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Levántate Pueblo

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El día jueves 7 de septiembre todo parecía transcurrir normal, no existía ninguna clase de indicio que pudiera anunciar que desde ese día la vida de cientos de familias cambiaría para siempre. ¿Sintieron el temblor?, ese fue el mensaje que empezó a circular por las redes sociales aquí en Mérida, aproximadamente a media noche, algunos confirmaban, con cierta confusión, la existencia de dicho temblor, otros, un poco más escépticos, rechazaban la idea.

A cuenta gotas se daba a conocer la información, efectivamente, tembló. El epicentro había sido en el golfo de Tehuantepec y había afectado a los estados de Chiapas, Oaxaca y Tabasco. El terremoto los tomó por sorpresa mientras muchos de ellos se encontraban dormidos, y otros apenas conciliando el sueño. Las horas seguían su curso y el número de fallecidos iba, infortunadamente, aumentando, dejando como cifra final la dolorosa cantidad de 96 muertos.

Un terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter sacudió al país a las 11:49 de la noche. Al amanecer empezaron a circular las fotos de aquellas casas destruidas, de las familias llorando sabiendo que habían perdido su patrimonio, y el resto de la gente con rostros todavía desconcertados, lo cual nos hizo hacer memoria de aquel terremoto que el país sufrió en aquel lejano 1985

Enrique Peña Nieto sabía que era imprescindible no caer en el mismo error que cayó Miguel de la Madrid Hurtado, y no lo hizo, actuó de inmediato reuniéndose con las familias afectadas, escuchando como habían vivido la infortunada eventualidad. Posteriormente dio un discurso donde invitaba a no sacar ventaja política del suceso. Las críticas no se hicieron esperar, “Que mejor ayude a levantar escombros, en lugar de hacer discursos”, comentaban algunos usuarios de Facebook.

Después de haber pasado una semana, parecía que todas las fuerzas de cada rincón del país se unían para levantar a Chiapas, Oaxaca y Tabasco, sin embargo, hubo un giro totalmente inesperado, el 19 de septiembre de 2017, día que se cumplía 32 años del terremoto que más había dañado al país, volvía a temblar.

El sismo de 7.1 grados en la escala de Richter se registró a las 13:14 horas, el epicentro se localizó en los límites de Puebla-Morelos, y afectó al estado de México, Morelos, Ciudad de México, y Puebla. En las redes sociales circulaban varios videos donde se mostraba la caída de diversos edificios, incendios, aunado a la desesperación, tristeza e impotencia de la gente que atónitamente lo veía y grababa. Hasta el momento la cantidad de fallecidos era de 291.

En otros vídeos podemos observar la solidaridad de la gente que ayuda a levantar los escombros para rescatar a las personas que se quedaron atrapadas.

 

Peña Nieto como respuesta a esta eventualidad activó el PlanMx, el cual fue presentado en julio del 2014, y lo explicó de la siguiente manera, “Con este plan se reducirán los tiempos de respuesta, se evitará la duplicidad de esfuerzos y se podrá concentrar la atención del gobierno con mayor precisión en las situaciones y lugares que más lo requieren.”

Estos dos eventos nos hicieron recordar aquel 19 de septiembre de 1985 a las 7 de la mañana con 19 minutos 42 segundos tiempo del centro de México, cuando un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter atacó al corazón de nuestro país. Los edificios cayeron sin resistencia alguna, un pánico generalizado se apoderó de la sociedad aunado a la incompetencia de un gobierno que se quedó con los brazos cruzados, denotando así, una clara incongruencia con su compromiso llamado “La Renovación Moral”.

En el terremoto de 1985 la comunidad mexicana se asoció para rescatar a toda persona que se había quedado atrapada dentro de los escombros, sacrificando, muchas veces, su propia seguridad y vida, mientras que el ejército y los policías únicamente se limitaron a resguardar los edificios caídos.

Hoy, así como entonces, debemos entender que la responsabilidad es compartida, gobierno y pueblo deben coadyuvar para lograr la reconstrucción del país, no hay duda alguna que nosotros estamos poniendo de nuestra parte, ellos deben hacer lo propio, y todo parece indicar que eso están haciendo.

México ha demostrado que los ciudadanos se convierten en una misma voz, en un mismo ser al enfrentar las eventualidades que nos atormentan, y esta vez no es la excepción. La paz que solamente la naturaleza puede ofrecernos, no ha estado a nuestro favor en éste último mes, lo mejor que podemos hacer es prepararnos para lo que pueda venir, pero hoy, que nos ha golpeado las inclemencias del tiempo, es indispensable levantarnos.

Y levántate pueblo, levántate y lucha que nada está perdido mientras nos tengamos a nosotros, nuestros edificios podrán estar destruidos, nuestras calles agrietadas, podremos estar cabizbajos, pero renaceremos de entre las cenizas con creciente confianza y fortaleza recién adquirida, y lo haremos todos juntos.

Si es preciso caminar día y noche por las calles anchas y estrechas para escuchar alguna voz que pida nuestra ayuda, entonces caminaremos. Si es necesario que nuestras manos sangren al escarbar entre los escombros para encontrar vida, entonces sangrarán. Si es preciso no dormir para rescatar al último mexicano que se encuentre atrapado, entonces no dormiremos. Pase lo que pase, jamás nos rendiremos.

Los terremotos nos hirieron, pero nunca podrán destruir nuestro corazón valiente.

Fuerza Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Morelos, CDMX, Puebla, México. ¡Fuerza pueblo mexicano!