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REPORTE INDIGO: REVELACIONES SOBRE EL SECUESTRO DEL JOVEN MARTI

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Esta mujer es clave para validar o desechar la declaración del único sobreviviente del plagio de Fernando Martí, Christian Salmones Flores, quien ha señalado a Lorena González Hernández, “La Comandante Lore”, como miembro de la banda de secuestradores.

Salmones Flores, escolta de Fernando Martí, reconoce a “La Comandante Lore” como la mujer que les marcó el alto en el retén donde fueron plagiados el 4 de junio de 2008.

Hoy, este testimonio representa la acusación más sólida contra los integrantes de la Banda de La Flor.

El 5 de junio pasado, al cumplirse un año del secuestro, Salmones Flores acudió al Juzgado 32 de lo Penal para desahogar la audiencia en la que ratificó su denuncia contra Lorena González Hernández, ex subdirectora de la Dirección General de Secuestros y Robos de la Policía Federal Preventiva (PFP).

Ese mismo día, el empresario Alejandro Martí, padre de Fernando, también acudió al juzgado. Las autoridades de la Procuraduría de Justicia capitalina se encargaron de blindar las instalaciones del recinto para evitar que los medios de comunicación y personas ajenas pudieran observar el rostro de quien logró sobrevivir al plagio.

Detrás de la rejilla de prácticas sólo estuvo Lorena González Hernández, también conocida como “La Lore”. Los demás presuntos miembros de “La Flor” están en diversos penales federales debido a su supuesta peligrosidad.

Autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informaron que Salmones Flores reconoció a la ex funcionaria de la PFP, sin temor a equivocarse, a través de la Cámara de Gessel.

Conoce el relato de “El Sobreviviente”.

Sale con vida al plagio

Era la medianoche del 5 de junio de 2008 cuando policías preventivos del sector Taxqueña observaron un auto abandonado con las luces encendidas. Se encontraba mal estacionado sobre la calle Castellanos, frente al número 6 de la Colonia Centinela, en la Delegación Tlalpan.

Del interior de la cajuela del vehículo Corsa gris, placas 614THL, provenían gritos de auxilio de un hombre. Al abrir la cajuela, uno de los uniformados encontró a un hombre que tenía la cabeza cubierta de vendas manchadas con sangre. Casi no podía hablar. Se trataba del escolta de Fernando Martí.

A más de un año del secuestro y asesinato del hijo del empresario Alejandro Martí, Reporte Índigo da a conocer el rostro y el relato, hasta hoy desconocidos, del único sobreviviente del plagio que conmocionó a la sociedad.

Éste es el testimonio de Christian Salmones Flores, el principal testigo de la PGJDF contra Lorena González Hernández, presunta integrante de la Banda de La Flor.

Su versión de los hechos está vertida en las declaraciones ministeriales que hizo los días 6 y 20 de junio de 2008.

La primera fue rendida ante personal de la Fiscalía de Homicidios horas después de haber sido rescatado del vehículo; la segunda fue 14 días después ante los investigados de la Fiscalía Antisecuestros.

Luego de analizar la información provista por el escolta de 26 años, cuya identidad ha sido resguardada por las autoridades capitalinas, queda al descubierto que cae en contradicciones que debilitan su primera versión de los hechos.

En su declaración ampliada del 20 de junio de 2008, omite información que quedó asentada en su primera comparecencia, que fue realizada en el hospital donde estaba internado luego de ser rescatado del auto en el que fue encontrado maniatado.

Su primera versión: las revelaciones

Desde la cama 249, cuarto 202, del Hospital Xoco, Christian Salmones relató lo acontecido el día que Fernando Martí Haik fue secuestrado. La primera diligencia, realizada a las 15:00 horas del 6 de junio de 2008 y asentada en la averiguación previa FCY/COY-3/00950/08-06, refiere lo siguiente.

El miércoles 4 de junio, como a las 7:15 de la mañana, Christian Salmones y Fernando Martí salieron de la casa familiar, ubicada en San Ángel, hacia la escuela donde estudiaba el joven.

El chofer Jorge Palma Lemus tomó la ruta de siempre. Al llegar a la altura del estadio de futbol de Ciudad Universitaria, se toparon con un supuesto retén policiaco que les marcó el alto.

“Aproximadamente entre treinta y cinco sujetos que vestían uniforme de color azul, que representaban una edad aproximada entre treinta y cinco y cuarenta años de edad, ya no eran muy jóvenes, que portaban chaleco con las siglas de la AFI”, declaró Christian Salmones ante autoridades de la PGJDF.

Dijo que recordaba que varios integrantes de dicho retén portaban armas largas y que había conos de color naranja colocados sobre el asfalto.

“Cuando de pronto nos marcó el alto con una seña que realizó con la mano, una mujer que vestía pantalón de mezclilla deslavado, con un chaleco con las siglas AFI, con lentes oscuros y gorra, que tenía el cabello güero, corto y peinado hacia atrás.

“Después de apagar el motor se acercaron al vehículo unos quince sujetos, uno se acercó del lado de la ventanilla de Jorge Palma, también portaba lentes oscuros, gorra y tenía barba y dijo que se trataba de una revisión del vehículo, momento en el que la mujer abrió la puerta del carro y me bajó, comenzándome a revisar”, explicó.

Dos autos azules, ninguna patrulla

Salmones recordó haber visto dos automóviles: un Neón color azul con estrobos en las calaveras y otro vehículo más del que no reconoció la marca, pero especificó que también era azul.

“Bajando en ese momento el señor Palma y luego Fernando, llegando una camioneta marca Chrysler, tipo Voyager, al parecer modelo 2005, oscura, no sé quizá negra o azul, de la cual ya no vi las placas ni característica alguna, pero sí me percaté que estacionó atrás de nosotros mientras nos revisaban a los tres”, declaró el escolta.

Dijo que le resultó extraño el hecho de que al pasar por esa zona de Ciudad Universitaria, siempre había patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública local. Pero ese miércoles no estaban ahí.

“Me llamó la atención que no había ninguna patrulla y esto lo puedo precisar porque cuando me estaban revisando, voltee a buscar alguna patrulla sin que pasara en ese momento ninguna por el lugar ni estuvieran donde en otras ocasiones las había visto”, dijo.

Una vez que los tres estaban fuera del vehículo, les ordenaron subir a la parte trasera de la camioneta. Tenían que ir agachados y por ningún motivo podían alzar la cabeza.

“Instrucciones que cumplimos al pie de la letra los tres, subiéndose a la camioneta cuatro sujetos con nosotros, sintiendo como de inmediato arrancaban la camioneta y comenzaron a circular hacia el sur, sobre Insurgentes, como hacia el Ajusco”, especificó Salmones.

El zig-zag y el ‘Comandante’

El trayecto duró aproximadamente 30 minutos. En ese lapso, la camioneta iba zigzagueando. El escolta dijo que nunca escuchó que los secuestradores se hablaran con claves o indicativos.

“Sólo escuchaba que alguien decía en varias ocasiones ‘Comandante’, que también nos decían constantemente agáchense no se levanten y principalmente a mí me colocaban el pie en el cuello, es decir en la nuca, uno de ellos con su bota, para impedir que me levantara para después meternos a un domicilio del cual sólo pude ver de reojo que tenía una puerta color madera”, declaró.

Dijo que ya en cautiverio, los plagiarios lo maniataron con vendas. E hicieron lo mismo al chofer. Les amarraron los pies y les taparon los ojos y la boca.

“A Fernando sólo le taparon la cara, esto lo sé porque me levanté la venda con mis mano”, aclaró.

“No supe más de mí, hasta aquí en el hospital, ignorando si hablé o dije algo, siendo todo lo que sé respecto a los hechos; asimismo deseo manifestar que no sé que pudo haber pasado con el señor Palma y con el menor Fernando, que no podría realizar retrato hablado de la mujer que nos indicó el alto en el retén ni de los otros sujetos que estaban con ella”.

De esa mujer, que les hizo la señal de alto, sólo recuerda que “era delgada, con la cara afilada y tenía rayos muy rubios, pero si los tuviera a la vista posiblemente sí los podría reconocer”.