La miel es uno de los productos naturales que más referencias históricas se pueden encontrar. Es un hecho que fue conocida en diversas culturas antiguas por diversas propiedades endulzantes y terapéuticas.
Lo más conocido por muchos es que se origina por el néctar que producen las abejas en la colmena. Sin embargo, es necesario precisas que también puede ser originada por las avispas y la hormiga melífera. Esta última es una especia de hormigas que habitan en Norteamérica y que almacenan miel en su metasona hasta que se hinchan de forma desproporcionada.
La miel es aprovechada principalmente en la cocina como un acompañante y aditivo en diferentes bebidas gracias a su capacidad endulzante al ser rica en azúcares.
También tiene propiedades terapéuticas por sus características antimicrobianas y antisépticas. Se usa para cicatrizar y evitar infecciones en heridas o quemaduras. Es por ello que se aprovecha en el mundo de los cosméticos para la elaboración de cremas o mascarillas que tiene un efecto directo en la piel de quien se lo aplica.
Otros de los beneficios de la miel natural, aquella que no pasa por un proceso de industrialización es la conservación de la calidad de sus elementos al evitar que pierda la mayoría de sus enzimas, antioxidantes y sus propiedades de acción antibiótica. Mientras más natural sea, la pureza de la miel es garantía de un mejor aprovechamiento de todas sus características en beneficio de la salud de los consumidores.
Ejemplo de ello es la miel de romero. De aquella se produce de la relación de la abeja con mencionada planta que es proveniente del mediterráneo y que también, por si sola cuenta con características medicinales que ayuda al individuo a solucionar problemas digestivos, el sobrepeso o la caída de pelo.
Otro tipo de miel igualmente saludable es la miel de tilo. Con un sabor bastante dulce alivia problemas respiratorios como el catarro, resfriados y la temible gripe. Aumenta la sudoración que permite atender casos de alta fiebre.
Tenemos otro caso, la miel de alforfón, que es la más oscura y hasta algo picante. Se le reconoce que tienen antioxidantes, sustancias químicas que ayudan a detener o limitar los daños que se causan en las células.
Con mucho olor y sabor intenso se caracteriza la miel de lavanda. Considerada la más curativa que permite metabolizar el hierro y el calcio en los alimentos, por lo cual es ideal para apoyar en embarazo en las mujeres, evitar la osteoporosis, estimular la digestión y limpiar los pulmones.
Hay muchos más tipos de miel. La floral que mejora las defensas y reduce los síntomas de las alergias estacionales. La miel espina de Jerusalén que alivia los problemas respiratorios y dicen que ayuda en la impotencia sexual. La del diente de león que alivia las enfermedades hepáticas, las gástricas y el estreñimiento.
Como podemos ver cada uno de los tipos de miel nos proporcionan un beneficio específico para la salud y el bienestar personal. Lo importante es que tampoco caigamos en el abuso de su consumo, porque aun cuando es un producto netamente natural hay que siempre tener presente las contraindicaciones para determinados efectos negativos en su consumo.
