Un hecho que rompió la inercia de esa “costumbre” respecto de perdidas “sin importancia” , fue lo ocurrido el 5 de junio del año 2009, ese día se escribió una de las páginas más oscuras en la historia nacional, ese fatídico quinto día de junio del año pasado, la corrupción ASESINÓ a 49 almas inocentes y frustro otras 76, ese día nació un nuevo tipo de corrupción, un tipo al que cualquier adjetivo que se le impute queda pequeño; viendo las noticias de la noche, hace un año, fue la forma en la que me entere de lo acontecido en la guardería “ABC” de Sonora, en aquellos minutos, simplemente no cabía en mi asombro de escuchar lo que el periodista narraba en sus palabras, no podía creer que algo como “eso” haya ocurrido, ¿cómo era posible que lacras como la avaricia, la negligencia y la irresponsabilidad hayan llegado tan lejos?… el sentimiento que me invadía era de difícil de descifrar, por un instante imagine el momento tan dramático que vivieron esos infantes en aquella situación… enseguida trate de pensar en alguna otra cosa, o de lo contrario no hubiera podido dormir esa noche.
El tratar de deducir las causas que llevaron a la tragedia de la guardería, me causaba un nauseabundo sentimiento de impotencia y conforme las investigaciones tomaban su nubloso y dudoso proceso, típico de la justicia mexicana, mientras los contrarios del gobernador Bours se echaban como buitres sobre la tragedia para sacar adelante su agenda de beneficio político… me comenzaba a preguntar: ¿cómo es posible?, ¿acaso vivo en país donde se pone en riesgo la seguridad de unos seres inocentes a cambio hacerse ricos o dado el caso, más ricos?, ¿acaso la corrupción alcanzo un límite tan monstruosamente impensable?, al paso de los días fui confirmando que si, si era posible … un escalofrió recorrió mi cuerpo al caer en cuenta de la realidad, todos los niveles de gobierno estaban involucrados o eran parcialmente responsables, desde el director del IMSS Juan Molinar, hasta el Gobernador de esa entidad, pasando por todo tipo de mandos medios y bajos; Siempre me he sentido orgulloso de mi país, de mis costumbres, orgulloso de ser mexicano, pero aquel día, por un momento, me sentí avergonzado y hasta un poco asqueado de haber nacido en esta tierra. El plazo empezó a correr, el tiempo pasaba, tenía la sensación de ya haber visto esta mala película, políticos condenando los hechos y señalando culpables, ciudadanos protestando, mexicanos dolidos, autoridades judiciales y administrativas aplicando el clásico: “llegaremos hasta el fondo de esto, caiga quien caiga!”, los medios de comunicación dedicando el mayor tiempo y recursos a la tragedia… luego todo empezó a olvidarse, los meses comenzaban a cubrir de polvo el caso, se percibía que esto se iba a quedar como otro asesinato de Colosio o matanza de Acteal, se intento hacer mas llevando el caso a la suprema corte, y pasado un año, el ministro encargado dio el veredicto de su proyecto para solo confirmar lo que ya se sabia, los responsables son todos los que ya se sospechaban… pero el sistema falla de nuevo, falla porque a pesar de que el proyecto de dictamen, fuera confirmado no tiene posibilidad alguna de hacer efectiva la implicación de la responsabilidad, sabemos quien fue, que hizo, pero no se le va a tocar, como el mismo proyecto de dictamen menciona: la unica responsabilidad sera politica, moral, social … para el tamaño de la perdida y del dolor causado, eso, claramente, no es suficiente…
Lo que agrava el ya de por si desastroso diagnostico, es que a 365 días de la tragedia los padres siguen exigiendo como prioridad: justicia… y lo que recibieron a cambio es una bandera a media asta los cincos de junio y una serie de discursos escuetos pronunciados por los políticos; estas acciones gubernamentales dejan la frustrante percepción de parecer más “para salir del paso”, que posiciones mínimamente sinceras, ya que lo que se les exigió desde el primer momento después de pasada la tragedia, esta mas allá de cualquier indemnización o proclamación de luto nacional, eso que los padres siempre han pedido como su primer punto desde que sufrieron esta pérdida, esa justicia pedida a gritos y protestas no les fue hecha. Desgraciadamente el milagro no ocurrió y parece que no ocurrirá, la exigencia de estos destrozados padres y madres difícilmente encontrara respuesta, ya que los realmente responsables son políticos de “elite” a los que ni de chiste se puede tocar, en el país del no pasa nada, se aumentara a ese “no pasa nada” la pérdida de 49 almas, dejándoselas a las garras de la mentada impunidad, el destino de este caso, como muchos otros, parece que quedara una vez más limitado a un recordatorio anual con un “tiempo aire” cada vez más corto en los medios de comunicación.
Analizando el trayecto que desemboco en tan terrorífica realidad, me preguntaba ¿y cómo iba a ser posible que el caso encontrara la salida correcta? Las semanas pasaban y las conclusiones de mi reflexión me llevaron a que no solo aquellos señalados por las investigaciones eran los responsables… una buena parte de la culpabilidad también descansaba sobre la sociedad mexicana en su totalidad, si… sobre esta sociedad que acepta la inercia de un circulo vicioso que a cada momento es mas … vicioso, una sociedad que tolera que los gobernantes se hagan ricos de la forma que sea y que “valga sorbete” lo demás, una sociedad que disfruta criticando la incongruencia, la deshonestidad y la corrupción de sus políticos, pero se mantiene estática ante tales situaciones o hasta las practica, una sociedad que siente que tiene mucho que perder si emprende una lucha pacífica e intelectual en contra de tanta basura e incapacidad infiltrada en nuestros gobiernos, mientras esta inercia no encuentre cambio, mientras sigamos “yendo con la marea”, no será la última vez que algo como esto suceda, los agraviados seguirán sufriendo su pérdida de forma más grave al ver que el sistema no les responde, llevándolos a vivir un infierno del que difícilmente encuentren la resignación.
No quisiera cerrar esta reflexión sin antes hacer uno de esos clásicos y un poco desgastados exhortos para un cambio de conciencia en los que tengan el chance de leerme, y quisiera hacerlo compartiéndoles una vivencia que siempre me ha parecido curiosa; en mi vida diaria es recurrente escuchar una frase en las personas, ya sea en una comida, fiesta, foro, blog, programa de televisión etc. La frase se hace presente; me refiero al famoso “deberían de hacer”, estas palabras son escuchadas por su servidor de forma tan seguida, que me atrevo a calificarlas entre las más usadas en el léxico del mexicano, algo como: “Lo que el gobierno / director / secretario/ presidente /maestro / empresario/ diputado/ amigo/compañero… DEBERIA DE HACER es tal o tal cosa”, esto me dejo ver que siempre notamos lo que otros “deberían de hacer” pero nunca nos damos cuenta que el “deberían” tendría que transformase en un “deberíamos”, si, un “deberíamos” implica una forma de pensar que lleva consigo aceptación y enfrentamiento a los problemas para luego poder encontrar soluciones, o ¿acaso vamos a esperar a que acontezca algo más grave que 49 futuros cegados , para por fin tomar acción de cambio?, Señores rompamos ese círculo vicioso y cambiémoslo por uno virtuoso, dejemos atrás ese “vivir a la mexicana”, Nunca más toleremos la corrupción ni en su forma más simple, así y solo así, evitaremos que la CORRUPCION ASESINA se vuelva a hacer presente.
