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La Consulta Nacional, un instrumento perfectible.

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Participé el último día, no por desidia o desinterés, sino por no tener el espacio suficiente; entre las reuniones que he tenido con los alcaldes y alcaldesas de la Zona Costera, así como con los Secretarios del Gobierno del Estado, dispongo de muy poco tiempo para otras actividades.

Decidí asistir el domingo al medio día al Centro de Consulta ubicado en mi municipio, Progreso de Castro, unos días antes, localicé donde se encontraba y su horario, efectivamente, al llegar se encontraba abierto y con pocos votantes.

Quienes se encontraban en la mesa de registro me pidieron una credencial de elector, tomaron mis datos en una libreta profesional marca Scribe, y después, me entregaron la boleta de consulta, registré mi elección y la deposité en la urna correspondiente.

Bastaron 15 minutos para manifestar si consideraba que el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México debería seguirse construyendo en la zona de Texcoco o si se debían construir dos pistas adicionales en Santa Lucía.

Llevaba un tiempo indecisa al respecto, y algunos amigos me decían que era fútil acudir a la Consulta…”es una pérdida de tiempo, Jessica, ya la decisión está asegurada desde arriba, además te puedes meter en problemas”.

Sin embargo, me llamó la atención este ejercicio de participación democrática, pocas veces visto en la historia del país, especialmente cuya importancia radicó en el gran mega-proyecto de la administración federal saliente pero con repercusiones en el gobierno entrante, quería vivir de primera mano ésta experiencia.

Algunas semanas antes, en algunos tiempos libres, me documenté al respecto con la información disponible, pero hay que decirlo, hay alrededor de 283 informes técnicos especializados al respecto, algunos en el idioma inglés.

Reconozco no haber leído en su totalidad los dossiers, pero a mi consideración y raciocinio, elegí la opción que me pareció adecuada para el caso; tengo la certeza de que una sociedad informada está preparada para salir adelante.

Tampoco entraré en polémica y revelarles el sentido de mi decisión – el voto es secreto – pero tengo algunas observaciones al respecto, y que me parecen, coincidimos la mayoría de los mexicanos y mexicanas.

Las consultas, plebiscitos y referéndums son instrumentos constitucionales de la propia Carta Magna, por ejemplo, en el caso de la primera (la consulta), el artículo 35, en la fracción VIII de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señala que “serán derechos de los ciudadanos votar en las consultas populares sobre temas de trascendencia nacional”.

Sin embargo, este mismo artículo constitucional delimita y restringe a que la consulta popular tendrá que ser convocado por el Presidente de la República, el treinta y tres por ciento de cualquiera de las Cámaras del Congreso de la Unión o el dos por ciento de los mexicanos inscritos en el padrón electoral. En este caso, la Consulta Nacional no cuenta con un carácter vinculante, ya que fue convocado y organizado por un organismo de la sociedad civil, la Fundación Rosenblueth, fue más que nada un modelo amplio de percepción ciudadana.

El equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador reiteró tras los resultados, que vendrán más consultas acerca de otros grandes proyectos, entre ellos, la construcción del Tren Maya, cuya primera fase vislumbra que llegará a Yucatán, conectándolo con el resto de la península.

Se tendrán que fortalecer los mecanismos que permitan darle certeza a los consultados de que su decisión será protegida o manipulada por factores externos, tan solo este hecho motivaría a que más personas participen en ellas.

Por otra parte, no necesariamente todos los temas deberán ser objeto a una consulta, como por ejemplo, inversión o estrategias de seguridad, programas sociales de gran alcance o temas de políticas públicas internacionales.

También hay que valorar el costo de realizar consultas, cuidar que el dinero presupuestal vaya a donde sea más útil, estos ejercicios implican un gasto corriente para su operatividad y eficacia.

Coincido con quienes señalan la necesidad de hacer más accesible aquellos datos que ayuden a los consultados a realizar una decisión informada, por ejemplo, el portal electrónico México Decide muestra un resumen de ciertos informes, como el de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), empero, no comparte otras posturas, como los de los colegios de ingeniería mexicana, entre otros.

Tendrán que buscarse en una comunicación eficaz la manera de que los electores en las consultas puedan recibir todos aquellos datos sintetizados del tema. Es cierto, el Internet es un medio masivo, pero en un país en donde más de 40 millones de personas viven en niveles de pobreza, esto puede resultar una barrera, evitando su participación.

Se tendrá que perfeccionar la metodología para que estas consultas tengan la validez suficiente como elementos firmes en la toma de decisiones gubernamentales, porque de lo contrario, el Estado de Derecho estaría en peligro.

Más allá de eso, en 32 días más, el nuevo gobierno federal asumirá el compromiso constitucional, por lo que sus decisiones no solamente deberán basarse en consultas, sino en un equipo multidisciplinario de hombres y mujeres capaces de aportar su experiencia y conocimientos al servicio de la Nación.

Esperemos que los resultados de esta Consulta Nacional no acarreen situaciones patrimoniales que nos afecten a todos, México ya tiene que dar el paso a una economía sólida y vanguardista, independientemente donde se ubique un aeropuerto.