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San Juanico

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Hace unas cuantas semanas, una amiga relató un evento que llamó mucho mi atención, las explosiones de San Juan Ixhuatepec de 1984, y hoy, se los comparto.

En los años 60, fue establecida una planta de almacenamiento y distribución de PEMEX en San Juan Ixhuatepec, que se encuentra a las afueras del estado de México, la única condición fue que no se construyeran casas en un perímetro de 300 metros a la redonda, porque era una zona industrial de alto riesgo, sin embargo, la sobrepoblación que se hacía cada vez más presente dio como consecuencia que esa condición se ignorara.

En aquella planta había 6 esperas gigantes y 48 cilíndricas contenedoras de gas LP.

19 de noviembre de 1984, dando las 5:30 de la madrugada, se dieron una serie de explosiones de tipo BLEBE, por sus siglas en inglés “Expansión explosiva del vapor líquido en ebullición”, debido a un sobrellenado de una de las tuberías lo cual provocó que se terminara rompiendo, ya que las válvulas de corte y alivio no funcionaron. Una de las primeras explosiones, se registró 10 minutos después, dañando 6 cuadras a la redonda; la segunda explosión, que fue la más severa, alcanzó una altura de 2000 metros y un diámetro de 300, siendo capaz de destruir edificaciones.

Las personas que se encontraban a una distancia considerable, al momento de escuchar las explosiones salieron de sus casas, sin saber que el lugar menos seguro eran las calles; una lluvia de fuego las alcanzó, formando un terrible y angustiante escenario de antorchas humanas corriendo, cientos de cabezas de ganado y otros animales domésticos también fueron afectados.

Dieron las 6 de la mañana, cuerpos de bomberos y médicos llegaron al lugar para brindar su apoyo, las casas que estaban medianamente estables sirvieron de clínicas improvisadas para ayudar a aquellos que sufrieron quemaduras graves. Los bomberos hicieron todo lo posible por controlar las llamas de las esferas gigantes, en un acto más heroico que prudente.

El entonces presidente Miguel de la Madrid, recorrió el lugar a las 11 de la mañana, ordenando que se brindara todo el apoyo necesario. Siendo medio día, todos los habitantes habían sido desalojados.

Pasaron más de 18 horas para que las llamas se terminaran por extinguir. La cifra de los muertos varía entre quinientas y seiscientas personas, aunque los pobladores aseguran que fueron más de dos mil, ya que muchas personas, debido a la cercanía en la que se encontraban, fueron desintegradas. Este hecho hizo imposible dar una cifra exacta, aunado a que, los cadáveres, calcinados, eran metidos en un mismo féretro.

Jamás se podrá olvidar, y quedará marcado en la historia, aquel desfile de ataúdes enterrados en fosas comunes.

El 22 de diciembre, la procuraduría general de la república informó de manera oficial las causas del siniestro; culpabilizando a PEMEX, ésta se comprometió a pagar los daños materiales y las indemnizaciones correspondientes.

Estamos a 33 años de aquella tragedia que dejó una cicatriz en las personas de aquel poblado llamado, San Juanico. México, sociedad y gobierno, no puede ser indiferente ante este y otros sucesos que involucren, por una mínima o máxima cantidad, pérdidas humanas. Tenemos que aprender de nuestros errores para que, en un futuro, podamos garantizar, firmemente, la seguridad de la ciudadanía.