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Buenos vecinos

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El pasado 19 de junio, el Senado de la República aprobó el T-MEC y 6 acuerdos paralelos, con lo que se sustituye al antiguo TLCAN de hace, un poco más de, 20 años. La aprobación se logró con 114 votos a favor, 4 en contra y 3 abstenciones. Debido a esto Trump, posteriormente, mandó una felicitación a AMLO, y exhortó al Congreso de su país a hacer lo propio.
Muchos legisladores celebraron la aprobación del Tratado, pero, ¿realmente hay algo que celebrar? Más allá del contenido del T-MEC, que ofrece cambios principalmente para el sector automotriz, debemos analizar el mensaje que manda dicha aprobación, ¿acaso eso no demuestra la subyugación de México ante Estados Unidos?
Solamente debemos recordar que, a finales de mayo, Donald Trump amenazó a México con imponer aranceles graduales del 5% al 25% a las exportaciones de nuestro país, si no poníamos un alto al flujo de los migrantes centroamericanos, sin embargo, antes de que esa promesa pudiera ser cumplida, ambos países llegaron a un acuerdo.
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, ofreció una conferencia de prensa donde explicaba lo que México se comprometía a hacer:
1.    Despliegue de la Guardia Nacional en los municipios de la frontera sur para frenar la migración.
2.    Desmantelar las organizaciones de tráfico y trata de personas.
3.    Aquellas personas que crucen la frontera sur de Estados Unidos, serán retornadas a México y aquí esperarán el tiempo que la aceptación o negación de su solicitud.
4.    A ofrecer a los migrantes oportunidades de empleo, salud, y servicios de educación.
Estados Unidos se comprometió a acelerar el procedimiento de aceptación o negación de la solicitud de asilo hecha por los migrantes.
Podemos observar que toda la carga se le hace a México, mientras que nuestro país vecino se limpia las manos. Hace algunos meses escribí: ¿Cómo puede un Estado garantizar el bienestar de migrantes cuando no puede ofrecérselo a sus propios ciudadanos?
¿El acuerdo es justo? No, no es justo. ¿México se lo merece? Sí, porque no tiene un gobierno con carácter ni con los pantalones bien puestos para que pueda hacerle frente a una persona que se la ha pasado ofendiendo a nuestro país cada que puede, y que con un solo tuit nos hace temblar.
Hace 3 años, en las redes sociales y en cualquier entorno mexicano podría sentirte la tensión, y es que la idea de que Trump pudiese llegar a la Presidencia de Estados Unidos, era simplemente horrenda, sin embargo, contra muchos pronósticos, sucedió. Entonces, muchos vieron a Donald como un problema, algunos optamos por verlo como la oportunidad que México necesitaba para ser independiente, y que le hiciese saber a USA que en un mundo donde las distancias se hacen cada vez más cortas, y en el cual la competencia económica se vuelve más salvaje, la única forma de prosperar era apostándole a la interdependencia, sabiendo que tanto EE.UU como México tienen mucho que ofrecerse.
Sin embargo, optamos por el miedo, el silencio, y la complacencia a un hombre a quien le importamos.
Después de la aprobación del T-MEC, algunos legisladores afirmaron que no era el mejor acuerdo comercial para México, pero que, ayudará al crecimiento económico nacional.
¿Resignación o Esperanza?