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El caso Andrea: una víctima más de la violencia de género

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Un mundo desencajado, donde hoy si y mañana también, se vuelve cada vez más violento, en donde, a pesar del avance de la información y el conocimiento, los seres humanos nos hemos transformado en represores en potencia, en donde lo menos importancia, pareciera ser, es la paz.

Hemos seguido a través de los medios el caso de Andrea, una joven de veintitantos años, presunta víctima de la brutalidad de su pareja, en un predio al norte de Mérida; me refiero a ella bajo el término de presunta víctima, porque se está llevando un proceso judicial en donde aún existe el precepto de la presunción de inocencia.

Los hechos conocidos son que tenemos a una muchacha severamente lesionada y a otro joven detenido por sus presuntos actos. Las redes sociales, tan amplificadas como son, aceleraron la difusión de este infausto acontecimiento, abriendo un añejo tema, el de la violencia de género.

La Organización Mundial de la Salud define a la violencia de género como “todo acto de violencia que resulte, o pueda tener como resultado, un daño físico, sexual o psicológico, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

Las estadísticas – conocidas- son escalofriantes y motivan a la reflexión.

Durante un análisis llevado a cabo por la OMS en colaboración con la Escuela de Higiene y Medicina de Londres y el Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, en el cual se utilizaron datos de más 80 países, se observó que una de cada tres mujeres (35%) había sido objeto de violencia física o sexual.

También un 38% de los asesinatos cometidos contra las mujeres fueron perpetrados por su pareja, mientras que algunos estudios nacionales demuestran que hasta un 70% de las mujeres sufrieron algún tipo de violencia por parte de algún compañero sentimental que han tenido en su vida.

Estas cifras no van correlacionados con el nivel de prosperidad del Estado origen, por ejemplo, un 43 por ciento de las mujeres de la Unión Europea han sufrido algún tiempo de violencia física o

Las agresiones también son parte de la dinámica social (incorrecta): según encuestas estadounidenses, 1 de cada 4 mujeres ha experimentado algún tipo de acoso sexual en el transporte público.

La violencia tampoco respeta edades, unas 120 millones de niñas de todo el mundo (algo más de 1 de cada 10) han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.

Al menos 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital femenina, y en la mayoría de los países donde existen estos datos, la mutilación a las niñas se realizó antes de que éstas cumplan 5 años.

En el ciberespacio, también existe violencia digital: 1 de cada 10 mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido de acoso desde la edad de 15 años en promedio, a través de correos electrónicos o mensajes SMS no deseados, con mensajes explícitos y ofensivos.

El caso de Andrea abre nuevamente el debate y la conciencia al respecto, jamás se debe permitir la violencia en ninguna vía, ni de hombres a mujeres ni de mujeres a hombres, el respeto siempre debe prevalece por sobre todas las cosas.

Así como Andrea, hoy, en nuestros propios municipios existen tasas altísimas de violencia de género, especialmente hacia las mujeres. En muchos casos, estas víctimas no quieren denunciar debido a los prejuicios y presión social de quienes están encargados de los ministerios públicos.

Existe un estigma al respecto, con frases como “fue un crimen pasional”, “ella se lo buscó”, “es que así lo educaron”, “es un problema de novios”, entre otros. Excusas totalmente inaceptables y resultado de una educación desde los hogares en decadencia absoluta.

Así como el caso de Andrea, que en cuestión de horas se convirtió en un trending topic con #JusticiaparaAndrea, los yucatecos debemos unirnos para ser vigilantes de que cada una de las víctimas de la violencia cuente con nuestro apoyo.

El caso jurídicamente está en proceso, las autoridades deberán aportar las pruebas para fortalecer la acusación, mientras que la defensa hará todo lo posible para liberar a su cliente o reducirla, si es que se le encuentra culpable.

Pero el día de hoy o mañana, miles de mujeres están en riesgo, una joven se salvo de la muerte pero está muy herida física y emocionalmente, pero no queremos más casos como el de Andrea.