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A medida que aumentan los casos de dengue a nivel mundial, el control del vector y la participación comunitaria son clave para prevenir la propagación de la enfermedad

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Washington D.C. 3 de agosto de 2023 (OPS/OMS) – Mientras la incidencia de dengue aumenta en diferentes regiones, especialmente en algunas partes de las Américas, esta semana expertos revisaron la situación global y los métodos para ayudar a controlar la propagación de la enfermedad transmitida por mosquitos.

Durante el Seminario Web EPI-WIN: Gestión del Dengue: una epidemia en expansión rápida, expertos de todo el mundo destacaron que aproximadamente la mitad de la población mundial está ahora en riesgo de contraer dengue, con un estimado de 100 a 400 millones de infecciones cada año.

“La incidencia ha aumentado casi ocho veces desde 2000”, dijo el Dr. Raman Velayudhan, Jefe de la Unidad de Salud Pública Veterinaria, Control de Vectores y Enfermedades Tropicales Desatendidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la apertura del seminario web. Antes de 1970, el mosquito vector de la enfermedad estaba presente solo en media docena de países, agregó, pero ahora se encuentra en más de 130 países.

Situación en las Américas En las Américas, el dengue es transmitido principalmente por el mosquito Aedes aegypti y la enfermedad es endémica en muchos países. Los brotes tienden a ser cíclicos cada 3 a 5 años, siguiendo patrones estacionales que corresponden a los meses cálidos y lluviosos, cuando los mosquitos se reproducen.

Sin embargo, en 2023, las Américas han experimentado un fuerte aumento en los casos de dengue. Hasta ahora, se han registrado más de 3 millones de nuevas infecciones, superando las cifras del 2019, el año con la mayor incidencia registrada de la enfermedad en la región, con 3.1 millones de casos, incluyendo 28,203 casos graves y 1,823 muertes.

La mayoría de los casos, más de 2.6 millones, se registran en el cono sur, siendo Brasil responsable del 80%. Pero también se ha observado una transmisión inusualmente alta en otras áreas del continente, incluida la región andina, con más de 400,000 casos y una tasa de letalidad más alta. En marzo y junio de este año, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió recomendaciones para ayudar a los países a abordar el aumento.

“La urbanización y el cambio climático han tenido un gran impacto en la propagación del dengue”, dijo Velayudhan durante el seminario web. El movimiento y la aglomeración de personas en áreas urbanas han contribuido a la propagación del vector, agregó, pero las perturbaciones causadas por la COVID-19 también han afectado las medidas de control de mosquitos y la notificación de casos.

“Después de la COVID-19, necesitamos reajustar los programas para que sean más integrados y asegurarnos de que los sistemas de salud puedan manejarlo”, dijo Velayudhan. “Debemos implementar las lecciones aprendidas de la pandemia, como en el diagnóstico y el uso de pruebas de PCR, la vigilancia mejorada, la buena comunicación y la participación comunitaria”.

A medida que el hemisferio sur entra en los meses más fríos y secos, los casos están disminuyendo en partes de la región, pero se espera una mayor transmisión en América Central y el Caribe durante la segunda mitad del año. La OPS emitió recientemente una alerta proporcionando orientación a las autoridades nacionales para fortalecer la vigilancia y preparar los sistemas de salud para un aumento en los casos.

Participación comunitaria para un control efectivo del vector No existe un tratamiento específico para el dengue y la prevención depende del control del vector. Las medidas para controlar los mosquitos incluyen el uso de productos químicos, como insecticidas y repelentes, y métodos mecánicos para eliminar los lugares de cría o proporcionar una barrera, como mosquiteros tratados, pantallas de ventanas y ropa protectora.

Los programas que utilizan una combinación de estos métodos pueden ser efectivos, pero la participación de las comunidades para aplicarlos es fundamental para su éxito, especialmente para eliminar o limpiar los posibles hábitats de cría. Por ejemplo, los neumáticos viejos y en desuso ofrecen sombra y un espacio oscuro preferido para que los mosquitos aedes pongan sus huevos, que pueden resistir la sequía y desarrollarse solo cuando encuentran agua muchos meses después.

La OPS ha desarrollado una serie de iniciativas para apoyar estas actividades locales de prevención, incluida la Semana de Concienciación sobre los Mosquitos, que impulsa acciones a nivel comunitario para brindar información sobre las conexiones entre los mosquitos y las enfermedades que transmiten, como el dengue, pero también la chikungunya, el Zika, la malaria y la fiebre amarilla.

“Se han desarrollado varios mensajes sobre prevención y los países pueden adaptarlos a sus necesidades locales”, dijo Giovanini Coelho, del equipo de Entomología de Salud Pública de la OPS.

El dengue es una infección viral que se transmite de los mosquitos a las personas. Si bien la mayoría de las infecciones son asintomáticas o producen una enfermedad leve, ocasionalmente la enfermedad puede volverse grave e incluso causar la muerte. Los síntomas van desde fiebre leve hasta fiebre alta debilitante, con fuertes dolores de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor muscular y articular, y una erupción cutánea. La enfermedad puede evolucionar hacia un dengue grave, caracterizado por shock, dificultad respiratoria, sangrado e posible daño a los órganos.

 

 

 

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