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La crisis con Marruecos no terminará con la salida de Brahim Ghali

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Rabat, 21 may (EFE).- La crisis desatada entre España y Marruecos no terminará con la salida del territorio español del líder saharaui Brahim Ghali y su regreso a Tinduf, como erróneamente se ha interpretado en las últimas horas tras unas declaraciones del ministro marroquí de Exteriores, Naser Burita, sino con su presentación ante la Justicia española.

En realidad, el gobierno de Marruecos ha condicionado el regreso de su embajadora, Karima Benyaich, a su puesto en Madrid a que el gobierno español explique la llegada de Brahim Ghali, el presidente del Frente Polisario, a España para ser hospitalizado por un caso grave de covid, y a que la Justicia española actúe contra él.

“Aún no hemos recibido clarificaciones de España -dijo Burita- y la crisis durará mientras continúe su causa. Ella seguirá aquí mientras dure la crisis y hemos sido muy claros sobre el origen de esta crisis”.

“Todos sabemos por qué hay crisis -continuó-: porque España juzgó de forma soberana maniobrar con los enemigos de Marruecos y acoger a quien nos hace la guerra a diario, y actuar de este modo, con cambio de identidad (de Ghali) y un falso pasaporte, suscita muchos interrogantes”.

“La crisis comenzó el 17 de abril (fecha de la hospitalización de Ghali en un centro sanitario de Logroño) y desde entonces España y su Justicia han preferido mirar a otro lado sobre la presencia en su suelo de un acusado de crímenes de guerra”, continuó.

“¿Por qué, teniendo asuntos pendientes ante la Justicia, aún no ha sido molestado este señor?”, insistió Burita.

El ministro se refiere a la causa abierta por el juez español Santiago Pedraz tras una querella de la Asociación Saharahui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEH), por presuntos delitos como genocidio, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones.

Pedraz ha aclarado que no piensa imponer medidas cautelares a Ghali, como podrían ser la retirada del pasaporte o la imposición de vigilancia y custodia contra el saharaui, de 72 años y convaleciente en un hospital de Logroño.

Así pues, la “condición” que Marruecos plantea para la vuelta de su embajadora no es la salida de Ghali de España, bien al contrario: Rabat quiere que responda ante la justicia, y que a su vez el gobierno de Madrid ofrezca explicaciones sobre cómo se gestionó su llegada a España y su hospitalización.

Y ante una eventual alta hospitalaria de Ghali y su regreso a Tinduf, Burita advirtió contra “argucias para encontrarle una salida: no deben permitirse presiones diplomáticas sobre la Justicia española”, y para precisar a quién se refería, añadió: “Es una persona que se pasea con un pasaporte argelino, lo que convierte al asunto en una gestión diplomática”.