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Ruido o Silencio político, por Lety Várguez

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El silencio es la ausencia total de sensación auditiva. Sin embargo, que no haya sonido alguno, no siempre quiere decir que no haya comunicación, partiendo de que los dos tipos de silencio que existen, son el silencio objetivo, que es el que no hace ruido y el silencio subjetivo,  que puede utilizarse con una intencionalidad dramática, buscando  una respuesta emotiva en el oyente,  me inspira a escribir el propio silencio.

 
Cotidianamente pensamos, que nuestro México está lleno de ruido, por  la rutina, el estrés en general,  pero en la realidad, en la vida misma, en la actualidad, existen infinidad de silencios, estamos rodeados de ellos, que sin decir nada, dicen todo.

 
Hemos visto, a lo largo del tiempo, en diferentes momentos la estrategia del silencio, en especial del silencio político, que ha sido a más no poder explotado, y hoy por hoy es  carente de funcionalidad, puesto que, lo que no se dice, se ve.

 
En el actuar político, “los silencios”, han rebasado lo que una sociedad puede tolerar, es decir,  existe silencio diciendo el mismo discurso político, existe silencio queriendo explotar la imagen de los apoyos sociales, existe silencio en los aumentos salariales, porque todo lo que se dice o se muestra, calla el entorno de lo que acontece día a día.

 
Es necesario, que el Gobierno no sea amigo del silencio, y menos en tiempos de crisis, y me refiero a la económica, a la política, a la social, a la legal, en donde lo que se comunica, es contrario a lo que la ciudadanía vive, siente y demanda, al grado que el ruido excesivo de “buena” información  de los logros de gobierno, que son utilizados como accesorios personales por muchos políticos, enmudecen lo verdaderamente importante.

La falta de visión y de oficio político, y el exceso de egoísmo político, está llevando a los mexicanos que son solo espectadores, a la decepción  en sus finanzas familiares, a la falta de empleo, a la injusta aplicación de la legalidad cuando son afectados, pues, como se nos muestra, todo es el   resultado del “actuar político”, y no del verdadero acuerdo político.

 
Queda claro entonces que muchas veces el silencio político consigue un efecto contrario, multiplicando las especulaciones y la visibilidad de la polémica.

 
Los mexicanos, no requerimos más del silencio político, y desde luego no queremos del ruido que inutiliza las verdaderas necesidades, y equivoca el camino, el rumbo, los pasos de lo simple y justo, sería mejor aplicar la fórmula jurídica del emperador Justiniano  que definió la justicia como” la voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que se merece”.