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Del respeto hacia la paz social

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Las sociedades son dinámicas por naturaleza, ya que están integradas por personas diversas, con distintas formas de pensar y conducirse. La actualidad nos presenta un panorama en el cual inevitablemente existe una interacción cotidiana entre diferentes ideologías de todo tipo, la fusión cultural de igual forma es un fenómeno recurrente en el mundo globalizado en que vivimos.

La obligada convivencia ha sido un factor significativo para que las mentes de la gente se abran hacia un esquema de pensamiento de mayor empatía hacia el próximo y al necesario reconocimiento de la dignidad humana que poseen absolutamente todos los miembros de la comunidad. Aquellos sectores de la población que históricamente han sido vulnerados, hoy juegan un papel dentro de la sociedad fundamental, lo cuales enormemente positivo. Así, vemos cada vez a más mujeres ocupando puestos claves en los ámbitos profesionales y políticos, así como una mayor conciencia del debido respeto hacia las comunidades indígenas o las personas con discapacidad, por citar algunos ejemplos.

Está claro que falta mucho por hacer, pero se han dado pasos sólidos en cuanto al respeto de los derechos humanos y el compromiso por generar condiciones de igualdad para todos. No obstante, lo trascendental es que las nuevas generaciones muestran una tendencia favorable por dejar atrás viejos estigmas basados en la ignorancia.

La discriminación ha sido un terrible lastre que azotaba al tejido social, y que hoy, poco a poco se ha ido revirtiendo gracias a un plausible esfuerzo de diferentes sectores que componen la sociedad. Por tanto, es posible comprender que no se trata de tolerar o aceptar a los demás, sino de respetar la dignidad humana.

El auténtico sentido del respeto solo se obtiene cuando se asimila que las diferencias entre individuos son naturales, pero todos somos iguales en cuanto a derechos y obligaciones respecta, es un principio básico sustentado en la lógica más elemental.
No basta con el simple hecho de no ejercer violencia o rechazo hacia terceros, la verdadera paz se va cimentando a través de acciones propositivas que ayuden a hacer una sociedad armónica donde se vivan los valores humanos de modo habitual. La sana convivencia no se traduce en la no violencia, sino en la práctica permanente de conductas que den paso a un ambiente de fraternidad y solidaridad.

El respeto hacia los demás, es el pilar sobre el cual se edifican sociedades justas, incluyentes y democráticas. Valoremos la nobleza que radica en la acción de respetar a los demás y observemos que las diferencias no significan barreras sino oportunidades para enriquecer a las comunidades de la mano de una visión de desarrollo y organización para trabajar por objetivos comunes en pro del bien común.