La muerte de Juan Camilo Mouriño cambio la perspectiva del Presidente hacia la selección del sucesor. El Presidente se quedó sin la figura que creciera junto con el tiempo y las acciones de gobierno que facilitaran la candidatura natural, pero cercano al Titular del Ejecutivo Federal.
La situación ahora es diferente. Ernesto Cordero no ha podido crecer, sino al contrario, los dislates en declaraciones sobre el situación económica de los mexicanos que según el ahora ex secretario con seis mil pesos se puede tener casa, auto y mandar a los hijos a escuelas privadas han provocado severas críticas de quienes no arropan la figura presidencial.
Entre los tres precandidatos manifiestos, Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda y Ernesto Cordero, el último está en el último lugar en las preferencias generales. Sin embargo habrá que esperar ahora que no será funcionario, lo que le da más libertad de movimiento para realizar actos de proselitismo dentro del PAN, pero que además contará con todo el apoyo del Presidente y la estructura del Gobierno Federal que sin duda no desea ser la primera de entregar la silla presidencial al PRI.
La tarea se antoja titánica si nos salimos del ámbito panista y comparamos las preferencias con los demás precandidatos presidenciales que son mucho más conocidos y con preferencias más definidad como Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Pero es clara la decisión del Presidente que con ello se mete de forma directa a su propia sucesión.
Los tiempos ya se adelantaron… los caminos poco a poco se van definiendo, pero será tarea de los ciudadanos el análisis de la mejor propuesta para no volver a poner en riesgo la seguridad, la paz, el crecimiento y desarrollo de México.