El gran problema es que quienes aún no aceptan el arribo de Mauricio, no es que estén en su contra, solo que con ese hecho se sienten marginados y buscan mantener su presencia. Quisieran revivir tiempos pasados, seguramente donde ellos fueron los Mauricio Sahui del momento.
El punto en conflicto radica en la no aceptación de la política que aplica la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco con su relevo generacional que no tiene marcha atrás.
Una mezcla de envidia y cierto egoísmo ciega el raciocinio de los “rebeldes”; digamos que es normal en las esferas del poder político, donde ese tipo de sentimientos es simplemente parte de la realidad. Un componente que siempre estará y nunca se diluirá entre la clase política.
Reprimir y controlar esos sentimientos es parte de la madurez política, porque siempre será un peligro latente el no aceptar las decisiones del jefe político.
El decidir que Mauricio Sahui sea el presidente de la Gran Comisión no es el problema, sino que lo es, el hecho de que la “perrada” está suelta y no para de condenar dicha decisión, pasando por alto de dónde proviene la misma.
La no aceptación del nombramiento de “Mau” es peligroso para la unidad del partido, y señal de alerta para la consolidación del proyecto que encabeza Ivonne Ortega Pacheco, jefe político de Yucatán.
Nota: y lo mismo está sucediendo con Alaine López Briceño
Regla política: Donde hay jefe político, no gobierna la “perrada”
