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El poder de Nicolás Leoz y la Conmebol empieza a decaer

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ARCHIVO - En imagen del 29 de junio de 2012, el paraguayo Nicolás Leoz, presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), da inicio a la ceremonia del sorteo para la Copa Sudamericana 2012, en Luque, Paraguay. La Interpol agregó a seis hombres con vínculos con la FIFA a su lista de personas más buscadas el miércoles 3 de junio de 2015, y emitió una alerta internacional por dos ex funcionarios de FIFA y cuatro ejecutivos bajo cargos que incluyen crimen organizado y corrupción. Dos de los hombres, el ex vicepresidente de la FIFA Jack Warner, de Trinidad y Tobago, y Leoz, fueron arrestados en sus países de origen. Warner fue luego liberado y Leoz continúa bajo arresto domiciliario. (Foto AP//Jorge Saenz, archivo)

ASUNCION, Paraguay.- El poder absoluto que por muchos años tuvo Nicolás Leoz al frente de la Confederación Sudamericana de Fútbol lo captura con locuacidad una placa instalada a la entrada de la impenetrable sede del que fuera su reino futbolístico a las afueras de la capital paraguaya.

Inscritas en una lámina de metal, la placa reproduce los cuatro artículos de una ley que impide a las autoridades locales allanar la sede de la Conmebol, confiscar sus archivos y documentos al tiempo que recuerda que esa inmunidad judicial es igual a la que le otorga la ONU a los cuerpos diplomáticos del mundo.

Gracias a esa ley, que fue cabildeada ante el Congreso paraguayo por el propio Leoz en 1997, las autoridades locales tienen las manos atadas para entrar a la sede de la confederación o llevarse documentos como ocurrió con la sede de la CONCACAF en Miami, como parte de una investigación global que ha removido los cimientos del fútbol, provocó la renuncia del presidente de la FIFA y el arresto de varios de sus funcionarios.

El propio Leoz se jactó del poder que le otorga la normatividad en una entrevista que le concedió al diario argentino Olé en 2012. “No puede ingresar la Policía, ni un juez del crimen, nadie en tanto siga vigente la Ley 1070”, dijo entonces.

Pero ahora Leoz, de 86 años, se encuentra bajo arresto domiciliario. Y esa era de grandes privilegios e inmunidad para la Conmebol parece iniciar su ocaso en el país sudamericano de 6,8 millones de habitantes, que no tiene acceso al mar, y donde la corrupción, el contrabando y la evasión de impuestos son problemas endémicos.

Leoz es una de las 14 personas acusadas por el Departamento de Justicia estadounidense de crimen organizado, lavado de activos y sobornos.

El uruguayo Eugenio Figueredo, sucesor de Leoz en 2013 y líder de la Conmebol hasta el año pasado, fue uno de los siete dirigentes de la FIFA arrestados en Zúrich junto con el vicepresidente de la entidad, el venezolano Rafael Esquivel. Ambos están librando una batalla jurídica para evitar su extradición a Estados Unidos.

Según la resolución de acusación estadounidense, Leoz, Figueredo y otros dirigentes de la Conmebol presuntamente aceptaron 110 millones de dólares en sobornos ofrecidos por una empresa de marketing deportivo a cambio de la cesión de los derechos televisivos y de mercado de cuatro ediciones de la Copa América.

La Interpol incluyó a Leoz en su lista de más buscados, Estados Unidos busca que sea extraditado y el miércoles la Cámara de Diputados paraguaya aprobó un proyecto para derogar la ley de inmunidad, algo que era casi impensable hasta hace poco, tomando en cuenta los estrechos lazos de Leoz con la legislatura y el presidente Horacio Cartes, quien también respalda la iniciativa.

Hugo Rubín, el diputado que presentó la medida para revocar la inmunidad, dijo que los paraguayos sentían orgullo por tener la sede de la Conmebol en su país, y que los legisladores que aprobaron la ley, pocos años después de que terminara una dictadura que gobernó al país desde 1954, creyeron que era buena idea proteger al organismo.

“Considerábamos que la presencia de la Conmebol nos daba renombre como país”, dijo Rubín a The Associated Press. “Hoy día, a la luz de las circunstancias, nos damos cuenta de que fue un error y que sirvió para apañar una serie de situaciones irregulares que, supongo que ahora con el levantamiento de la inviolabilidad de la que goza el edificio y la institución en general, se va a saber la verdad”.

Leoz, que ha sido operado del corazón en cuatro ocasiones, fue dado de alta esta semana de un hospital de su propiedad, donde era atendido por hipertensión arterial desde que se desató el escándalo de la FIFA.

“Él conoce los cargos genéricos. Pero usted tiene que entender que dentro de esos casos genéricos de los que se le acusa hay más de treinta personas involucradas. Qué participación tiene cada una de estas personas en estos hechos delictivos es lo que a él no se le ha dicho nunca”, dijo a la AP el abogado de Leoz, Raúl Barriocanal. “Hasta hoy él dice: ‘que yo haya cometido de hacer una asociación criminal, que es uno de los cargos, jamás yo he hecho una asociación criminal’. El soborno por ejemplo, él dice que jamás ha cometido soborno”.

Leoz fue nombrado en una pesquisa criminal en Suiza en 2008 como receptor de 130.000 dólares de ISL, empresa que hacía el mercado de la FIFA, y que se declaró en bancarrota en 2001 alegando que tenía deudas por unos 300 millones de dólares.

Años después, Leoz dijo que ese dinero fue utilizado para construir escuelas para niños indígenas como parte de un proyecto de un millón de dólares en la región noroccidental de El Chaco Boreal, una de las zonas más pobres de Paraguay.

Leoz admitió en 2013 que recibió los pagos de ISL y renunció a la presidencia de la confederación, aunque dijo que era por padecer de problemas de salud. La FIFA lo regañó pero no le impuso sanción alguna.

“Estos pagos aparentemente fueron hechos a través de compañías fantasmas para encubrir al verdadero receptor del dinero y tienen que ser calificados como ‘comisiones’, ahora conocidos como ‘sobornos”’, señaló la FIFA en un informe.

El hecho que la sede del organismo rector del fútbol en Sudamérica esté en Paraguay dice mucho sobre el poder de Leoz pues el país fue escogido pese a ser uno de los más pobres de la región y cuando limita con potencias económicas y futbolísticas como Brasil o Argentina.

Hace casi dos décadas, cuando se hizo la elección, Paraguay no podía ofrecer una infraestructura moderna, un sistema bancario eficiente o accesibilidad por vía aérea desde otras capitales sudamericanas.

Pero Leoz tenía algo que ofrecer: la promesa de que los asuntos de la organización estarían libres de cualquier intervención de las autoridades.

Magnate de los bienes raíces e involucrado en el fútbol paraguayo durante décadas, Leoz también propuso un terreno donado por una municipalidad vecina a Asunción, donde se podía construir la sede de la Confederación, donde ahora hay un hotel, un centro de convenciones y un helipuerto.

Durante años, la organización rotaba al país del presidente de la federación que estuviera al mando, pero en 1990 se decidió finalmente establecerla en Asunción. El edificio actual se inauguró en 1998 con la bendición del entonces presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange. El hotel, el centro de convenciones y un museo del fútbol fueron construidos en la década siguiente.

“Leoz es el paraguayo que más lejos llegó en el siglo XX”, dijo el analista político y ex ministro de Educación Horacio Galeano. “Más que cualquier actor, cantante o futbolista. Es el más destacado y este tema es muy delicado porque ha llevado a que uno de los mitos de Paraguay haya llegado a tener un traspié”.

En la entrevista de 2012 con Olé, Leoz dio algunos detalles sobre las negociaciones para que se aprobara la ley de inmunidad. Mientras estaba en Bolivia para la Copa América de 1997, dijo que convenció al entonces presidente Juan Carlos Wasmosy.

“Le pregunté qué le parecía lo de la inmunidad”, recordó Leoz en la entrevista. “Y él me dijo: ‘conseguíte la Cámara de Senadores y de Diputados, y yo te firmo el decreto”’.

Leoz comenzó su carrera como periodista deportivo en una radio local en la década de los 40. Graduado de derecho, en los 50 trabajó brevemente en un tribunal y luego se hizo cargo del negocio familiar de bienes raíces, al mismo tiempo que se involucraba en el fútbol como presidente del club Libertad. También incursionó en otros negocios, incluyendo una fábrica de ropa.

Desde la presidencia de Libertad trepó hasta convertirse en vicepresidente de la Conmebol, y finalmente fue elegido presidente del organismo que dirigió hasta 2013.

Los vínculos de Leoz con los negocios y la política llegan hasta las más altas esferas. Antes de ser presidente de Paraguay, Cartes era presidente de Libertad, y le puso, de nombre a su estadio, “Nicolás Leoz”.

El dirigente goza de una inmensa popularidad entre sus compatriotas que lo ven como una figura magnánima.

Edilberto Vera, ex presidente del club Sol de América y quien conoce a Leoz desde hace décadas, recordó que un primo suyo que trabajaba para él quedó incapacitado tras sufrir un derrame cerebral. Leoz le regaló una casa y le pagó por una enfermera.

“Si Leoz lo quiere a uno, lo va cuidar”, dijo Vera.

El analista Fernando Masi cree que el caso de Leoz es otro ejemplo de la corrupción tan arraigada en Paraguay.

“Ahora Cartes quiere mandar al congreso la ley para derogar la inmunidad y despegarse de Nicolás Leoz. Pero Leoz con su imagen, arrestado y posible extraditado, solo le hace más daño a la imagen de Paraguay que ya está bien metida en la corrupción”, dijo Masi, un economista del Centro para el Análisis de la Economía Paraguaya.

Pero Aldo Benítez, un periodista del diario ABC Color, cree que el arresto y los esfuerzos para derogar la ley representan un punto de inflexión.

“Si Leoz fallecía un mes atrás al tipo se le estaría condecorando y la gente peleando para ver que más lleva su nombre, porque él estaba en una conciencia pública muy alta”, dijo Benítez. “Tenía una omnipotencia total y la Conmebol no podía ser tocada. Pero ya no es así. Ahora hay una nueva visión”.

 

(AP)