En el discurso de la noche de la elección, la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota aceptaba no sólo que las tendencias no le favorecían, sino que también, llamaba hacia la reflexión al interior del PAN para recuperar principios y lineas de acción política para volver a ser una oṕción de gobierno.
El día de ayer el Presidente Felipe Calderón, en entrevista con Ciro Gómez Leyva en Milenio, manifestó: “Yo afirmo y creo que hay que refundar al PAN, hay que reconstruirlo desde los cimientos hasta la cúpula, piedra por piedra. Eso implica una labor titánica que me parece que debemos emprender todos los que queremos, no sólo queremos al PAN, sino que sabemos que es una opción necesaria en la vida política de México”; y más adelante dice ” … esas cosas duelen (por la derrota), pero, insisto, es la decisión. Jugaron varias cosas, puede ser el gobierno, yo asumo la responsabilidad que me corresponde; pudo ser el partido, la selección de sus candidatos, la formación de sus cuadros, la estructura que debió haberse formado hace tiempo. Pudo haber sido la estrategia de campaña, el discurso. Qué se yo. Son muchos factores los que finalmente derivan en el voto.”
Dos ideas semejantes en cuanto al fondo y análisis de un descalabro que significa no sólo haber perdido la presidencia de la República, sino todas las elecciones estatales en juego ese día 1 de julio de elección, responsables, comprometidas y reconocidas en el contexto de los valores democráticos. No es fácil, sin duda, después de una derrota mayúscula que invita, a decir del mismo Gustavo Madero, a la reflexión profunda dentro del partido, a lo que se suma Felipe Calderón al hablar de una “refundación” del partido.
Sin embargo, en el PAN local las cosas no nos así. Aún cuando la distancia entre el ganador Rolando Zapata y Joaquín Díaz Mena era estrecha, el segundo tardó en reconocerle la derrota, no sin antes insultar a los miles de electores que a interpretar ante lo que dice “huacho” son corruptos por aceptar participar en la compra de votos. Para que quede más claro, es un fenómeno muy interesante que el elector yucateco votó de forma diferenciada, lo que significa que tuvieron la inteligencia de buscar un equilibrio en el ejercicio del poder.
La lectura política es que el pueblo ha dado una oportunidad a todos, tanto para el PAN y para el PRI, en la necesidad de buscar los consensos y la negociación para que así todos salgamos ganando, independiente del color o partido al que uno pertenezca.
Pero es tanto el encono personal o los intereses que peligran que en lugar de darse cuenta de esta decisión y llamado de la ciudadanía, que han recurrido a la violencia en los municipios que han perdido, como es el caso de Tizimín donde tanto el presidente panista como el diputado Pedro Couoh han participado. Inclusive al grado absurdo de acudir al despacho de la gobernadora el presidente del partido y sin aceptar la explicación de que la titular no se encontraba en esos momento, no le importó empujar, patear y entrar a la fuerza para constatar que no se le estaba mintiendo.
¿Es así como se logrará la reflexión interna y profunda? ¿Es el camino de la imposición violenta como el PAN quiere hacer valor sus propios intereses?
Es claro que hay dos lenguajes, dos discursos y dos lineas de acción. Por lo menos en el equipo de Joaquín Díaz Mena y sus seguidores que por ser noticia destacada sobresalen de otros panistas que realmente entienden lo dicho tanto por Felipe Calderón y Josefina Vázquez y creen que urge llevar acabo esa reflexión.
Mientras en la Federación se toma de forma madura la derrota y se asume un papel crítico hacia el futuro; el grupo liderado por el candidato perdedor Joaquín Diaz Mena arremete contra las instituciones, insulta al pueblo yucateco que decidió y hasta le regresó la Alcaldía de Mérida, violenta y divide a la sociedad.
¿Hasta cuándo los verdaderos panistas, lo que aman y se comprometen con los ideales de su partido, seguirán tolerando este grupo de agitadores?
