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A pa’semanita v 9.000: 23 años de hipocresía

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Esta semana les comparto parte de mi pensar y sentir muy particular, acerca de un tema que sinceramente siento que es la hipocresía mas gigantesca que ha existido en los últimos 23 años.  

Igualmente advierto que por respeto a la memoria de quienes citaré a continuación. Esta vez dejaré de lado el sarcasmo y las bromas, al tiempo de anticipar que es una crítica dura, por lo que estoy seguro a muchos no les va a gustar, y existe la posibilidad de que se sentirán ofendidos. 

Así que sin más preámbulo a continuación me gustaría preguntarles: 

¿Qué similitud tienen los siguientes extractos de discursos, que a continuación les presentaré?
¡I have a Dream today!


I am happy to join with you today in what will go down in history as the greatest demonstration for freedom in the history of our nation.
I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed: “We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal.” 

I have a dream that my four little children will one day live in a nation where they will not be judged by the color of their skin but by the content of their character. 

And when this happens, and when we allow freedom ring, when we let it ring from every village and every hamlet, from every state and every city, we will be able to speed up that day when all of God’s children, black men and white men, Jews and Gentiles, Protestants and Catholics, will be able to join hands and sing in the words of the old Negro spiritual: 

Free at last! Free at last!

Thank God Almighty, we are free at last! 

(Traducción) 

!Yo tengo un sueño hoy!

Estoy feliz de unirme a ustedes hoy, en lo que pasará en la historia como la mayor manifestación de libertad de nuestra nación. 

Tengo un sueño de que un día esta nación se levante y viva el verdadero significado de su credo: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales”. 

Tengo un sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.

Y cuando esto suceda, y cuando dejamos que el anillo de libertad, cuando lo dejemos sonar de cada aldea y de cada estado y cada ciudad, podremos acelerar ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y blancos Hombres, judíos y gentiles, protestantes y católicos, podrán unir sus manos y cantar en las palabras del viejo negro espiritual: 

¡Libre al fin! ¡Libre al fin! 

¡Gracias a Dios Todopoderoso, por fin somos libres!


Martin Luther King.
28 de Agosto de 1963 Monumento a Lincoln Washington D. C.

 

Yo veo un México… 

Yo veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y de que están dispuestas a creer, a participar, a construir nuevos horizontes. 

Yo veo un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen. He visto un campo empobrecido, endeudado, pero también he visto un campo con capacidad de reaccionar, de rendir frutos si se establecen y se arraigan los incentivos adecuados. 

Yo veo un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan; pero también veo un México de trabajadores que se han sumado decididamente al esfuerzo productivo, y a los que hay que responderles con puestos de trabajo, con adiestramiento, con capacitación y con mejores salarios. 

Yo veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción; pero también veo jóvenes que cuando cuentan con los apoyos, que cuando cuentan con las oportunidades que demandan, participan con su energía de manera decisiva en el progreso de la Nación. 

Yo veo un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen; mujeres con una gran capacidad, una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres en suma que reclaman una participación más plena, más justa, en el México de nuestros días. 

Yo veo un México de empresarios, de la pequeña y la mediana empresa, a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades. Son gente creativa y entregada, dispuesta al trabajo, dispuesta a arriesgar, que quieren oportunidades y que demandan una economía que les ofrezca condiciones más favorables. 

Yo veo un México de profesionistas que no encuentran los empleos que los ayuden a desarrollar sus aptitudes y sus destrezas. 

Un México de maestras y de maestros, de universitarios, de investigadores, que piden reconocimiento a su vida profesional, que piden la elevación de sus ingresos y condiciones más favorables para el rendimiento de sus frutos académicos; técnicos que buscan las oportunidades para aportar su mejor esfuerzo. 

Todos ellos son las mujeres y los hombres que mucho han contribuido a la construcción del país en que vivimos y a quienes habremos de responderles. 

Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla.

De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.


Luis Donaldo Colosio Murrieta

Marzo 6, 1994. Monumento a la Revolución México DF

 

 

Las coincidencias entre estos dos discursos son… El asesinato impune de dos grandes hombres que fueron ejecutados por tener ideas diferentes y pensamientos para grandes cambios que hubiesen marcado caminos diferentes en la historia de sus respectivos países. 

El primero de Martín Luther King, quien fue abatido momentos después de su discurso, por la razón más mezquina y estúpida que pueda haber en este mundo “Racismo”. El cual fue elevado a su máxima expresión al asesinarlo fría e impunemente. 

Aunque el racismo y la discriminación exista un poco en cada ser humano, incluyéndome. Hay gente que se ciega estúpidamente con ese odio infame y llega a cometer la bajeza y las cobardías mas grandes que el humano pueda cometer. ¡El asesinato a traición!.


De igual forma critico a todos aquellos que ahora utilizan la imagen e ideología de un ser humano, que pudo llegar a ser el presidente más grande que nuestra nación mexicana podría haber tenido y que solo por pensar diferente y tener una visión renovada de lo que cualquier político de aquellos años y hasta contemporáneo tiene. 

Luis Donaldo Colosio Murrieta. Quien fuera asesinado vil y cobardemente por gente en la que él confiaba, su misma gente lo rodeaba, vitoreaba e impulsaba y que al mismo tiempo lo envidiaba y detestaba, mismos quienes vieron en el un peligro latente para acabar con el sistema político que hasta nuestra fecha impera, esos que vieron el peligro de que se pudiera acabar con su estilo de vida lleno de lujos y excesos. Él, quizá hubiera podido acabar con la corrupción de este país y posiblemente no, con toda la podredumbre que existía y existe aun, pero con seguridad sí, con gran parte y también no creo que hubiera sido de golpe, pero estoy seguro que paulatinamente lo hubiese logrado. 

El 23 de marzo pasado se conmemoraron 23 años de un “Magnicidio”, casi 23 años de una fundación que hasta su mismo hijo Luis Donaldo Colosio Riojas desprecia y se apena al ver que el nombre de su padre lo usan como estandarte de una fundación, creada por el mismo sistema que lo asesino. 

Lo que me recuerda la carta que Colosio Riojas escribió unos años atrás “El llanto de un mexicano”. Misiva en la cual critica al igual que lo hiciera su padre, la forma exuberante, extravagante, de vivir y lo inútiles que son para dizque trabajar que tienen la mayoría los políticos de cualquier color de partido. La poca vergüenza que tienen para con el pueblo, mismo pueblo que los pone en sus curules y puestos públicos, ya que durante sus campañas, caminan, abrazan, besan y ya una vez que lograron llegar al puesto se olvidan de todas sus promesas, sus compromisos y todos los abrazos y besos que repartieron, al igual que hay mucho “huevon” mantenidos de la nación que tienen décadas sin trabajar y en constante campaña. 

Por eso expongo las siguientes palabras que han sido inspiradas por estos dos discursos. 

Yo tengo el sueño de… 

Ver un México sin hipocresía y sin corrupción. 

Yo tengo el sueño de ver una nación prospera e independiente de yugos extranjeros. 

Yo tengo el sueño de ver a los mexicanos, realmente unidos por un ideal y no por conveniencias. 

Yo tengo el sueño de ver una república, completamente avocada a salir adelante y demostrar su valía y riqueza. 

Yo tengo el sueño de ver, que algún día mi patria sea realmente libre, soberana, equitativa, incluyente y reformada. 

Yo tengo el sueño de ver a nuestra gente, vestida y alimentada por productos completamente nacionales. 

Yo tengo el sueño de ver que el sistema político mexicano trabaje por y para los mexicanos y no para llenar los bolsillos de los funcionarios y gobernantes. 

Yo tengo el sueño de ver, que todos los mexicanos tengan trabajo y que realmente trabajen en pro de mejorar su calidad de vida. 

Yo tengo el sueño de ver a México, como lo que es, siempre a sido y quizá alguna vez sera… Un país orgulloso, rico, poderoso, leal y real. 

Pero… A que le tiras cuando sueñas mexicano. 

Gracias por leer este articulo y nos leemos en la próxima.

 

 

Hugo D’ Urrutia

Twitter: @hugodurrutia

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