La caída de Maduro.
Parece inevitable el derrocamiento de Nicolas Maduro en Venezuela, más por la fuerza de un pueblo oprimido que parece despertar de su letargo. Nicolas Maduro ve venir el término de un sueño bolivariano heredado por Hugo Chávez, el dictador que se declaró enemigo de los Estados Unidos de Norte América y de todos aquellos que no apoyaban sus ideas y su proyecto de nación.
Maduro ha dado un “golpe de Estado”, un “Fujimorazo” afirman unos, lo que ha desbordado el ánimo del pueblo, que clama justicia, justicia social y justicia legal. Y es que en Venezuela se están muriendo de hambre. La crisis económica ha deteriorado el bienestar de la población que no hay comida, ni productos básicos. La gente está harta, y está dispuesta a sublevarse. En Venezuela hay muchos presos políticos, y seguro habrán más en los próximos días.
La dictadura, como Dinosaurio, moverá la cola y tirará a morder.
El régimen de Nicolas Maduro enfrenta la presión social para convocar a elecciones. La cosa está en el terreno de la democracia todavía.
Venezuela enfrenta la amenaza de un choque violento entre el pueblo y la autoridad, toda vez que se ha violentado la soberanía popular al quitarle atribuciones al poder legislativo (Asamblea Nacional), para dárselo al poder Judicial. ¿Cómo puede un pueblo liberarse de una dictadura que niega el derecho a la nación de ser democrática?, la violencia levanta la mano.
Falta un paso, uno solo para que Nicolas Maduro cometa el grave error que desate la furia de los venezolanos. Aún está a tiempo de irse. Maduro dejó de ser opción para Venezuela. El chavismo dejó de ser opción para Venezuela y para América Latina. No puede haber democracia cuando el pueblo se muere de hambre y no tiene a quién recurrir para sobrevivir. Venezuela está a punto de liberarse de Maduro.
