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Chile vs Uruguay: el juego de los contrastes

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Zamorano no se pudo contener. Sentado en el estudio de “Más que Fútbol”, casi no dio tiempo a que terminara el tape con las palabras de Marcelo Díaz y ya lo estaba aplaudiendo, literalmente, al tiempo que decía “Muy bien, Díaz…”. Lo que estaba muy bien, para Iván, era lo que el mediocampista que mejor interpreta el pensamiento de Sampaoli había dicho, sobre la forma de enfrentar a Uruguay: “Ellos son los mejores para pelear; nosotros tenemos que jugar. Si entramos en la pelea, perdemos”. No había descalificación en sus palabras, nada. Cuando hablaba de pelear, no se refería a las malas artes, sino al rigor. Y cuando hablaba de jugar, no se refería a la lírica sino a un estilo. “Les voy a contar una infidencia”, completó Zamorano. “Yo jugué la Copa América del ’87; tenía 19 años. Jugamos la final contra Uruguay. Tenían a Francescoli, pero raspaban… Recuerdo la arenga de nuestro DT, en el vestuario: ‘¿¡Ellos raspan!? ¡Nosotros vamos a raspar más!’ Al ratito, ya teníamos un jugador menos.

Hoy, no hay otro partido de cuartos de final que ofrezca un duelo de estilos más marcado que Chile-Uruguay.

1) El juego por abajo vs. el juego por arriba. “Si yo fuera chileno, estaría orgulloso de ese equipo”, declaró Martino. Y el cumplido tiene que ver con un estilo muy definido: Chile ataca desde Bravo hasta Vargas, con laterales que se convierten en en extremos, con mediocampistas que aparecen como delanteros y con delanteros que rotan sus posiciones. El falso 9, tantas veces criticado por falso, puede ser en este caso una carta verdadera, al quitarle referencia a lo mejor de su rival: la enorme jerarquía de los centrales, Godín-Giménez y Coates cuando le toca. Por abajo juega y llega Chile, aunque en este torneo ha aprovechado facilidades para marcar de cabeza. Por arriba le cuesta defenderse, y allí está uno de sus problemas: más que el talón, en su caso sería la Cabeza de Aquiles. La falta de altura es una obsesión chilena y el aprovechamiento de la altura es una virtud uruguaya, aunque la comparación promediada haya sólo 2 cm de diferencia. No es una cuestión de forma, sino de fondo. Como dijo Cruyff cuando le preguntaron por la falta de altura del Barcelona y su dificultad para marcar ante tiros de esquina o libres en contra: “Pues, muy fácil; no ceder córners ni faltas”.

2) Alexis vs. Cavani. La Generación Dorada chilena tiene varias individualidades para ofrecer (Bravo, Medel, Vidal), pero el afiche está reservado para Alexis. Hasta aquí, ha logrado sacarse de encima un karma: volvió al gol. Pero le sigue faltando El Partido. Y Uruguay, que ha construido la transición desde atrás hacia adelante, espera a Cavani, ya sin la sombra de Forlán y circunstancialmente sin la compañía de Suárez.

2) El que no ganó nunca vs. el que ganó más. A Chile lo presiona su historia y lo avala su presente. Junto con Ecuador y Venezuela, es el único que no tiene en sus vitrinas el trofeo, y la circunstancia indica que esta es la oportunidad. Nadie elige rivales, pero entre el verdugo eterno (Brasil), el vecino poderoso (Argentina) y el que le tocó, tal vez hubiera de dejado como última opción justamente a Uruguay, el más triunfador en Copa América y especialista en bajar anfitriones, como sucedió en 2007 y en 2011. Un equipo acostumbrado a… pelear.

 

FUENTE: lanacion.com