Inicio Análisis político Alejandro López Munguía Nadie supervisa a los malos alcaldes del interior del estado de Yucatán

Nadie supervisa a los malos alcaldes del interior del estado de Yucatán

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Alcaldes de Tekax, Kanasin y Hunucmá

Cada alcalde representa los ideales del partido que lo postuló. Si su trabajo es pésimo, pésimo será el resultado electoral por venir. Rumbo al 2018, los partidos políticos deberán poner en orden a sus alcaldes, que en la gran mayoría, desgobiernan sus municipios. Es decir, alientan la corrupción, incurren en la falta de transparencia y la nula rendición de cuentas, así como también, actúan fuera de la normatividad y en desapego de las leyes establecidas.

 

Alcaldes de Tekax, Kanasin y Hunucmá
Alcaldes de Tekax, Kanasin y Hunucmá

En su mayoría, alcaldes del interior del estado de Yucatán, gobiernan con los pies.

No es un secreto, la Auditoría Superior del Estado de Yucatán está consciente de ello, muchos de los alcaldes del interior del estado, son verdaderos ineptos, debido en gran parte a su falta de preparación política y en muchos casos académica. En muchos casos, estos alcaldes solo responden a los intereses de sus “padrinos” políticos o a sus asesores que no son otra cosa que aviadores y vividores del sistema.

Es de reconocerse que existen presidentes municipales cuya labor al frente de sus comunas es eficiente, sin embargo, no son la mayoría.

Dentro de tanta ineptitud, se puede detectar deficiencias en la Cuenta Pública. Los alcaldes creen que pueden gastar el dinero de los ciudadanos como mejor les parece, sin tomar en cuenta que existen reglas de operación y normas que cumplir. De esta forma, gastan en cosas privadas y las pasan como públicas, o bien disponen de recursos que no deben tocar por estar etiquetadas en programa alguno y luego se enredan.

Existen casos de gravedad como la situación que vive Kanasin, Hunucmá, o Tekax por mencionar algunos. Alcaldes que se sienten “Reyes”, y que se sirven del poder.

En Tekax, los pobladores padecen la ambición desmedida de un alcalde que cree que la cuenta pública es para que le paguen sus gastos personales o con fines particulares, amén que tiene al municipio en plena inseguridad. Sonado es el caso de la flagrante violación a los derechos humanos que policías municipales en compañía de un estatal, infligieron a un ciudadano.

En Kanasin, los pobladores padecen la falta de cumplimiento de las promesas del actual alcalde. Kanasin es la Ciudad más importante, después de Mérida, por su densidad de población y su acelerado crecimiento, pues bien, la gente se queja de la mala administración, del abandono de su autoridad y eso se puede constar con las calles llenas de baches, rumbos sin luz eléctrica, mal servicio de recoja de basura. El alcalde afirma que Kanasín se está “modernizando”, pero esa modernidad no se ve por ningún lado.

En Hunucmá, recientemente los pobladores le hicieron un plantón y le recriminaron su mala administración y la falta de eficiencia en la procuración de seguridad pública. La situación es grave pues el alcalde de plano no sabe de qué se trata la gran tarea de gobernar.

En cada municipio hay una historia de abuso del poder. Y es que a pesar del llamado del Gobernador del Estado Rolando Zapata Bello, a trabajar sin corrupción y con esmero, los alcaldes no hacen caso. La razón es simple, no hay una autoridad que les supervise permanentemente, afirman que la constitución los protege pues invocan el espíritu de la “autonomía municipal”.

La gran mayoría de los municipios en el estado espera que el gobierno estatal les haga la “chamba”, y mientras tanto, el atraso y los malos servicios públicos se acentúan. Muchos alcaldes tienen problemas financieros para pagar luz, agua, rentas, etcétera, por su falta de previsión y de eficiente administración.

Los municipios que sufren de estos malos alcaldes, padecen por la falta de oficio político y de conocimiento sobre cómo funciona el sistema operativo institucional para acceder a recursos públicos para realizar obra pública, implementar programas, incrementar apoyos, y más.

Con cada relevo de gobierno, los nuevos alcaldes enfrentan adeudos casi imposibles o imposibles de pagar. Y no existen sanciones para ellos, debido a que hay arreglos bajo la mesa para no ejercer acción judicial en su contra.

Así es la vida pública en Yucatán, y en México. Los alcaldes en su mayoría, son una calamidad, un verdadero terror para la población. A diario se escuchan historias sobre sus fechorías, sus abusos, sus excentricidades, sus mentiras, sus atracos, sus negocios sucios, sus “bisnes”, sus triangulaciones para hacerse del recurso público. Para ellos, el erario es un botín.

El grado más alto de insensibilidad, ineptitud y torpeza se distingue en el alcalde de Tekax, que en cada cuenta pública, sufre por regarla. Su ignorancia es arrogante y su arrogancia es una afrenta al Estado.

En cada municipio donde hay un alcalde de estas características, hay un pueblo harto de tanta miseria, de tanta soberbia, de tanta ignorancia y galopante corrupción.

Algo habría que hacer, pero, los que deben, no lo hacen. Los “moches” se hacen y se hacen mucho en el interior del estado, al amparo de la falta de vigilancia y supervisión de la autoridad correspondiente.

“Ahí te hablan ASY”.