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El Dulcismo, represión y golpiza a campesinos yucatecos

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Foto Diario de Yucatán. Fuente.
Foto. Diario de Yucatán. Fuente.

El pasado día 24 se cumplieron 25 años de la mayor represión social en Yucatán de que se tenga memoria. El Gobierno del Estado entonces encabezado por la interina Dulce María Sauri Riancho, desalojó con violencia a cientos de campesinos que protestaban de manera pacífica en la plaza grande.

Foto. Diario de Yucatán. Fuente.

Los medios de comunicación dieron y dan cuenta de ese deshonroso suceso que detuvo el avance democrático en la entidad.

Fue la evidencia, que desnudó el rostro verdadero de un gobierno represor, intolerante, abusivo y vengativo. El Dulcismo en su máximo esplendor. Indigno e impresentable.

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Severino Salazar, entonces líder de los campesinos puede dar testimonio de la violencia policial, brutal por su naturaleza, con la que intentaron callar las voces rurales indefensas. No solo fue vejado, sino encarcelado y humillado.

 

Los campesinos pedían se les escuche, se les atienda y se les

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diera lo que por justicia tenían derecho. Pero en respuesta recibieron palo.

De manera brutal y salvaje los policías y los grupos de choque oficiales persiguieron y golpearon a campesinos desarmados, que aturdidos corrían para salvar sus vidas.

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Ese 25 de junio, no se olvida. En Yucatán, corrió sangre campesina.

Los que vivimos el hecho, nos preguntamos ¿en qué estaba pensando Dulce María Sauri de Sierra?, ¿solo se le ocurrió acabar de golpe y porrazo con la voz campesina que le tomó la plaza grande?, ¿no tuvo un mínimo de respeto a sus derechos humanos?, ¿por qué a José Luis Sierra, esposo de Dulce María, no se le ocurrió defender los derechos humanos de esos campesinos indefensos como dice hacerlo en la actualidad?. José Luis pudo haber detenido la salvaje golpiza oficial contra los campesinos. No tengo duda. Su poder de convencimiento en aquel entonces era poderoso.

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José Luis Sierra fue maestro “ideológico” del partido oficial, el PRI. En la Academia Yucatanense y en la sede del tricolor, dictaba cátedra contra la casta divina, contra el Diario de Yucatán, y contra el PAN. Contra ellos todo su odio. Eran los tiempos en los que hacía cuanto quería y deseara hacer al amparo del poder que ostentaba su mujer, la interina.

Foto Diario de Yucatán. Fuente.

En aquellos tiempos violentos, José Luis se refería al Diario como la “ex Biblia de Yucatán y repetía persistentemente que no había que comportarse como un “Menendejo”. Le molestaba mucho que ese medio, calificara a su mujer, a través de sus editorialistas como una “violadora de los derechos humanos”, “una represora”, “una golpeadora”.

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El tiempo no ha borrado las huellas de ese vergonzoso acto que mancha sin duda el rostro del PRI. Dulce María llegó al poder ejecutivo arropada por el sistema y se fue por la puerta de atrás cuando no pudo dejar un “legado”. Cuando se dio cuenta que su papel, triste papel en la historia de la política yucateca, era indigno. Prefirió abandonar la encomienda con la cabeza baja y con la deuda histórica de haber ordenado la golpiza a los campesinos de la CNC, por cierto, militantes de su propio partido tricolor.

El tiempo y la memoria nos conducen a mirar con cierto asombro, cómo Dulce María Sauri de Sierra pasó a ser de represora a una “severa” crítica del sistema, y su esposo, de resentido a admirador del Diario de Yucatán, convertido ahora en un supuesto “defensor” de los derechos humanos. Ambos, en la actualidad, se declaran amigos del Diario de Yucatán y transformados en agitadores de las “conciencias cívicas”.

Patético. Sin duda.

Ahora que están sin cargo y sin espacio público, se acomodan aspirando legitimidad para el retiro.

25 años de impunidad. La misma impunidad de la que gozan los delincuentes en todo el país. Y ya que estamos en ello, valdría la pena conocer el punto de vista de Dulce María y de José Luis Sierra, sobre la situación de uno de sus hijos que está involucrado en el caso de corrupción del ex Gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo. Esperamos.

Mientras tanto, el 24 de junio seguimos recordando la vileza de un gobierno Dulcista que usó la fuerza brutal para desalojar a los campesinos. Golpiza que la familia de Severino Salazar no olvida, ni olvidará jamás; y que representa una deuda moral enorme de ese pasado que ahora intenta redimirse disfrazado en las redes sociales. Como si el pueblo no tuviera memoria.

Este es mi punto de vista sobre un hecho histórico que sacudió al pueblo de Yucatán y que tiene vigencia hasta nuestros días.

En memoria de la democracia.

Anexo el escrito que Walter Salazar, uno de los hijos de Severino Salazar, líder campesino golpeado y encarcelado injustamente, publicó el día de hoy en su muro de facebook, en ocasión de este fatídico día.