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¿Aún asi quería ejercer la psicología?

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La joven psicóloga María Paulina
Fernández Cuevas pedía 50 mil dólares por su rescate / La hallaron
dentro de un baño del Star Medica, donde se descubrió que se había
amarrado a sí misma / Cometió varios hurtos en tienda de Altabrisa
donde trabajaba como gerente

Luego
de fingir su propio secuestro, en el que pedía una suma de 50 mil
dólares para su liberación, fue detenida y arraigada María Paulina
Fernández Cuevas.

La supuesta víctima del
secuestro montó toda una farsa en torno a su secuestro, con el fin de
que pasara desapercibida una serie de robos que había cometido en la
empresa donde laboraba como gerente.

La detenida
trabajaba en la tienda "Exclusivas Tous", ubicada en Plaza Altabrisa,
hasta el pasado miércoles cinco, cuando montó el "teatrito" de su
propio secuestro.

La falsa víctima es recién egresada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad del Mayab.

El
subprocurador Rafael Acosta Solís dijo que el pasado 5 del presente
mes, la ahora inculpada salió del local en el que se desempeñaba como
gerente para efectuar unos depósitos bancarios por más de 80 mil pesos
a nombre de dicha empresa, pero ya no regresó a su trabajo.

Al
tener en las manos los 80 mil pesos, María Paulina montó la farsa sola,
y con su celular efectuó múltiples llamadas y envió mensajes a amigos y
empleados de la tienda, informando que había sido secuestrada, con lo
que pretendía causar desesperación entre sus allegados para lograr que
fueran pagados los 50 mil dólares que pedía para su rescate, o de lo
contrario la iban a matar.

Con tal de no dejar
lugar para sospechas de que pretendía apoderarse del dinero de la
empresa, Fernández Cuevas realizó un depósito de 11 mil pesos el mismo
día, en el banco Scotiabank de Altabrisa.

Ella
salió de su centro de trabajo a las 16:20 horas del cinco de noviembre,
realizó el depósito bancario a las 16:30 horas y después desapareció.

Acosta
Solís añadió: "Luego del depósito, comenzó a realizar llamadas a
celulares de sus compañeros de trabajo, sin que dijera palabra alguna,
colgaba, o dejaba que se escuchara estática, a fin de crear un ambiente
de zozobra y temor entre los empleados.

Además realizó cuatro llamadas a la tienda, las cuales colgaba al escuchar la voz de sus compañeros.

La
tarde-noche del mismo miércoles cinco, Fernández Cuevas envió mensajes
de texto desde su celular al de sus compañeros en los cuales daba parte
de que había sido secuestrada.

A raíz del hecho,
los empleados y la gerencia de la tienda dieron parte a la Policía
Judicial del Estado y a la Secretaría de Seguridad Pública, hizo ver
Acosta Solís.

Al día siguiente, específicamente
el 6 de noviembre, Fernández Cuevas prosiguió con su "circo teatro"
llamaba a la tienda y luego colgaba.

En una de
las múltiples llamadas que realizó la ahora recién detenida, habló con
uno de los empleados para que dieran parte del secuestro a los altos
directivos de la empresa, Arturo Flores y Maritere Flores, todo en
presencia de elementos de la Judicial quienes ya estaban rastreando las
llamadas.

La hoy detenida quería que le
proporcionaran los números telefónicos de los altos directivos de la
empresa, para que sus supuestos captores establecieran contacto con
ellos y negociaran su liberación.

Los empleados
no proporcionaron la información que requería la supuesta víctima, lo
que ocasionó que esta comenzara a desesperarse y a perder la calma,
agregó el funcionario.

Durante los tres días que
fingió el secuestro, Fernández Cuevas se dio la gran vida
despilfarrando dinero e incluso se hospedó en un hotel en Uxmal y se
tiñó el cabello de otro color.

El viernes 7 la
supuesta víctima de secuestro siguió con su misma estrategia de llamar
y colgar, mas no contaba con que los agentes de la Policía Judicial
procedieron a recopilar los teléfonos celulares a los que María Paulina
había estado marcando.

Tras enviar una serie de
mensajes, en los cuales presionaba para que a como diera lugar alguien
pagara su rescate y los cuales no tuvieron respuesta, fue cuando surgió
la sospecha de que era pura faramalla.

Tras las
primeras pesquisas los agentes investigadores comenzaron a cerrar el
círculo en torno al supuesto secuestro y las primeras pistas arrojaban
que todo se trataba de una gran mentira y engaño maquinado por la
fémina.

El sábado 8, la inculpada estaba
desesperada ante la nula respuesta a sus demandas de dinero y planeó
redactar una carta en la que pedía, una vez más, el dinero del rescate.

Para
ello se dirigió a una sucursal de Burger King, en el centro de la
ciudad –calle 59 por 60– con una carta que debía ser entregada en la
empresa donde laboraba, en la que pedía que a las dos de la madrugada
de hoy, se llevara el dinero a espaldas de la iglesia de Sanjuanistas,
aunque ésta nunca fue entregada porque fue interceptada por la Policía
Judicial.

La carta fue recibida por una
empleada del restaurante de comida rápida y entregada al gerente, quien
avisó a la Policía Judicial, a la Secretaría de Seguridad Pública y a
la Policía Municipal de Mérida. Eso sucedió a las cuatro de la tarde.

En
espera de una rápida movilización policíaca, la ahora arraigada se
resguardó en la librería Dante, situada a escasos metros de Burger
King, y a través de los paños de cristal, observaba y esperaba
pacientemente la llegada de la policía y la aparatosa movilización, la
cual jamás tuvo lugar.

Discretamente la Policía
Judicial obtuvo la misiva y a eso de las seis de la tarde, la
administración del hospital Star Médica avisó a las autoridades,
informando que en uno de los baños había una mujer amarrada, la cual
vestía pantalón oscuro y blusa roja.

Agentes de
la SSP y la PJ, así como paramédicos, acudieron al referido nosocomio y
se verificó que se trataba de Fernández Cuevas quien fingió estar
inconsciente.

Cabe señalar que Fernández Cuevas
entró caminando tranquilamente al Star Médica, llevaba en la mano
derecha una bolsa de color crema, en su interior estaban las sogas, lo
cual fue captado por las cámaras de seguridad.

Al
momento de ser encontrada en el baño, llamó la atención a los agentes
que las ataduras que tenía en brazos y piernas presentaban nudos
demasiados sueltos, en las extremidades la fémina no presentaba los
surcos ocasionados por las sogas o ataduras como sucede en casos de
secuestros e incluso, no presentaba lesiones en las uñas de los pies,
las cuales fueron recién pintadas.

La acusada fue
valorada por paramédicos en el lugar de los hechos y en la Procuraduría
por el médico legista, quien determinó que la mujer jamás estuvo
inconsciente.

Ella reveló que la inyectaron, pero
luego se comprobó que fue ella misma quien se pinchó en uno de los
brazos con una aguja que compró momentos antes.

Al
momento del hallazgo de Fernández Cuevas, solamente traía puesto un
zapato porque, al parecer, así entró al mismo hospital, sin que nadie
se percatara.

Todos los pasos que realizó
Fernández Cuevas en el Star Médica obran en una grabación de video, la
cual forma parte de las evidencias contra la acusada.

Conforme
a arqueos e indagatorias efectuadas en la empresa donde laboraba la
recién egresada de Psicología, había estado cometiendo diversos robos
en la citada empresa y, además, arrastraba deudas derivadas de gastos
escolares y personales, entre los que se mencionó una fiesta que
recientemente organizó en Playa del Carmen y que incluyó la renta de un
yate.

En virtud de que todas las
investigaciones conllevan a que se trató de un autosecuestro, la
Procuraduría General de Justicia solicitó el arraigo de la joven mujer
en tanto se integra el expediente correspondiente, y así evitar que
pudiera evadir su probable responsabilidad, y quedó en calidad de
arraigada en un hotel ubicado en la avenida Itzáes por orden otorgada
por el Juez Octavo Penal.

Destaca como de vital
importancia, la colaboración de las empresas privadas y sucursales
bancarias que contribuyeron con las investigaciones realizadas, las que
aportaron datos y videos que permitieron a las autoridades concluir que
se trataba de una farsa.

Durante la rueda de
prensa en la que se dio a conocer la detención y arraigo, estuvieron
presentes el procurador José Alonso Guzmán Pacheco, el director de la
Policía Judicial Carlos Cantón y Magaña, así como el director operativo
del sector norte de la S.S.P., Cdte. Emilio Fernando Zacarías Laynes.

"El
esclarecimiento del hecho fue el resultado de la colaboración entre las
diferentes corporaciones policiacas", agregó el procurador Guzmán
Pacheco.

(José Manrique)

Reconstrucción de hechos

La
tarde de ayer se llevó a cabo la reconstrucción de hechos del falso
autosecuestro de la psicóloga que intentó pasarse de lista, Paulina
Fernández Cuevas.

Como publicamos en líneas
anteriores, la supuesta secuestrada, licenciada en psicología por la
Universidad del Mayab, montó todo un "teatro" desde el día cinco de
noviembre, cuando salió a depositar un cheque y fingió su auto
secuestro con el propósito de que en la empresa donde trabajaba no se
dieran cuenta de una serie de fraudes cometidos por ella en contra de
dicha empresa denominada "Exclusivas Tous", tienda localizada en la
Plaza Altabrisa la cual vende bolsas de marcas reconocidas, bisutería y
plata y en donde la autosecuestrada se desempeñaba como gerente.

La
ahora arraigada fue detenida el pasado sábado cuando desesperada,
intentó fingir que sus secuestradores la habían dejado atada de pies y
manos en el hospital Star Médica.

Ayer poco antes
de las 6 de la tarde, Fernández Cuevas descendió de una camioneta
polarizada tipo Van color blanca, escoltada por elementos femeninos de
la Procuraduría General de Justicia del Estado y por agentes del
Ministerio Público, así como de personal de servicios periciales y
caminaron hasta la entrada principal de las instalaciones del hospital
Star Médica, indicando que entró por el acceso principal y recorrieron
la sala de espera, caminando hasta llegar al baño de mujeres que se
encuentra cerca de la entrada a emergencias.

Entraron
al baño y después de un rato salieron, para luego retirarse por la
puerta de emergencias para abordar la camioneta que la había llevado
desde el centro de arraigo hasta el hospital Star Médica.

La diligencia no duró más de 20 minutos, y el convoy compuesto por cuatro camionetas desapareció tan rápido como llegaron.

(Carlos Navarrete Quintal)