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La Declaración Chihuahua, ¿otro buen pretexto electoral?. Jorge Rodríguez del Moral.

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LA DECLARACIÓN CHIHUAHUA ¿OTRO BUEN PRETEXTO ELECTORAL?.

El pasado 4 de agosto se llevó a cabo en la ciudad de Chihuahua la denominada Mesa encuentro Chihuahua, “Problemas contemporáneos de México”, en la que coincidieron diversos personajes de la vida política nacional, vinculados principalmente a los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

Me llaman la atención muchas cosas de las plasmadas en la denominada “Declaración Chihuahua”, empezando por quienes la suscribieron. Pero vayamos por partes, diría el buen Jack.

No podemos analizar el documento sin situarlo en el contexto adecuado, el cual no es otro que la lucha preelectoral rumbo a la elección presidencial del 2018 y la desesperación de algunos por posicionarse como la mejor alternativa para los ciudadanos, ni más ni menos.

Me causa mucho ruido la denominación dada al encuentro, pues los problemas mencionados no tienen nada de actuales. Más bien, son problemas añejos y arraigados lamentablemente en nuestro país. ¿O me van a decir que en México la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades de trabajo, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, los abusos de poder, la falta de confianza en las instituciones, el descrédito de los partidos políticos, los bajos niveles educativos, los servicios públicos de tercera, los moches y tantos otros son “problemas contemporáneos”? ¡Por supuesto que no! Los mexicanos tenemos décadas padeciéndolos. Entonces me pregunto ¿No será que esa realidad se convierte en un activo a explotar en tiempos electorales?

Es interesante observar que en dicho documento no encuentras ninguna autocrítica. Es como si los firmantes, muchos de ellos, nunca hubieran sido gobernantes o funcionarios públicos. Es como si convenientemente pretendieran desmarcarse o mostrarse ajenos a un régimen político que hoy atacan, pasando por alto, convenientemente, que ellos pertenecen a dicho régimen, y que con su participación han propiciado la degradación del mismo.

La transición ha fracasado afirman. Y vuelven a hablar como si ellos no hubieran tenido ninguna intervención en dicho fracaso. Vale la pena recordarles que la transición democrática en nuestro país inició desde 1977 cuando el Congreso de la Unión se abrió a la participación plural de los partidos políticos y en donde a partir de entonces las grandes decisiones se convirtieron en responsabilidad de muchos, incluidos ellos. También parecen olvidar que el momento cumbre de la transición democrática se dio en el año 2000 cuando el ejecutivo federal pasó a manos del Partido Acción Nacional, mismo que lo encabezó por 12 años. Los resultados de esos dos sexenios seguramente abonan a su afirmación de fracaso.

Una vez más apelan al redituable argumento del diálogo social para la búsqueda de alternativas de solución. Lo cierto es que vistos los resultados y la situación del país, el mismo sólo ha servido para fines mediáticos y de beneficio para quienes lo manejan.
En lo que sí coincido es en que la ciudadanía debe ser actor fundamental en la discusión y solución de nuestros problemas, y en que hay temas urgentes por atender para salvaguardar nuestra democracia. Temas que a mi juicio no son sólo los que ellos enumeran, sino que son otros los que los ciudadanos queremos que se discutan de inmediato, tales como:
• Recuperación de la confianza ciudadana hacia la clase política y sus allegados.
• Responsabilización de los gobernantes cuando sus decisiones afectan el bienestar social o las finanzas públicas.
• Democratización y transparencia de los procesos internos de los partidos políticos en la selección de sus candidatos a cargos de elección.
• Acciones concretas y contundentes para castigar a los corruptos y a sus cómplices
• Aprobación inmediata de la revocación del mandato para los gobernantes ineficientes, incompetentes o francamente perjudiciales.
• Aprobación de una Ley General de Participación Ciudadana, que haga factible y real las figuras de Plebiscito, Referéndum e Iniciativa Popular.
Los ciudadanos ya sabemos que en cada proceso electoral el discurso es el mismo “ahora sí” vamos a resolver nuestros problemas; “ahora sí” los vamos a escuchar; “ahora sí” vamos a tratar los problemas de fondo; “ahora sí” pueden confiar en nosotros.
Estamos cansados de discursos, de acuerdos, de declaraciones, de pactos y de planes. Queremos legalidad, transparencia, responsabilidad, justicia, educación de calidad, trabajos bien pagados, servicios públicos de primera. Pero también queremos gobernantes y políticos capaces, honestos, sensibles y responsables. Mientras eso no ocurra, va a ser difícil que creamos en sus Declaraciones. Y no podremos verlas más que como oportunismo electoral.