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Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos

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Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos; sin embargo, tuvieron que suceder horrores masivos e indiscriminados para que el mundo se diera cuenta de la necesidad de proteger de alguna manera esos derechos. En su acepción más simple, los derechos humanos reconocen la dignidad inalienable de todas las personas, al igual que sus derechos inherentes y libertades fundamentales.

Al igual que la Organización de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue resultado de la crueldad sin límite de la peor guerra de la historia.

Precursores
Sin ningún voto en contra aunque con ocho abstenciones, la considerada por muchos Carta Magna de la Humanidad fue adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948. Pero sus antecedentes se remontan a la Antigüedad, con su primer antecedente registrado en el año 539 a.C., cuando el emperador de Persia Ciro el Grande conquistó Babilonia y liberó a todos los esclavos, declarando además la libertad de religión.

Estos principios fueron grabados en escritura cuneiforme en un cilindro de barro descubierto en la última parte del siglo XIX. El llamado “Cilindro de Ciro” se considera el primer documento de derechos humanos de la historia. Actualmente se encuentra en el Museo Británico, en Londres.

Dieciocho siglos después vino la Carta Magna de las Libertades en 1215 durante el reinado de John de Inglaterra, que estipulaba por primera vez que el rey también estaba sujeto a la ley. Posteriormente llegó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, proclamada en 1789 y convertida en un documento fundamental de la Revolución Francesa, que establecía la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos franceses.

La redacción
Una vez fundada la ONU en 1945, los Estados miembros decidieron complementar la Carta de las Naciones Unidas con una hoja de ruta que garantizara los derechos de todas las personas en todo lugar y en todo momento.

La Asamblea General encomendó la redacción de ese documento a un comité compuesto por representantes de 18 países y presidido por Eleanor Roosevelt, defensora activa de los derechos de las mujeres, los niños y las minorías raciales, activista humanitaria y esposa del para entonces fenecido presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt.

Eleanor Roosevelt fue nombrada delegada de su país ante la ONU por el mandatario Harry S. Truman, sucesor de Franklin D. Roosevelt. El equipo que lideraba comenzó a trabajar en 1945 y presentó un primer borrador a la Asamblea General en 1946, que lo examinó en su primer periodo de sesiones.

La Asamblea lo remitió al Consejo de Económico y Social, que se ocuparía del tema de los derechos humanos, para que lo analizara y, a su vez, lo sometiera a la flamante Comisión de Derechos Humanos -el grupo originalmente encargado de la redacción del documento-, para que ésta afinara el primer proyecto.

La Comisión, cuyos 18 integrantes provenían de diversas formaciones políticas, culturales y religiosas, celebró su primer periodo formal de sesiones a principios de 1947. En esas reuniones nombró a ocho de sus miembros para redactar el documento, quienes presentaron su propuesta de borrador a los miembros de la ONU en septiembre de 1948. Más de 50 Estados participaron entonces en la redacción final y el 10 de diciembre de ese año, la Asamblea General aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuando sesionaba en París.

El magistrado y diplomático chileno Hernán Santa Cruz, quien formó parte del grupo de redactores, dijo alguna vez que ese día “en el salón había una atmósfera de solidaridad y hermandad genuinas entre hombres y mujeres de todas las latitudes, la cual no he vuelto a ver en ningún escenario internacional”.

Para marcar la importancia de la fecha, por decisión de la Asamblea General, a partir de 1950 se conmemora el Día de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de cada año.

Proceso colosal
La elaboración de la Declaración resultó una tarea titánica para los redactores en el contexto de un mundo dividido en un bloque oriental y otro occidental. Escribir el borrador implicó una serie de debates como el concepto de dignidad humana, los factores culturales en la gama de derechos a incluirse, la relación del individuo y el Estado y la sociedad, la relación entre derechos y responsabilidades de la persona y el papel de los valores morales en individuo y el bienestar social, entre otros.

Sin embargo, los redactores fueron capaces de encontrar un terreno común y su voluntad de proteger los derechos de todas las personas les permitió completar el trabajo en menos de dos años.

La Declaración se ha traducido a más de 500 idiomas y es, de acuerdo con la Asamblea General, “el estándar común a ser alcanzado por todos los pueblos y naciones”. Consta de 30 artículos que contienen una amplia lista de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

La Declaración incluye, por ejemplo, el derecho a no sufrir tortura, y el derecho a remediar las violaciones de las garantías fundamentales que emanan de la propia Declaración. Además, garantiza el derecho a la participación política y en el gobierno, del derecho al trabajo y a sindicalizarse, así como a participar libremente en la vida cultural de la comunidad. Muy importante también es el derecho a la educación.

Instrumentos derivados
Pese a no ser vinculante debido a que las diferencias ideológicas de la Guerra Fría impidieron elaborar un instrumento que obligara legalmente a sus firmantes a respetarlo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido el fundamento de numerosas normas internacionales y leyes nacionales sobre la materia.

A lo largo de los años transcurridos desde su proclamación, el compromiso con sus principios ha sido básico en la esfera del derecho en forma de tratados, principios generales, acuerdo regionales e internacionales, legislaciones nacionales y demás. Se estima que ha inspirado más de 80 declaraciones y tratados internacionales, un gran número de convenciones regionales y un cúmulo de leyes y disposiciones constitucionales que enmarcan un amplio sistema jurídicamente vinculante para proteger los derechos humanos.

Poco a poco, los tratados internacionales de derechos humanos se fueron especializando en los temas que abordan y en los grupos sociales a los que buscan proteger. Así, en noviembre de 1959, los 78 Estados que entonces conformaban la ONU aprobaron por unanimidad la Declaración de los Derechos del Niño. De ella surgió en 1966 el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que cobró vigencia en 1976 y, más tarde, en noviembre de 1989 la Convención sobre los Derechos del Niño, que fue entró en vigor menos de un año después, en septiembre de 1990 y que es hasta hoy el instrumento internacional vinculantes más ratificado de la historia. Estados Unidos es el único país que no ha sumado su firma a las ratificaciones.

Destaca también la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en septiembre de 2007 por la Asamblea General después de más de años de debate y negociaciones debido a que aborda cuestiones como los derechos de los grupos, las tierras y los recursos que fueron objetados durante mucho tiempo por los Estados. El texto está avocado a proteger las culturas indígenas y a garantizar su participación en la toma de decisiones y su acceso a una educación en sus lenguas originarias. Asimismo, confirma su derecho a la libre determinación y reconoce sus derechos relacionados con los medios de subsistencia, las tierras y recursos.

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