Una mujer al PRI de Yucatán.
Parece ser lo más sensato por razones de lógica y de paridad de género. El PRI no está para repetir historias de fracaso. Debido a la gran crisis que vive, en el seno del tricolor parece estarse “cocinando” la llegada de una mujer a la presidencia del Comité Directivo Estatal en la entidad, que recaería en una militante activa, con personalidad que genere confianza, que esté vigente, que logre conectarse con las bases y que no tenga un pasado de perversa corrupción.
En términos de paridad de género, toca a una mujer dirigir al partido en estos momentos de crisis. Nada es más democrático que la paridad de género cuando lo oficial no funcionó. Y está visto que los relevos son necesarios cuando el fracaso está a la vista.
Con una mujer al frente, el partido tendría la posibilidad de volver a posicionarse como una institución confiable, sin vicios, con prestigio, que le permita llegar a las elecciones del 2024 con alguna alternativa de triunfo.
El PRI enfrenta su mayor descrédito, resultado de un enorme desprestigio tras una serie de acontecimientos que lo llevaron a perder las elecciones del pasado mes de junio del año pasado. Pero su desgracia empezó mucho tiempo atrás cuando desde el año 2015 empezaron a perderlo casi todo. La elección del 2018 no se olvida y la historia parece que se detuvo en ese “maldito 2018”.
La dirigencia de Francisco Torres ha sido fatídica, no hay legado, lo único que hereda es derrota, tristeza, decepción y tremenda frustración. Y aunque aún le falta un poco de tiempo para terminar su deplorable gestión, no hay nada que la política no pueda solucionar. Alejandro Moreno no es ajeno a las decisiones que en la práctica le den resultados, de hecho, ya vimos que al tomar decisiones no vacila.
Tres mujeres se erigen como alternativa para relevar a Torres Rivas del cargo: Dulce María Sauri Riancho, Karla Franco Blanco y Verónica Moyano.
De personalidades diferentes, vigentes, con prestigio, las tres cumplen con los requisitos y los merecimientos para ser tomadas en cuenta. La capacidad está fuera de discusión. No son improvisadas, y aunque en fama Dulce toma ventaja, en militancia y trabajo político con las bases se iguala la cosa y hasta la superan.
Dulce María Sauri. Aunque no la lleva muy bien con Alejandro Moreno, es una mujer que por trayectoria le permitiría al partido una personalidad seria, firme y decidida, que en los tiempos por venir se hace necesaria. Conocida por muchos como “la Señora”, al recordar que fue Gobernadora Interina al relevar al Abogado Víctor Manzanilla Shaffer, viene de ser legisladora y de presidir la Cámara de Diputados con anuencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, que sometió al Partido del Trabajo que disputaba la posición.
Karla Franco Blanco. Está repitiendo como diputada local, sigue al frente de la CNOP uno de los tres sectores más importantes del PRI en el estado. Destaca por ser muy cordial, amable, leal y disciplinada. No se mete en problemas, es práctica y sabe conciliar. Tiene una trayectoria de varias décadas y merece una gran oportunidad. Ha comandado varias tareas importantes dentro del partido las cuales siempre las ha resuelto con éxito.
Verónica Moyano Acuña. Con una trayectoria de amplio trabajo electoral y político, Verónica es una opción viable para entender y movilizar a la militancia priísta. Sin sesgos, ni censuras, ha sabido tender puentes de diálogo con la estructura política del partido. A ella no le sería difícil reconstruir el tejido interno que tanto se ha dañado. A raíz del conflicto en el que muchos militantes fueron despedidos de la directiva del PRI, les tendió la mano y fue la única en escucharlos y ayudarlos. Historias como esas visten la trayectoria de Verónica. Su sello es ele territorio, la gestión y la solidaridad. Abogada de profesión, con postgrados en diversas ramas del derecho, destaca por ser mediadora, una mujer de razones y de acciones.
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Cualquiera de las tres sabrán convocar al partido para darle a todos el espacio que necesitan. El partido tendría en cualquiera de ellas, a una líder capaz de resolver las complejas situaciones que se les presenten. Las tres entienden perfectamente lo que le duele a la militancia y lo que tanto le ha perjudicado al partido frente a la sociedad.
Los tiempos de la definición para el tricolor se acortan. Una nueva dirigencia es lo que necesita el PRI para darle rumbo a su futuro en Yucatán.