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Calderón nos ofreció un informe regional innecesario

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Su propósito fue impresionar al electorado yucateco para que el PAN, su partido, reverdezca laureles y recupere la simpatía perdida a causa del fanatismo, doble moralidad y corrupción de la camarilla patricista. Y ahí, en el Fiesta Americana, estuvieron los corruptos secuestradores, aplaudiendo cuanta falsedad salió de la boca presidencial.

Y si Felipe Calderón es ducho en presentarse como mandatario preocupado de su pueblo, también lo es para mentir. Se vanagloria en demasía el ilegítimo con los puntos más importantes que mencionó en su informe regional; a pesar de ser los que con mayor facilidad pueden rebatirse y cuestionarse. Uno de ellos, su mayor obsesión, es la seguridad.

Mediante medias verdades busca justificar la absurda guerra contra el narco, que ha costado la vida a más de cincuenta mil compatriotas, la mayor parte inocentes. Perdido en su mundo utópico, Calderón se jactó en el Fiesta Americana (falsamente por supuesto), que “terminará su administración legándole a quien siga una institucionalidad confiable a nivel federal”. Mostróse orgullosísimo del proceso de reconstrucción de la nueva policía federal y del apoyo que ha dado a las fuerzas armadas. “Con eso, añadió, continuaremos dándole con todo al crimen organizado. Si los narcos utilizan cinco tanques para delinquir, mi gobierno les responderá con diez para detenerlos”.

Hundido ya en la vorágine de la mentira, finalizó ufano: “mi lucha contra el crimen organizado arroja datos históricos, pues poco más de 6,500 secuestradores están en las cárceles de todo el país”. Dirá misa el Presidente, pero datos de la CNDH hacen tambalear sus aseveraciones. Pudiera ser que haya detenciones “sin precedente” en el combate al crimen organizado, pero el Presidente no documenta, por ejemplo, los centenares de inocentes que han sido capturados o los cientos de delincuentes liberados. Los organismos calderonistas de seguridad, como la PGR, se niegan a informar con claridad sobre el número de personas sentenciadas.

No obstante, cruzando cifras de capturas, cantidad de internos en las cárceles y casos llevados a los tribunales; la CNDH y demás organizaciones relacionadas con el tema, han calculado que el porcentaje de sentenciados apenas está entre 13 y 30 por ciento, la mayor parte por posesión de armas. Oculta el Presidente, aunque lo sabe, que la inmensa mayoría de detenidos- inocentes y culpables– regresa a la calle por fallas en el procedimiento judicial. Muy orgulloso dícese Calderón por la restauración del ejército y de su policía federal (para felicidad de su protegido Genaro García Luna); pero la cruda realidad es que en México tenemos detenciones y procesos judiciales en los que no existe análisis previo, ni investigación, ni seguimiento, ni estrategia, ni visión de largo plazo.

Respecto al narco, cabe decir que a pesar que los capos son delincuentes conocidos, y que existe en los archivos policíacos centenares de declaraciones y denuncias con señalamientos directos, ni la PGR ni las procuradurías estatales usan sus facultades para intervenir teléfonos, para dar seguimiento al dinero sucio, o para solicitar y obtener órdenes de aprehensión. No podrá existir esa “institucionalidad confiable a nivel federal” que mencionó Calderón, mientras los procedimientos judiciales se pierdan por la incompetencia, la cobardía y putrefacción de las distintas áreas jurídico-procesales. La ausencia de elementos creíbles y suficientes para probar las acusaciones ha sido habitual en el sexenio fecalista, por eso los cientos o miles de liberados.

Y mientras Calderón habla, habla y habla, sin ton ni son de seguridad, tratando de convencernos que la mejor opción para 2012 es el PAN, siguen en el aire la resolución de casos como el de la discoteca News Divine, la guardería ABC, los asesinatos de centenares de centroamericanos en Tamaulipas, las fosas clandestinas, los mineros de Pasta de Conchos, el caso Poulett, que resultó asesinada por un colchón; las muertas en Juárez, serie larguísima de asesinatos que parecen no tener fin ni solución. Y los desaparecidos. ¿Mencionó Calderón a los desaparecidos? ¿Saben ustedes que podrían ser entre cuatro mil y veinte mil?, según la Afadem (Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos en México).

Lo más grave es que la mayor parte de los casos no son investigados porque las autoridades ministeriales los consideran levantones. Y con eso se quitan el paquete. ¿Dijo algo sobre eso Calderón en el Fiesta? Por supuesto que no. Tan pronto pudo brincó a la cuestión de la economía nacional. A este respecto, el Ilegítimo dijo: “nuestro país está más fuerte que nunca, tenemos reservas suficientes con un techo financiero de 137 mil millones de pesos”.

Y surgió la clásica insensibilidad panista: “aunque todos saquemos del cochinito, del banco o de la bolsa para comprar dólares, ni así nos acabaríamos las reservas del Banco de México”. El titular de calderonlandia ha de pensar que “los seis mil pesos mensuales con que los mexicanos vivimos holgadamente”, según afirma el delfín Ernesto Cordero, nos alcanzan hasta para ahorrar en el cochinito, en el banco y en la bolsa. ¿Qué les parece? Se burla de nosotros, a pesar que vemos desaceleración en la economía nacional y probable recesión; a pesar que en su sexenio los salarios casi no han subido, a pesar que el desempleo alcanzó cifras sin precedente y la pobreza es cada día mayor.

El noveno gasolinazo que nos enflauta este año (el sábado pasado), desmiente categóricamente lo dicho en el informe triunfalista: “lo hecho en Pemex permite a México contar con reservas suficientes del crudo, para cerrar este año con el 100% de restitución de reservas, que garantizan el futuro de la industria nacional”. La verdad, estimados lectores, ¿ustedes creen que el anuncio rimbombante sobre Pemex nos beneficia en algo como consumidores de gasolina, diesel o gas? ¿Nos ha beneficiado que la Comisión Federal de Electricidad se modernice? Calderonlandia en el Fiesta finalizó con esta declaración: “A medida que pasa el tiempo, me entran más fuerzas para terminar y decir que voy a concluir mi mandato a tambor batiente, echándole todos los kilos para cumplir todos los objetivos que nos quedan”.

Por desgracia, don Felipe es un individuo soberbio y arrogante, incapaz de reconocer (hasta en eso es inepto) los gigantescos errores que él y sus funcionarios azulinos están cometiendo y que han hundido al país.  En vez de asumir su responsabilidad ante la debacle económica y su guerrita perdida, derrocha los recursos públicos en informes regionales innecesarios, concebidos para beneficiar a su partido.

¿Acaso no fue suficiente el Informe escrito que entregó al Congreso de la Unión el secretario de Gobernación, José francisco Blake Mora, en el que detalla el estado de la administración pública federal?  Muchas preguntas pudimos haberle hecho los yucatecos, de no haber estado amañado el proceso de interrogación. Por ejemplo: ¿por qué no hay mejores salarios?, ¿dónde está ese Pemex que pertenece a los mexicanos? Si es nuestro, ¿por qué la brutalidad de vender el crudo barato y comprar gasolina cara para vendérnosla más cara? ¿Por qué los servicios de salud de más de 100 millones de mexicanos, no mejoran? ¿Por qué los compatriotas del Norte no pueden pasear tranquilamente en las noches? ¿Quién es el culpable? ¿Por qué ha aumentado tanto la burocracia durante el régimen panista que lleva once años? Muchas preguntas al aire, demasiados cuentos los del Señor Presidente, muchos cuentos, abundante fantasía.

Lo que más duele es que los cuentos calderonistas han podido más que todos los que queremos el bien de la patria, y no somos escuchados. Que quede claro: si Josefina Vázquez Mota o Ernesto Cordero, quien sea candidato panista, ganara la presidencia de la República, seguirá con el mismo modelo de Calderón: llegarán a Los Pinos a enriquecerse y a dejar al país peor de lo que ya está.- C.A.S.B.- Mérida, Yucatán, 12 de septiembre de 2011 [email protected]

*Analista político, ex Regidor municipal meridano