Por Joe Cash
PEKÍN, 31 jul (Reuters) – Las autoridades chinas dieron a conocer el lunes nuevas directrices políticas, pero no medidas concretas para impulsar la tambaleante economía y el consumo interno, lo que dejó a los inversores a la expectativa, ya que los mediocres datos de actividad aumentaron la presión para que las autoridades actúen.
La actividad manufacturera de la segunda economía mundial cayó en julio por cuarto mes consecutivo, mientras que los sectores de servicios y construcción estuvieron al borde de la contracción, según las encuestas oficiales, lo que amenaza las perspectivas de crecimiento para el tercer trimestre.
Sin embargo, en una conferencia de prensa convocada por el planificador estatal, los funcionarios se limitaron a prometer vagamente “estudiar y formular políticas”, defraudando las esperanzas de un inminente aumento de los estímulos tras las alusiones positivas de una reunión del Politburó celebrada este mes y la posterior subida de las bolsas.
“De cara al futuro, es necesario un apoyo político para evitar que la economía china entre en recesión, entre otras cosas porque los vientos externos en contra parece que persistirán durante un tiempo más”, escribió en una nota Julian Evans-Pritchard, de Capital Economics.
“A menos que se desplieguen pronto ayudas concretas, la reciente caída de la demanda corre el riesgo de autorreforzarse”, agregó.
La segunda economía mundial creció a un ritmo lento en el segundo trimestre, al debilitarse la demanda interna y externa, y algunos analistas advierten ahora de que el objetivo de crecimiento económico del gobierno, en torno al 5%, podría estar en peligro por segundo año consecutivo.
Sin embargo, muchos analistas afirman que los responsables políticos pueden mostrarse reacios a aplicar cualquier estímulo agresivo para impulsar el consumo interno, debido a la preocupación por los crecientes riesgos de endeudamiento, a pesar de la urgencia de la tarea.
“La fuerte caída de la actividad de la construcción es una señal preocupante de una posible espiral de muerte en el sector inmobiliario”, afirmó Xu Tianchen, economista jefe de Economist Intelligence Unit. “Mientras tanto, se observan mejoras en los niveles de inventario, lo que sugiere que, con la reducción de existencias llegando a su fin, el sector manufacturero chino tocó fondo en el segundo trimestre”.
El PMI manufacturero subió a 49,3 en julio desde el 49 en junio, manteniéndose por debajo de la marca de 50 puntos que separa la expansión de la contracción.
La última vez que ese indicador apuntó a la contracción durante más de tres meses consecutivos fue entre mayo y octubre de 2019, antes de la pandemia, lo que sugiere que el sentimiento negativo entre los gerentes de las fábricas se había vuelto especialmente persistente.
El PMI no manufacturero, que incorpora subíndices para la actividad del sector servicios y la construcción, bajó a 51,5 desde el 53,2 de junio, mientras que el subíndice de la construcción cayó desde un máximo de 65,6 en marzo a 51,2 este mes.
Los máximos dirigentes chinos se comprometieron a principios de mes a intensificar el apoyo a la política económica, centrándose en la expansión de la demanda interna, el fomento de la confianza y la contención de los riesgos, según declaró el Politburó, máximo órgano decisorio del gobernante Partido Comunista.
Sin embargo, los inversores extranjeros afirman que, antes de que se recupere la confianza, las palabras deben ir acompañadas de acciones concretas, sobre todo en lo que se refiere a la reparación del sector inmobiliario, que lleva mucho tiempo en crisis y está muy endeudado.
