” del Senado de la República, para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad.”
El historiador señaló que la gran injusticia que vive el país, debido a la marginación, la extrema pobreza, la expansión del narcotráfico y la falta del real apoyo a la educación y a la investigación, ha contribuido a crear el ambiente propicio para la corrupción.
Han transcurrido poco más de 21 años, y sus palabras aún están vigentes. El sustento era el mismo que existe en nuestros días. La ambición del poder y la pérdida de la conciencia han generado en la nación un sentimiento profundo de insatisfacción y ahora, puntualmente de molestia.
Esa molestia ciudadana, hace posible el rechazo a todo el sistema público, enfocando la atención en la clase política. Hoy en día, la gente no le cree al político, porque lo ve como un ser con el único propósito de engañar, de manipular y de mentir para adueñarse del erario nacional o estatal o municipal, según sea el caso.
La gente ya no distingue partidos políticos, su voto, es para quien le gane la simpatía.
Tras 21 años, el país ha experimentado con la alternancia y la corrupción en vez de ser combatida a fondo, a sido el eje fundamental de la política.
El tema de la corrupción es usado como bandera para campañas electorales, planes de gobierno, iniciativas de leyes, y ahora, para tratar de aminorar el rechazo social; se preparan todos: gobierno, legisladores y clase política para echar a andar el Sistema Nacional Anticorrupción.
Al Presidente Enrique Peña Nieto le apremia que este sistema opere con prontitud, para desplegar todo un mosaico de acciones que alcanzarán a varios políticos con “cola”. Por de pronto, ya le cayeron a Javier Duarte y a Guillermo Padrés, ex gobernadores de Veracruz y de Sonora, ambos prófugos de la justicia, pues encaran acusaciones serias, que van desde desvío de más de 70 mil millones de pesos, hasta asociación delictiva, y muchas otras cosas ilegales y feas.
Certeras palabras del Historiador Léon Portilla, que vio en 1995, la gran oportunidad de alertar a los mexicanos. Hoy lamentablemente, le diría, Don Miguel, no le hicieron caso.
Ojalá que el Sistema Nacional Anticorrupción sea un éxito, porque los mexicanos merecemos respeto y demandamos ya se ponga orden y se detenga el saqueo nacional.
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