En contraparte, en nuestro país, se toma la decisión de crear y extender la tasa impositiva. El “presidente del empleo” decreta la extinción de una empresa, que si bien era un lastre para la economía y desarrollo del centro de la República, como resultado de la medida hoy más de 45,000 son ex trabajadores, engrosando el índice de desempleo en México.
¿Estás son las medidas que México necesita para salir de la crisis?
Da envidia, de la buena, ver a otros países, como es el caso de Brasil, que la crisis la ha visto como oportunidad para el crecimiento y desarrollo. Son conscientes de una disminución impositiva para recaudar más, donde la sociedad apoya su gobierno ante los signos y hechos que dan confianza en las acciones de gobierno.
En nuestro país sucede lo contrario. No hay confianza, no hay apoyo, no hay unión de esfuerzos. La cabeza, el presidente Felipe Calderón, se enoja ante la impotencia de su mandato y arremete contra los empresarios. Aquellos que hace poco fueron la fortaleza del triunfo ante el populismo de su contrincante que no supo canalizar la energía democrática, por lo que, sucumbe ante el poder e intereses económicos del grupo de poder económico del país.
Parecería que no hay solución al problema del país. Lo peor es la negación de la realidad. La cerrazón de las autoridades hacendarias, encargadas de la planeación y control de las políticas financieras del país, de atender los reclamos de la ciudadanía y de los expertos, como así sucedió en esta semana con las opiniones del premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, nos muestran un Estado bronco y tosco, alejado de la racionalidad y la prudencia.
¿No sería necesario, ante los hechos, un cambio en la dirección del país?
Eso es lo que durante estos dos años siguientes, que culminarán en el tercero con las elecciones, el dilema de los mexicanos.