No es que se quiere reforzar la idea de que “no existe el amor eterno ni quien lo aguante”, pero es una realidad, que en este mundo que parece no importarle consolidar las responsabilidades, las relaciones humanas que nacen en el matrimonio hoy resultan fácilmente vulnerables. Lo que ha conllevado a cambios de paradigmas legales para dar una mayor certidumbre legal, como también, de mecanismos que resuelvan los conflictos y la separación de la mejor manera que no afecte más a las emociones y estabilidad psicológica de los integrantes, tanto de los cónyuges como de los hijos.
Hace 50 años la sociedad decía darle la importancia a la estructura de la familia, por lo tanto, los procedimientos e instituciones legales tenían la obligación de resguardar hasta el último aliento la unión conyugal. Por ello se hacían esfuerzos cuando una pareja expresaba su deseo de separarse, los jueces celebraban audiencias para intentar convencer a los integrantes de la familia la no conveniencia de la separación. Esto producía que los divorcios sean tardados, especialmente si había hijos o la constitución del matrimonio se fundamentaba con el régimen mancomunado. Esto por más que voluntario se deseara la separación por ambos cónyuges.
La situación se complicaba más cuando se tenía el deseo de separación no era reciproca o compartida por ambos cónyuges. Entonces se tenía que establecer una causal de la separación, que no era más que tirarle la culpa al que no quería la separación de alguna conducta que fuese motivo suficiente para otorgar la separación.
Todo esto producía procesos largos, emotivamente perjudiciales para todos los integrantes de la familia.
Ahora surgen en los marcos legales civiles opciones que marcan un gran cambio en el paradigma del divorcio. En algunos casos se le ha llamado divorcio exprés, en otros, divorcio incausado. Independiente de la nomenclatura lo que se destaca es que ahora no se necesita de establecer una culpa si otra persona no quiere el divorcio.
En la naturaleza del matrimonio como un contrato civil, basta que una parte no quiera para romperlo. Esto no significa que no se proceda a desligarse y deslindarse los derechos y obligaciones que nacieron por el matrimonio tales como la distribución de los bienes matrimoniales que constituyen el patrimonio familiar, las obligaciones pensionarias de los hijos o de la otra pareja en función de la necesidad de imponerlas.
“El que quiere divorciarse, terminar con el matrimonio que ya no le satisface en su persona y en su vida, lo podrá conseguir”, pero aclarando que se tendrá que resolver todos los asuntos comunes. Es por ello que se habla de divorcio exprés, por que los procesos legales ya resultan mucho más rápidos y eficientes en el tiempo como eficaces en lo que se tenga que resolver para dar por terminada una relación matrimonial.
Es por ello de que debemos ser cautelosos en no caer en mitos y desinformación. Consultar sitios que nos ofrecen información profesional y veraz como web derechomexicano son espacios que nos ayudan a contar con mejores elementos de conocimiento para resolver dudas sobre este y otros temas que son de mucho interés jurídico.
