Los kenianos evitaron considerablemente las urnas este jueves en una elección presidencial boicoteada por la oposición y enlutada por la muerte de tres personas en violentos enfrentamientos con la policía.
Unos 19,6 millones de electores estaban en teoría convocados a las urnas en 40.883 locales de votación en todo el país. Pero se percibía un claro contraste con el ardor de los ciudadanos en los comicios del 8 de agosto, invalidados por la Corte Suprema.
El líder opositor, Raila Odinga, de 72 años, quien el 10 de octubre retiró su candidatura, llamó a sus partidarios a boicotear la elección "quedándose en casa", estimando que las condiciones para una consulta transparente y justa no estaban reunidas, dejando la vía abierta a un nuevo mandato del presidente Uhuru Kenyatta.
Pero no todos los partidarios de Odinga escucharon su llamado a la moderación. Y, contrariamente al escrutinio de agosto, que se desarrolló en calma, este jueves hubo numerosos choques violentos entre opositores y policía.
En varios bastiones opositores los manifestantes bloquearon los accesos a los locales de votación, la mayoría de los cuales estaban cerrados, puesto que el material para la consulta no había llegado y los agentes electorales temían por su seguridad.
En Kisumu (oeste), en el suburbio de Kondele, los manifestantes levantaron barricadas y quemaron neumáticos. La policía utilizó gases lacrimógenos para dispersarlos.
Un manifestante, de 19 años, murió por bala en Kisumu en estos enfrentamientos, informó a la AFP una fuente médica bajo el anonimato. Según ésta, otras cuatro personas fueron heridas por balas.
Otro joven sucumbió por un balazo en la cabeza en el suburbio de Mathare, en Nairobi, dijo a la AFP otra fuente médica. Además, la policía anunció la muerte por bala de un hombre en Homa Bay en violentos enfrentamientos.
