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Rolando y Ramírez Marín se disputan el control del PRI. “Pumba” solo es un peón.

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Rolando y JC Ramírez se disputan el PRI, “Pumba” Torres un peón en el tablero.

El PRI está viviendo una disputa “grotesca” entre dos grupos de la cúpula, donde la imposición, el influyentismo y la dedocracia imperan galopantemente, pasando por encima de la dignidad de la militancia. En una esquina está el ex Gobernador Rolando Zapata y por el otro, el encabezado por Jorge Carlos Ramírez Marín quien lidera a la triada integrada por él mismo, Pablo Gamboa y Francisco Torres Rivas.

No es que Francisco “pumba” Torres se haya quedado fuera de la carrera por la diputación al distrito 1 local, sino que, como buen “peón”, recibió la orden de “aguantar” para no dejar la plaza en manos del ex Gobernador Rolando Zapata Bello.

Y es que, la jugada parecía perfecta para el ex mandatario, quien ya perfilaba el relevo para Torres Rivas.

A Jorge Carlos Ramírez Marín le conviene tener a Torres Rivas en el cargo de presidente del PRI, para tener margen de maniobra y fortalecer su candidatura y la de sus candidatos.

Las cartas están sobre la mesa, el duelo es especialmente entre dos pesos pesados: Rolando Zapata Bello y Jorge Carlos Ramírez Marín. En el pasado fueron aliados, en el presente, ya no tanto. En el futuro, ni pensarlo.

Como antecedente, en el 2018 Rolando apostó por Mauricio Sahui y condenó a Ramírez Marín a jugar sus cartas en el centro del país, donde obtuvo la candidatura al Senado. Desde allí se movió solo, siendo el único que ganó su elección. Rolando también se deshizo de Pablo Gamboa y despreció a “Pumba” para la alcaldía de Mérida.

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A Ramírez Marín siempre le quedó claro que no sería un candidato “monigote” como lo fueron otros. Por eso promovió alianzas con Don Emilio Gamboa, para darle espacios a su hijo Pablo y asegurarle que a pesar de perder la elección, será diputado federal y con ello, mantendrá las posibilidades de postularse en el 2024 a la gubernatura o bien, hacer un frente común para presentar una candidatura muy fuerte ese año.

El famoso “Prócer” yucateco no permitiría que su candidatura fuera de caricatura. Por eso cuando se dio cuenta que saldría perdiendo mucho, ordenó a Torres Rivas no registrarse como pre candidato a diputado por el distrito 1. La negociación estaba cambiando, ahora “Pancho” exige una diputación plurinominal, con lo que Ramírez Marín aumentaría el número de posibles legisladores estatales a su favor y con ello, se apuntala. Con la plurinominal segura, no importa que Rolando se quede con la presidencia del partido.

Y a todo esto, ¿quién sale ganando?, la militancia no; la población tampoco; la democracia, menos. ¿Qué ganan los yucatecos con un diputado plurinominal como Francisco Torres Rivas que se ha convertido en un político vividor del erario partidista?, nada. Con él, no habrá trabajo legislativo, solo pachanga legislativa y el pueblo se dispondrá a mantener a un grupito de vividores de la política durante tres años.

Lo que estamos viendo desde afuera, es un capítulo más de la novela de destrucción interna que padece el PRI. Y parece increíble pero es cierto, aunque el tricolor está sufriendo una desbandada, la cúpula se está despedazando al disputarse de forma caníbal todos los espacios. Mientras tanto, miles de priístas ya están en otras trincheras, y muchos más están tocado puertas de otros hogares. Al PRI se le viene una derrota descomunal.