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La inauguración del tren insignia de México oculta retrasos y preocupación por los costes

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CIUDAD DE MÉXICO, 15 dic (Reuters) – México dio el pistoletazo de salida el viernes a un tren turístico que es un proyecto de infraestructura emblemático del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque los expertos dicen que todavía está muy lejos de ser plenamente operativo y que la inauguración es apresurada.

“Es una obra magna, no exageramos si decimos que no hay una obra así en la actualidad en el mundo, y se logró también en tiempo récord”, dijo el mandatario sobre el proyecto de 1,554 kilómetros de longitud, al inaugurar en una ceremonia oficial el primer tramo del llamado Tren Maya, entre el sureño estado Campeche y el centro turístico de Cancún.

Otro tramo, de Palenque a Cancún, se abrirá a finales de diciembre, y el resto de las rutas estarán en funcionamiento en febrero, según el Gobierno.

Pero los expertos ponen en duda estos plazos. El proyecto dista mucho de estar terminado, según un asesor de López Obrador, conocido por el acrónimo AMLO, y una persona implicada en la construcción, que hablaron bajo condición de anonimato. No está claro cuándo será exactamente, afirmaron.

Proyectado originalmente en 7,500 millones de dólares, el Tren Maya costará más de 28,000 millones, han dicho funcionarios del Gobierno. Los billetes oscilarán entre 1,166 y 1,862 pesos (67.45 y 107.72 dólares).

Es una de las varias obras emblemáticas de AMLO que se enfrentan a retrasos y a una espiral de costes. Una refinería en construcción también en el sur de México aún no produce gasolina utilizable a pesar de que se inauguró en 2022. El nuevo aeropuerto de Ciudad de México, operativo desde hace más de 20 meses, aún no ha atraído mucho tráfico de pasajeros.

López Obrador se había comprometido a terminar el tren a finales de 2023, lo que, según él, creará puestos de trabajo e impulsará la conectividad.

Los retrasos y los problemas legales han dificultado su avance. Activistas medioambientales y científicos sostienen que la construcción pone en grave peligro un delicado ecosistema subterráneo y divide la selva por la mitad.

“En cuanto a seguridad, una parte de este atraso del proyecto es precisamente por estos puntos (…) Se ha cambiado el proyecto varias veces”, dijo otro experto que participó en el estudio de impacto ambiental del gobierno.

Hablando bajo condición de anonimato, el experto dijo a Reuters que hay tramos sin terminar entre Tulum, Xpujil y Escárcega. Para concluir a tiempo se necesitaría una coordinación masiva, hasta ahora inexistente, entre todos los participantes en el proyecto, añadió.

Fue una carrera a contrarreloj hasta la inauguración de diciembre, explicó.

La Secretaría de Defensa, que dirige el proyecto, no respondió a las solicitudes de comentarios.

El miércoles, un grupo de activistas y buzos se adentraron en una cueva situada justo debajo de la construcción en el estado de Quintana Roo, en la península de Yucatán, para poner de relieve el impacto de la línea de tren en una parte vital del ecosistema local.

Se trata de una dentro de los cientos de cuevas subterráneas excavadas en la roca caliza blanda por el agua a lo largo de millones de años por las que pasará el tren. Las piscinas en el subsuelo, conocidas como cenotes, son una fuente principal de agua dulce para innumerables comunidades y fauna de la península.

“No tenemos ni idea de lo que va a pasar con nuestra agua”, afirmó la activista Cristina Nolasco. “Deberíamos haber hecho esto de una manera sostenible que también pudiera garantizar la resistencia estructural, y no lo estamos haciendo”.