Inicio Análisis político Alejandro López Munguía PRI en el fango, urge cambio de dirigencia nacional

PRI en el fango, urge cambio de dirigencia nacional

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I. El pasado domingo 2 de junio el PRI volvió a perder estrepitosamente en las elecciones que se celebraron en 6 entidades federativas. El patrón se repitió. Sufrió el repudio de su propia militancia. Las cosas en el PRI están igual que cuando perdieron el 1 de julio del 2018, cuando además de perder la Presidencia de la República, cayeron al tercer lugar como fuerza política en el país.

II. El rechazo es la evidencia de que al PRI le urge un nuevo liderazgo nacional. Uno que cambie de fondo la forma de conducirlo, basando la nueva dinámica en la participación de la militancia y el respeto fiel a lo establecido en sus estatutos.

III. Al PRI le urge una reforma profunda en su forma y en su fondo. Necesita de alguien que no comulgue con las cúpulas, que no las complazca, que no las encumbre en detrimento de los miles de militantes que aún tiene.

IV. El PRI perdió el 2 de junio entre otras cosas, por la inercia maldita heredada por la política Peña Nietista, que privilegió la política de favores a sus incondicionales, a sus serviles, a sus aplaudidores. El PRI fue sometido al capricho de la amigos del Presidente, de los súbditos de los gobernadores, de los amigos de los gobernadores, y de los caciques que aún existen.

V. Si el PRI quiere seguir viviendo y salir del fango, deberá romper con esa maldita influencia de las cúpulas. He aquí la relevancia de las declaraciones realizadas por Francisco Labastida, ex Candidato Presidencial del PRI en el año 2000, en el sentido de que Alito Moreno, gobernador de Campeche no debe ser el Presidente del CEN del PRI, porque sometería al partido a las órdenes del gobierno de AMLO. Es decir, a la cúpula Morenista.

VI. De hecho, Alito Moreno busca el apoyo de los gobernadores, de las cúpulas pues. Para garantizar según, su “triunfo”. No entiende Alito que eso es lo que la militancia repudia y desprecia: la política de cúpulas. Hoy los gobernadores solo representan a sus leales y ya vimos que esos no alcanzan para mucho.

VII. “Alito” Morena, digo Moreno, no garantiza cambio, sino continuidad y sometimiento al régimen de AMLO. Con él, el PRI perderá su poca esencia y sus débiles posibilidad de competir en el futuro.

VIII. Para Labastida Ochoa, y seguramente para miles de priístas más, hay otras alternativas, están Ivonne Ortega y José Narro. Aún se recuerda el año pasado cuando la ex gobernadora de Yucatán, presentó al CEN del PRI un millón 400 mil firmas de priístas acreditados que la avalaron para ser la candidata a la presidencia que recayó en la figura de José Meade.

IX. Por cierto, se recuerda que Peña Nieto le encargó a Alito emplearse a fondo durante la asamblea del tricolor del 2018, realizada en Campeche. Precisamente para que garantizara la imposición de Meade. Alito siempre juega a favor de las cúpulas.

X. De 6 elecciones celebradas el 2 de junio el PRI no ganó nada relevante. Sí, le urge el cambio de dirigencia. Pero una diferente a la que se tiene. Como está da pena ajena.

La neta del planeta. El PRI debe emitir la convocatoria a la voz de ya. La militancia exige el cambio para dejar atrás esa maldita inercia perdedora.