A un mes de la elección, la candidata presidencial del PAN Josefina Vázquez Mota no solo no repunta en las preferencias electorales, sino que registra cifras a la baja.
A Josefina la persiguen las calamidades políticas: empezando por las corruptelas que se presentaron en las contiendas internas del PAN para elegir a sus diversos candidatos a diputados federales, senadores, legisladores locales y hasta candidatos a gobernadores y alcaldías; también por el abandono de Felipe Calderón que nunca le perdonó el haberle arrebatado la candidatura presidencial, lo que se traduce en falta de apoyo político y económico; pero un adicional al asunto complejo radica en la falta de cohesión en su equipo de colaboradores, así como una falta de eficacia en el mismo, su equipo es un grupo de gente torpe que lejos de ayudarla la viene perjudicando terriblemente.
A éstos factores, se suman la mala asesoría de imagen y la ausencia de recursos financieros para solventar sus gastos de campaña.
La misma candidata lo ha mencionado públicamente.
La situación se complica aún más, con la falta de un esfuerzo eficiente en toda la república mexicana. La estructura de Josefina Vázquez Mota está muy débil, vulnerable y dividida.
La ausencia de ética en su equipo también es muy significativa. Roberto Gil Zuarth fotografiándose con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari evidencia que tiene puesto los “huevos en otra canasta”. Y la falta de congruencia de la coordinadora en Yucatán Diputada Federal Rosa Adriana Díaz Lizama de pedir el voto sin haber pedido licencia de su cargo, da mal ejemplo entre la comunidad panistas y en general con la sociedad.
El caso es grave para Josefina, porque las encuestas ya la sitúan en el tercer lugar y el porcentaje entre ella y AMLO se incrementa día con día.
Vamos a ver cómo termina su triste caso.
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