a millones de consumidores.

Los mercados emergentes también le ponen buena cara al mal tiempo. El
informe del 2009 del Pew Global Attitudes Project confirma cómo el 94%
de los ciudadanos de la India, el 87% de los Brasileños y el 84% de
los Chinos están satisfechos con su nivel de vida y la mayoría confía
en que sus hijos tendrán una mejor vida que ellos. Los autores nos
recuerdan una de las frases de Churchill, dónde hay que ver
oportunidades en cada dificultad y no dificultades en cada
oportunidad.

¿ Y México apá ?

La primera pregunta que surge en mi mente es sobre el rol de México en
todo esto. Obviamente que seguiremos pintando en el mapa de las
naciones pues tenemos un pasado heroico y bonita playas. Pero ya no
está claro si somos parte del mundo subdesarrollado o del tercer mundo
o un país en desarrollo o peor aun, un país en vías de subdesarrollo,
pues según las encuestas, no es que seamos muy optimistas ni que
nuestra economía pinte en alguna dirección clara.

Tampoco vemos muy cercano el día en que nuestra economía sea atractiva
para la inversión extranjera en la conformación de centros de
investigación y desarrollo para la región, ni que haya grandes
iniciativas ni federales ni estatales para conformación de centros de
investigación de vanguardia. Basta con leer un poco sobre el destino
incierto de grandes iniciativas (INMEGEN) o de científicos
prometedores (caso Terrones). Para no ir a casos más complejos, no
podemos terminar una Megabiblioteca !!!!

Una de las conjeturas iniciales del referido artículo menciona sobre
el hecho de que un sustento enorme para el aseguramiento en las
grandes incursiones de innovación se debe a que son las empresas
soñadoras las que están detrás de los casos de éxito. Conociendo un
poco a la comunidad científica mexicana, no es difícil entender que
desde el punto inicial es que tenemos una posible fractura. No es raro
escuchar a los académicos opinar de forma muy negativa sobre cualquier
incursión de la iniciativa privada en el mundo académico.
Hemos hecho algunos esfuerzo para llevar el constructivismo a las
aulas, desde primaria hasta posgrado haciendo uso de las tecnologías
apropiadas y por lo general no es difícil convencer a los colegas
externos de proceder en esa dirección. Nuestro amigo Fred Martin
(creador del RedBrick, abuelo de los productos Minstorms de LEGO) lo
explica muy claramente en su tesis doctoral (recomiendo de forma
particular leer la introducción en
http://www.cs.uml.edu/~fredm/cher/el-publications/Theses/Martin/) : la
única forma de recuperar y retomar el interés de la gente en
ingenierías es haciéndo lo atractivo más visible y siguiendo el
término acuñado por Fred, más “engaging”, y esto solo se logra
haciendo partícipe al estudiante en el proceso y no tanto en el
resultado de la actividades.

Así de simple, mientras que los académicos sueñen principalmente en
publicar sus resultados solo en revistas científicas y los empresarios
sueñen solo en generar ganancias y ninguno en compaginar sus intereses
y riqueza con la innovación, difícilmente se darán los espacios de
forma masiva para la generación de un país innovador.
Lo que no es cosa de sueño, sino a veces de pesadilla, es la
incomprensión y desconocimiento que se tiene de la propiedad
intelectual e industrial y que en aspectos de tecnologías de la
información tiene matices complejos. No es aquí el lugar ni el momento
– ni yo la persona – para dar una cátedra sobre propiedad intelectual,
pero existe muchísima información gratuita y además, el IMPI hace una
maravillosa labor en la promoción de la propiedad industrial que poco
se aprovecha por el sector, sobre todo académico. Pocas son las
instancias universitarias que dan certidumbre a sus estudiantes sobre
el enorme mercado al que se ven inmersos ingenieros y licenciados de
todo el mundo al entrarle de frente al mundo legal de la innovación.
En México deberíamos repensar la innovación y los costos sociales,
económicos y políticos que acarreará el no tomar a serio lo importante
que es incursionar en la innovación cómo modo de vida. El costo social
de simplemente importar bienes de consumo es la pérdida de identidad y
la tendencia la tan odiada globalización y homogenización de la
cultura. Se puede innovar en cine, música y en todas las demás
expresiones artísticas. Siempre será más caro importar objetos y
productos que hacerlos cómo economía partícipe de algún eslabón de la
cadena de producción. El mercado no es tan perfecto y por lo mismos
requiere de políticas de estado que generan esos espacios de
interacción. Ser un país con vocación eterna para estar en vías de
subdesarrollo no se comparte con ningún discurso de renovación cómo
el tan necesario para la consolidación de nuestra democracia.