En 1967, el psicólogo estadounidense Stanley Milgram ideó una nueva manera de probar la teoría, que él llamó "el problema del pequeño mundo". El experimento del mundo pequeño de Milgram consistió en la selección al azar de varias personas del medio oeste estadounidense, para que enviaran tarjetas postales a un extraño situado en Massachusetts, situado a varios miles de millas de distancia. Los remitentes conocían el nombre del destinatario, su ocupación y la localización aproximada. Se les indicó que enviaran el paquete a una persona que ellos conocieran directamente y que pensaran que fuera la que más probabilidades tendría, de todos sus amigos, de conocer directamente al destinatario. Esta persona tendría que hacer lo mismo y así sucesivamente hasta que el paquete fuera entregado personalmente a su destinatario final. Aunque los participantes esperaban que la cadena incluyera al menos cientos de intermediarios, la entrega de cada paquete solamente llevó, como promedio, entre cinco y siete intermediarios
Esta referencia teórica y científica nos permite aplicar un simple razonamiento lógico a los que posiblemente estén vinculados en el caso de Cecilia Flores. Si la teoría aplica a cualquier sujero en el planeta, la realidad en Yucatán, un sitio mucho más chico y menos estrecho las relaciones sociales son muy donde todo el mundo se llega a conocer.
Por ello no es extraño que dentro de la pirámide que se construyera en la banca paralela que operó dentro del Palacio Municipal existan muchos otros inversionistas, de todos los sectores sociales y colores partidistas que vieron una oportunidad de ganar más dinero.
No es justificación, pero en un sentido más amplio no hay que satanizar a todos estos por querer ganar más dinero. Nuestro país, con la precaria economía que viene desde muchos años atrás, que tampoco el “gobierno del cambio” ha querido cambiar, la informalidad se vuelve un escenario ideal para conseguir más de lo que uno tiene.
Claro que no afirmó que cualquier actividad informal sea lícita, ética y moral. Pero ya ven como resultó fácil y sencillo para las “honorables y distinguidos panistas”, que nos aseguraban y garantizaban en no usar el poder para el beneficio personal, que son humanos y pueden caer en las seducción de, los bien llamados por Beatriz Zavala, vicios del poder
Que si están vinculados o no, los hoy denunciantes con autoridades del gobierno del Estado, es un hecho intrascendente y mínimo. No justifica la descalificación de una investigación que tiene que estar en manos del poder Ejecutivo, y seguramente Federal cuando se tipifique los delitos en este ámbito como tráfico de influencias y evasión fiscal.
¿Qué nos dirán cuando estén en ámbito federal? Seguramente si rascan un poco más, también encontrarán vinculaciones y relaciones.
Por cierto, quienes censuran con notas periodísticas estos vínculos, se olvidan que el ex gobernador de Yucatán está, por el hermano, vinculado familiarmente con la hija de Víctor Cervera Pacheco.
