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Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí

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HOMILÍA

DOMINGO ÚLTIMO DEL TIEMPO ORDINARIO

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Ciclo C

2 Sam 5, 1-3; Col 1, 12-20; Lc 23, 35-43.

 

“Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí” (Lc 23, 42).

 

 

                Ki’óolal lake’ex ka t’aane’ex ich maya, kin tsik te’ex ki’imak óolal yéetel in puksi’ikal. Bejla’e’, táan kiinbensik Jesucristo, u Ajawil tuláakal yookolkab, yáax u teen k kinbensik u  kiinil laico’ way tu lu’umil México’ yéetel u nojoch Yuumil beato mártir Anacleto Gónzalez Flores, máax tu ya’alaj taan u kiímile’: Tene’ kin kíimi’, ba’ale’ Yuum Kue’ ma’ tu kiimi’¡ Nojbe’enil Cristo Ajaw!

 

 

                Muy queridos hermanos y hermanas, les saludo con el afecto de siempre y les deseo todo bien en el Señor, en este último domingo del Tiempo Ordinario, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo y primera celebración del “Día de los Laicos” en México, con su patrono el beato mártir Anacleto González Flores.

 

                Bajo el lema “Laicos de brazos abiertos”, el día de ayer hubo una gran concentración en el parque Bicentenario de Silao, Guanajuato, a los pies de la grandiosa imagen de Cristo Rey en el Cubilete, donde asistió una representación de laicos de cada una de las diócesis de México, sin faltar la delegación yucateca. Aquí tenemos hoy domingo, a las 8:15 de la mañana, una misa concelebrada por un servidor y nuestro Obispo Auxiliar, Don Pedro Sergio de Jesús Mena Díaz, con la participación de la Acción Católica y los distintos grupos y movimientos laicales de nuestra amada Arquidiócesis.

 

                Recordemos que los laicos son todos los bautizados que no han recibido el sacramento del Orden, o que no han emitido votos religiosos. Tengamos presente también que Anacleto González fue laico, casado y abogado de profesión. Estuvo en el Seminario de Guadalajara, lugar en el que fue muy apreciado y valorado por todos, de donde le vino el apodo de “El Maestro” (o “El Maistro”), ya que con frecuencia le pedían suplir a los maestros en clases y lo hacía muy bien. Sin embargo luego descubrió que Dios lo llamaba a servirlo como laico.

 

                Él tenía un lema que decía: “Que mi último grito en la tierra y mi primer cántico en el cielo sea ¡Viva Cristo Rey!”. Y se le concedió, pues él, al igual que muchos otros mártires de la época cristera, gritó al morir: “Yo muero, pero Dios no muere. ¡Viva Cristo Rey!”. Antes de morir, chorreando su boca de sangre, invitó a sus compañeros de martirio a rezar en voz alta el acto de contrición, y al jefe de las armas le dijo: “General, perdonó a usted de todo corazón; muy pronto nos veremos ante el tribunal divino, el mismo Juez que me va a juzgar será su juez; entonces tendrá usted un intercesor en mí con Dios”.

 

                Él no animó la guerra armada, sino que fue llamado el “Gandhi Mexicano”, por promover manifestaciones pacíficas contra las leyes masónicas que se perpetraban contra la Iglesia y la fe de todos sus fieles. Escribió muchos artículos en periódicos y tuvo una publicación propia. En sus escritos y discursos siempre animaba a no quedarse sólo en los templos, sino a llevar la fe a los espacios públicos, especialmente de la escuela y las universidades. Decía que los católicos debían salir a defender pacíficamente su fe y las buenas costumbres. Una vez señaló: ¡Cuántos han perdido la llama del combate por la fe en aras de un indiferentismo o relativismo religioso que disfrazan de caridad y ecumenismo!”.

 

                Cabe señalar que era un hombre muy piadoso, que recibía los sacramentos con toda la frecuencia posible, además que fue muy estrecho colaborador de su arzobispo, Don Francisco Orozco y Jiménez, quien fue desterrado y perseguido a muerte. Él estaba convencido de que si los católicos despertaban de su letargo, las leyes anticlericales no iban a prosperar. Fue además creador de la Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), cuyo lema es desde entonces: “Por Dios y por la Patria”.

 

                ¡Qué mejor patrono para todos ustedes, hermanos laicos! Estoy convencido, y lo he escuchado de algunos laicos, que el mensaje de Anacleto es muy actual, por lo que es necesario que todos los católicos de hoy, fortalezcan su espiritualidad con la escucha de la Palabra y la frecuencia de los sacramentos, especialmente el de la sagrada Eucaristía. Así fortalecidos deben luchar pacífica pero tenazmente en la defensa de los valores humanos y cristianos que hoy se están perdiendo, no casualmente, sino por la persistencia, astucia, fuerza económica y política de quienes vienen promoviendo todo esto desde hace años a nivel internacional, atentando contra la vida de los no nacidos así como de los que están en el extremo de su vida; atentando también contra el núcleo sagrado de la familia, contra la conciencia de niños y jóvenes mediante los sistemas educativos.

 

                A todos los gobernantes del mundo les conviene tener una fe auténtica en el verdadero Dios, que es único, considerándose sus servidores y representantes, como servidores también del pueblo, sabiendo que a Él darán cuenta de su gobierno. Actuando así pueden llegar a ser excelentes gobernantes y caminar en santidad. Ojalá que ninguno esconda su fe, y si pertenece a alguna Iglesia, que no lo niegue, sirviendo a todos por igual, promoviendo la completa libertad religiosa, además del apoyo para que cada religión o iglesia cumpla con su cometido. Estos gestos traen consigo paz y progreso a las comunidades.

 

                El segundo rey en Israel fue David. Hoy la primera lectura tomada del Segundo Libro de Samuel, nos habla de cómo ascendió David al poder, cuando el pueblo lo eligió como su pastor y su guía; siendo así ungido en la presencia del Señor. Recordemos que todos los bautizados fuimos ungidos,  vueltos a ungir en la Confirmación, para vivir una vida al servicio del Reino de Dios en el mundo, esperando participar en el cielo de su Reino en plenitud. Si reconocemos pues, el reinado de Cristo, viviremos con humildad nuestra dignidad regia de cristianos, sirviéndonos unos a otros.

 

                Dice la segunda lectura, tomada de la Carta de San Pablo a los Colosenses que, el Padre “nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz” (Col 1, 12). Sin embargo, tristemente muchos son los que prefieren volver y continuar en las tinieblas del pecado. La obra ya está realizada, pues como dice el texto: “Él nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado” (Col 1, 13). Si nos hemos alejado, siempre es posible regresar.

 

                El texto del santo evangelio de hoy, según san Lucas, nos dice que las autoridades judías y los soldados se burlaban de Jesús, y del letrero que pusieron sobre su cabeza en la cruz, que decía la causa de su condena: “Este es el rey de los judíos” (Lc 23, 38). El letrero estaba escrito en griego, latín y hebreo. Es por eso que nuestras cruces tienen la inscripción ‘INRI’, que son las iniciales en latín de ‘Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum’. Por lo que le gritaban: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo” (Lc 23, 37).

 

                De este modo, Jesús al permanecer en la cruz hizo triunfar el reino del amor, salvándonos a todos con su muerte y resurrección. Hoy pareciera que educamos a los niños y jóvenes con el pensamiento de “sálvate a ti mismo y deja el mundo que ruede”. De una y mil maneras parece que les decimos: “Busca tu éxito a como dé lugar y gánale a los demás”. Esto es individualismo puro, totalmente contrario a la enseñanza y el testimonio de Cristo. Recuerdo en mis primeros años de seminario, a un sacerdote que no era mi formador, el cual cada vez que me veía preguntaba: “¿Ya le ganaste a Miguel?”. Él se refería a las calificaciones, pero aunque era un buen sacerdote, la idea que me infundía no era según el testimonio y enseñanza de Jesús, sino de acuerdo al individualismo competitivo del mundo.

 

                A todos nos gusta acercarnos a los triunfadores, felicitarlos y aplaudirles, pero hoy en el Evangelio uno de los ladrones crucificados con Jesús, nos da un magnífico ejemplo, porque viendo a Jesús a punto de morir, e insultado por la autoridades, cree en él y en su Reino, pidiéndole con humildad: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Más asombrosa aún es la respuesta de Jesús, quien le dice: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 42-43).

 

                Busquemos servir apasionadamente a Cristo Rey aquí en la tierra, y con un amor encendido sirvamos a su Cuerpo que es la Iglesia; no sólo sus ministros, sino toda la Iglesia junta, tratando de fortalecer nuestra fe y nuestros valores humanos y cristianos.

 

                Les esperamos a todos, tanto a los movimientos laicales, como a los laicos en general, que quieran asistir mañana lunes a una reflexión sobre “La Misión del Laico en el Mundo Actual”, misma que impartiremos Mons. Pedro Mena y un servidor, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en la colonia Alemán, a las 20:00 hrs.

 

                Que María Reina nos guíe en esta campaña de acercar a nuestra sociedad, el Reino de Cristo.

 

                ¡Muchas felicidades a todos en el “Día del Laico”! ¡Que viva Cristo Rey! Tengan todos una feliz semana, y que sea alabado Jesucristo.

 

 

+ Gustavo Rodríguez Vega

Arzobispo de Yucatán