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Fuera el Fuero

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“Dentro de unos pocos días, habremos de ir a las elecciones y la figura presidencial jamás volverá a ser igual, de aquí para adelante el Presidente de la República será, simplemente, un servidor público más; será como el cartero, y será como el policía, pero ya nunca más volverá a ser Dios.”

El Maquío

Después de treinta años, esa frase volvió a estar vigente en la agenda nacional. En su momento fue pronunciada para anunciar que el pueblo mexicano ya no estaba dispuesto a seguir aplaudiendo y alabando toda acción realizada o palabra dicha por el Presidente. Hoy, la retomamos para anunciar que el Presidente ya no estará ni por encima, ni al margen de la ley.

La Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional que, en su contenido, les quita el fuero a los altos funcionarios, legisladores federales, y también al Presidente de la República; modificando los artículos 17, 61, 74, 108, 110, 111,112 y 114 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Nosotros solamente podemos decir que ya era hora, el fuero pasó, de ser una protección, a ser una puerta que le abría paso a la impunidad.

Hay que decir las cosas como son, el fuero no es malo, ya que nació para proteger a los legisladores para que estos tengan la libertad de expresas sus ideas y pensamientos sin preocuparse de ser reconvenidos; luego surgió la inmunidad procesal, con la cual los funcionarios no pueden ser procesados por delitos cometidos sin que antes la Cámara de Diputados apruebe su desafuero en votación de mayoría absoluta.

El problema no es que exista el fuero, sino que se les haya dado a los lobos disfrazados de ovejas, a los ineptos, ambiciosos, e incluso, a criminales. La historia nacional demuestra que los gobernantes, bajo esta protección, han hecho y deshecho como, y cuando ellos han querido; los casos más recientes de este abuso podemos verlos en los exgobernadores que han sido encarcelados, procesados, por cometer delitos como peculado, lavado de dinero, etc. (Algunos personajes siguen prófugos, y otros siguen gobernando).

Muchos celebrarán la eliminación del fuero ignorando que esto es apenas un primer escalón, el siguiente peldaño es purgar las fiscalías eliminando la corrupción, los males que obstaculicen el debido proceso, la injerencia del ejecutivo; todo en aras de garantizar que el culpable pague, el inocente quede libre, sin importar si somos gobernantes o gobernados, porque al final, ante los ojos de la ley, todos debemos ser iguales.

Mientras tanto podemos festejar este hecho; Meade y El Frente podrán pelearse para definir a quien se le debe atribuir este logro, ya saben, para ganar votos; lo cierto es que todos resultamos ganadores ante esta aprobación, −aunque todavía falta que la ratifique el Senado−, pero todavía queda mucho camino por recorrer para vivir en ese México donde predomine la igualdad, equidad, y donde exista una correcta administración de la justicia.