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México ante Venezuela

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En mayo del 2018, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de Venezuela, sin embargo, ocurrieron muchas irregularidades durante el proceso, e incluso, desde la convocatoria. Los comicios fueron caracterizados por la abstención como forma de hacer notar la obvia inconformidad de los venezolanos, pero eso no fue suficiente para impedir que Maduro ganara la elección. Este triunfo no fue reconocido por la oposición ni por la comunidad internacional.

El 10 de enero del presente año, Maduro tomó protesta como Presidente de Venezuela; trece días después, Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea Nacional, se autonombró presidente encargado de Venezuela, y recibió el respaldo de Estados Unidos, del Grupo Lima, exceptuando a México.

Guaidó argumentó su auto designación basándose en el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual contempla que, en caso de la falta absoluta del Presidente electo, será el Presidente de la Asamblea Nacional quien ocupe el cargo de primer mandatario.

El mismo artículo contempla cuáles serán consideradas como faltas absolutas:

  1. La muerte.
  2. Destitución decretada por el Tribunal Supremo de Justicia.
  3. Incapacidad física o mental permanente certificada por la junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional.
  4. Abandono del Cargo, decretado por la Asamblea Nacional;
  5. Revocatoria Popular de su mandato.

Ninguno de los supuestos citados ha sucedido.

Ahora bien, ¿Cuál es la postura de México ante la situación?

La postura del actual gobierno resultó ser controversial, pues su actuar fue determinado por el artículo 89 que en su fracción décima nos dice:

“… el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias” 

¿Autodeterminación de los pueblos?

Si las elecciones son marcadas por las irregularidades, y por la abstención de los votantes, sería un tanto dudoso hablar de la “libre autodeterminación de los pueblos”. Simplemente chequemos las cifras: 20, 527, 571 habitantes inscritos, y fueron a votar 9, 132, 655.

¿No intervención?

Es cierto, si queremos que respeten nuestra soberanía, nosotros también debemos respetar, pero, ¿Qué debemos entender por no intervención? ¿Será acaso en ser indolentes ante la situación viven los venezolanos? ¿Comportarnos como si la crisis humanitaria que vive Venezuela no estuviese sucediendo?

No podemos, simplemente, ignorar la crisis que sufre Venezuela; pero también es cierto que, no debemos involucrarnos en los asuntos políticos de dicho país, en dado caso, debemos proclamarnos a favor de cual sea la voluntad de los venezolanos, proponer una solución pacífica a las controversias.

No podemos estar a favor de un representante cuya victoria fue dudosa, ni de un hombre que se autoproclama Presidente Encargado basándose en interpretaciones, un tanto, rebuscadas de la Constitución de su país. Ante lo político, México debe adoptar una postura neutral, y ante lo social, México debe adoptar una postura pro Derechos Humanos.

Pero debemos hacer total énfasis en ello, para que nuestro mensaje no sea malinterpretado.