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Gaspar no es la opción.

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La mentira por delante

El diputado local Gaspar Quintal Parra se ha dedicado a presentar iniciativas legales con el propósito, asegura, de generar beneficios a la población. Sin embargo, evidentemente es parte de una estrategia para lavar su imagen pública, como plataforma para arribar a la presidencia del CDE del PRI en Yucatán.

Todo estaría perfecto, si la estrategia estuviera respaldada por la congruencia del legislador priísta. Haciendo un análisis preciso, identificamos la gran mentira de Gaspar, como parte de esa gran simulación (estrategia estelar). Y es que, pretende erigirse como la “gran opción” para el priísmo yucateco, que está caído, desolado, apabullado, frustrado, triste, enojado por toda una serie de humillaciones como resultado de la peor crisis política que ha vivido el partido desde que tengo memoria.

Sí, es verdad, al PRI le urge cambiar de presidente estatal. Pero no se trata de cambiar para empeorar, sino de cambiar para mejorar.

El PRI necesita un líder de verdad, uno que se la “rife” con la militancia. Y qué más oportunidad necesita Gaspar si ante él tiene a los militantes despedidos por Francisco “pumba” Torres en plenos festejos decembrinos. Bien haría el ex presidente del PRI en Mérida en apoyar las justas demandas de los ex trabajadores del tricolor, a los que no se les respetaron sus derechos laborales, ni sus derechos humanos. ¿Alguien sabe si Gaspar sacó el “pecho” para defenderlos?, ¿les dio apoyo solidario?, ¿les ayudó a sustentar al menos un día de comida o a pagar sus deudas?, ¿acudió a sus hogares para ayudarlos a pasar las fiestas decembrinas con un pavo en la mesa?, ¿les puso abogados permanentes para defenderse en tribunales?. Porque han de saber que como fracción parlamentaria, los diputados del PRI disponen de un buen recurso económico con lo que bien pueden ayudar a sus correligionarios “caídos” en desgracia. Y lo mejor, es que él, es el jefe de la bancada, o sea, él decide en qué se gasta ese dinero público. Ahora bien, si el diputado Gaspar fue solidario ayudando con dinero y con asesoría legal sustentable a alguno de los trabajadores injustamente despedidos por “pumba”, yo lo publicaré y lo aplaudiré. Porque sé reconocer las cosas buenas que los políticos emprenden. Al tiempo.

De nada sirve que el susodicho legislador se “luzca” en tribuna con peroratas legales, que el pueblo no entiende, como cuando defendió al gobernador pues justificó legalmente la propuesta de sanción que mayoritariamente avaló la fracción del PAN. O cuando se lució tremendamente votando a favor de la ley de ingresos y egresos 2022 del gobierno panista que incluía incrementos en varios impuestos, afectando la economía de las familias yucatecas. ¡Bravo diputado! ¡Aplausos! ¡bien jugado!, ¡bien bajado ese balón!. ¡Vender a los ciudadanos bien vale un whisky!.

Se esperaba que los diputados del PRI se comportaran como verdadera oposición y lo que hicieron fue “inclinarse” ante los panistas. ¿Qué ganaron?. Los que conocen cómo se mueve el tablero del ajedrez político saben qué se negocia y cuánto se cobra por hacer eso. Gaspar es un experto en el juego. Por eso quiere la dirigencia del tricolor.

Aunque el PRI no tiene posibilidades de ganar la gubernatura del estado, tiene derecho a un millonario presupuesto que le proporciona el INE y el IEPAC cercano a los 100 millones. Ese millonario presupuesto es el verdadero objetivo del legislador en comento. Evidentemente la salud del partido no importa, no importa que su imagen ante la sociedad está super sucia, denigrada por la gran corrupción del pasado vigente, la doble moral, la mentira, la traición, el enriquecimiento inexplicable muchos “cuadros distinguidos”, la simulación, el influyentismo, el compadrazgo, el impulso de los “sobrinos y sobrinas”, el tráfico de tierras, la no rendición de cuentas, las facturas y empresas fantasmas, etcétera.

Lo he dicho con anterioridad, el pueblo siente repulsión y rechazo por más de lo mismo. No quiere a los mismos, no quiere “chapulines”, no quiere corruptos, desea ver en acción a los hombres y mujeres limpios, decentes, honrados, íntegros, honorables, que saben cumplir su palabra, que no mienten, que no simulan, que no son de doble moral, que generan confianza y que representan la verdadera esperanza. La gente necesita de esos y cuando ve a esos, se entrega por completo.

Gaspar Quintal no es la opción para que el PRI salga del gran hoyo en el que se encuentra. No es la alternativa viable, por ningún ángulo que se le vea. Ojalá lo entienda y brille la nobleza que seguramente tiene, para que se haga a un lado y deje que pase otro cuadro. Si es mujer mucho mejor. Una que no tenga “cola que le pisen”, de trayectoria, apreciada por la base social, con un rostro fresco, limpio que a la sociedad le genere confianza, para que pueda ser interlocutora con todos, especialmente con el pueblo de a pie, que garantice que en las designaciones de candidatos sabrá respetar las reglas democráticas y no cederá ante las presiones de los dinosaurios que ya tienen hartos a todos.

Queda mucho por analizar pero, por hoy aquí la dejo.

No hay nada personal, simplemente es poner en contexto la realidad del PRI, que es una institución pública y lo que está sucediendo con relación a un legislador que obtiene un salario del erario. Todo es público. En Mi Punto de Vista hacemos análisis político desde hace 22 años, y a lo largo de ese tiempo hemos pulido la gracia de anticiparnos a los hechos, y de visualizar lo que se deja venir de acuerdo a los actos y hechos públicos, así como de los movimientos de ajedrez político que se generan desde las cúpulas. No tendríamos éxito si quebrantáramos la técnica. Nosotros no fallamos. Siempre acertamos, como cuando vaticinamos desde finales del 2015 que el PRI perdería el poder en el 2018. Y dimos razones poderosas. Ejemplos de vaticinios publicados exitosos tenemos muchos más. 

Nuestra ética periodística nos obliga a ofrecer, si así lo requiere el aludido, el espacio para un derecho de réplica. Siempre ha sido de esa forma. En nuestra casa editorial tenemos la sana costumbre de honrar la noble tarea del periodismo.