Hemos sido testigos de cómo ha crecido la influencia de las redes sociales en la opinión de la gente. Principalmente en jóvenes de entre 18 y 30 años.
Y es que la mayoría de estas personas toma como buenas o verdaderas las publicaciones en las distintas redes sociales, sin tomarse la molestia de verificar si la fuente de donde proviene la información es seria y confiable.
Generando con esto en ocasiones al repetir la información, viralizarla y crear confusión, desinformación y una serie de situaciones nada positivas.
Nuestra humilde sugerencia va en el sentido de que nos tomemos la molestia y tiempo de que, antes de reenviar información o difundir lo que recibimos, verifiquemos la seriedad y veracidad de lo que se dice en redes sociales.
Evitemos faltarle al respeto a los demás, tener cuidado de no levantar falsos y mucho menos ofender o lastimar a personas inocentes como en ocasiones se da respecto a los hijos y familiares de los afectados con una información, crítica o señalamiento.
Evitemos lo más posible convertirse en comparsa, o en ser objetos y ser utilizados por intereses perversos y mal intencionados para perjudicar de mala forma a alguna persona o grupo de personas.
En la medida que seamos conscientes y responsables con el uso y criterios de credibilidad de las redes sociales contribuiremos a que cada vez se usen con mayor responsabilidad y objetividad.
Creemos que a corto plazo las autoridades empezaran a considerar que exista una regulación en el uso de las redes sociales, que incluya sanciones serias, multas y demás, para todo aquel que haga mal uso de este tan importante y revolucionado medio de comunicar y comunicarse.
Hasta la próxima semana