La noche cayó sobre Joaquin Díaz Mena, mejor conocido como “huacho”. Y es que, en el comité nacional de Morena no gustó su forma de proceder para manipular al Consejo Político y lograr que lo eligieran como único aspirante masculino a la gubernatura del estado.
El originario de San Felipe ya se siente gobernador de Yucatán. A su entender, él el único que garantiza la victoria de Morena en las elecciones del próximo año.
Díaz Mena actúa como si Morena le debiera algo. Es como si se sintiera dueño de los morenistas y que éstos, están casi obligados a apoyarlo y sumarse a su futura campaña.
Reparte cargos a diestra y siniestra, como lo haría el gobernador de manera oficial.
Parece que para él lo que opinen los del comité ejecutivo nacional, no importa.
A todos dejó con un palmo de narices al conocer las declaraciones que hizo al periodista Julio Astillero, afirmando que el triunfo de Felipe Calderón en el 2006, fue legítimo.
¿Cómo pudo declarar esas barbaridades, conociendo la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador, el gran “elector”?.
Para AMLO, el triunfo de Felipe Calderón fue resultado del fraude. Y así lo ha venido diciendo desde entonces.
¿Cómo puede Huacho Díaz Mena contradecir al Jefe Máximo de la 4T?. Sobre todo en algo tan especial para él.
Pero es la soberbia la que ha llevado al ex panista a cometer graves errores. Errores que vulneran a Morena y lo exponen a la crítica.
Versiones propias de la institución, afirman que en la secretaría del Bienestar hay trabajadores que en realidad son aviadores, que salen a hacer proselitismo a favor de Joaquín Díaz Mena, incurriendo en actos ilícitos en materia electoral y del servicio público.
De ser así, la soberbia se habría extendido hacia el plano laboral.
Se ve a un Huacho preocupado para consolidar su posicionamiento. Es común verlo en entrevistas con medios nacionales, presumiendo que está arriba en las encuestas y asume que solo él puede ganar la gubernatura para Morena.
Olvida que la marca MORENA, da para poner al candidato o candidata que quieran y hasta ganan.
Él lo sabe. Por eso anda desesperado haciendo reuniones, eventos, citando a los otros aspirantes para ofrecerles desde la secretaría de gobierno hasta la dirección de cultura. Promete todo con tal de que se pronuncien abiertamente por su candidatura.
Su egocentrismo lo lleva a cometer errores elementales, como el de enviar a sus emisarios para llevar recados, concertar citas, repartir cargos.
Se nota que desea el cargo, y no el encargo.
Para él la victoria está en la promesa, en la ilusión, en la esperanza.
Manipulación pura. Esa que el pueblo ya no quiere, la rechaza y la condena.
Tras dos derrotas consecutivas, Joaquin Díaz Mena, debió aprender que en la política “el fondo es forma”.
Ni modo. Sé que él cree que estos editoriales son un ataque, pero se equivoca, solo analizamos su actuación pública. Y lo que hemos visto hasta hoy, es puro error; y uno tras otro.
#mipuntodevista
