Inicio Análisis político Alejandro López Munguía Si es hipócrita, mentiroso, soberbio, traidor y corrupto…Entonces es político

Si es hipócrita, mentiroso, soberbio, traidor y corrupto…Entonces es político

1673
alt

Si es hipócrita, mentiroso, soberbio, traidor y corrupto… Entonces es político.

 

La fama que se cargan la mayoría de los políticos no es gratuita. Se la han forjado a lo largo de muchos años, en los que han demostrado ser verdaderos canallas, inhumanos, egoístas, perversos, deshonestos, gandallas, desleales. La gente los conoce bien, los tiene bien ubicados, plenamente identificados, precisamente porque han estado colgados del erario en diversos puestos. Hoy son diputados, mañana senadores, después gobernadores, directores nacionales de alguna institución, luego regresan para ser diputados, dirigentes de sus partidos, líderes de sindicatos, y así sucesivamente, nunca se acaba. El chiste es que nunca se quedan sin un pedazo de poder político.

Aman ser parte del escenario donde tienen un lugar asegurado y una mención durante el evento: “también nos acompaña el Diputado menganito de tal”. Uno de los sellos es la incapacidad de hacer el bien a la población. La inmensa mayoría de esos políticos nunca dejan huella positiva. Su paso por las instituciones es de mero trámite.

La gran mayoría no valora la oportunidad que tienen de servir a la gente que paga sus impuestos y que confía en las instituciones. Como nunca han luchado por ganarse el reconocimiento de la población, no sienten el deber de corresponderles.

Innumerables son los políticos, hombres y mujeres que han amasado cuantiosas fortunas al amparo del poder. Provienen de una clase media y con los años se convirtieron en poderosos políticos adinerados. 

Pero eso está cambiando. La población está buscando nuevos perfiles en la sociedad. Ya no quiere a los “expertos”, ni a los “alzados”, ni “a los de siempre”. Quiere en la política a gente limpia, honrada, dispuesta a sacrificarse para hacer posible el verdadero desarrollo de los más pobres.

Porque la pobreza en México es grande y es grave. En todo el territorio nacional la pobreza ha extendido su sombra en el 80% de las entidades. A lo largo de los últimos sexenios, los gobiernos no han podido detener el deterioro de la calidad de vida. 4 de cada 10 ciudadanos en el país tienen un empleo digno. 2 de cada 10 ciudadanos son considerados ricos y 6 de cada 10 ciudadanos son pobres.

Los políticos dejaron de escuchar a la población y como consecuencia de esto, la pobreza aumentó. La corrupción se acentuó y la impunidad se consolidó.

La gente no pudo defenderse de los abusos del poder y de la corrupción. Ahora que vivimos tiempos de cambio, no va a mermar en su ímpetu por destruir aquello que le hizo mucho daño al país. No le va a dar el voto de confianza a “los de siempre”, tampoco a los engreídos, ni a los soberbios, ni a los mentirosos, ni a los traidores, ni a los deshonestos, menos a los corruptos.

A la gran mayoría de los políticos les fue fácil vivir del erario. Les fue fácil amasar fortunas al amparo del servicio público, les fue fácil crear una red de influencias donde cada hijo, cada ahijados, cada sobrino, cada amigo, cada compadre, tenía un cargo asegurado. Y así pasaban los gobiernos y ellos nunca sufrieron porque como “garrapatas” estaban pegados al poder.

La gente se hartó de estos políticos que por mucho tiempo han medrado con el poder.

En Yucatán los ciudadanos se preparan para darle “mate” al PRI, el partido que en las condiciones actuales, representa la gran corrupción del pasado. No será fácil para nadie que provenga del PRI, abrirse paso en los nuevos tiempos. Solo aquellos que siempre han actuado con honradez, honestidad, integridad y ética, tendrán una oportunidad.

Porque para el año 2024, cuando los ciudadanos tengan la oportunidad de elegir a un nuevo presidente de la república y a un gobernador, decidirán en secreto por la mejor opción. Y esa opción no será la que resulte de los cálculos políticos del poder, sino del corazón del pueblo. Un pueblo molesto, incómodo, insatisfecho, inconforme por todas las promesas incumplidas, por todos los excesos, por las humillaciones, por las deslealtades, por las traiciones, por las burlas, por las injusticias, que desde el poder han tenido que soportar.

Es cuestión de esperar. Y de observar. Porque en la política todo tiene sentido, solo es cuestión de analizar a detalle.