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Treinta y dos años después, México está nuevamente de pie

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Mtra. Jessica Saiden Quiróz. Delegada del Conafe Yucatán.

La Tierra, en su permanente y continuo movimiento oscilatorio y trepidante, nos demostró, una vez más, que la naturaleza es fuerza, es implacable, es dominante y nos subyuga de muchas maneras.

 

La desesperanza es aquel momento devastador en las que nos hace ver realmente quiénes somos, como un espejo de vida, reflejamos quiénes somos, de que estamos hechos y a donde vamos.

 

Treinta y dos años después, México está de luto.

 

Treinta y dos años después, México está de pie.

 

7.1 grados en la escala de Richter, denominación que cada vez que la escuchamos nos pone en un estado de alerta consciente e inconsciente, porque aunque en Yucatán no sea una zona sísmica, muchos de nosotros tenemos el testimonio gráfico o periodístico del terremoto que sacudió al Distrito Federal en 1985.

 

Estupor e impotencia son parte de los sentimientos que vivimos hace menos de 72 horas al saber que nuestros hermanos y hermanas de Morelos, Pueblo, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y la Ciudad de México vivieron minutos desoladores.

 

Con las redes sociales, en cuestión de minutos, ya fluía la información incesantemente: imágenes, vídeos y mensajes de auxilio nos indicaban un panorama muy complejo, especialmente, para quienes nunca hemos estado en una situación de esa magnitud.

 

Esas mismas redes sociales sirvieron para organizar a la sociedad civil, muestra de que los mexicanos tenemos un enorme corazón. Las brigadas de rescate empezaron a ubicar esos puntos de atención, especialmente, en edificios colapsados en una posible búsqueda de víctimas.

 

El legendario equipo de los Topos, las fuerzas federales como la Secretaría de Marina y la Armada de México, las delegaciones federales, estatales, municipales y por supuesto, Enrique Peña Nieto, actuaron con la prontitud y diligencia del caso, manejando la crisis e implementando el plan DN-III.

 

Los liderazgos no se pregonan, se demuestran en el campo de batalla, y a través de estas horas y días – ya que es importante recordar el sismo de 8.1 grados ocurrido el 7 de septiembre -, el Presidente ha enseñado capacidad de mando, control y sensibilidad hacia con los mexicanos y mexicanas.

 

Importante es su presencia en las áreas devastadas, porque sus palabras brindan la confianza y la tranquilidad de que las instituciones estarán ahí, acompañándoles en esta tragedia y aportando recursos, maquinaria, mano de obras en la reconstrucción del país.

 

También, los partidos políticos se están sumando por y para México.

 

Los colores o los membretes están de más… Hoy somos verde, blanco y rojo, somos esperanza, unidad y amor.

 

Bajo la realidad de que el pueblo manda, las instituciones y organismos políticos presentan ante la autoridad electoral iniciativas enfocadas a donar un gran porcentaje de sus prerrogativas a los fondos asistenciales, como el PRI, quien renunció a 250 millones de pesos del ejercicio fiscal de los últimos 3 meses para destinarlos a este noble fin. Esperemos que otros partidos políticos se unan, de buen corazón, no únicamente para quedar bien con su electorado.

 

El gobierno del Estado también ha dispuesto de Centros de Acopio, liderados por Sarita Blancarte, presidenta Honoraria del Sistema DIF y por el Gobernador Rolando Zapata Bello, quienes han hecho un llamado a la solidaridad de los yucatecos.

 

Decenas de familias han abarrotado estos puntos, ubicados por toda la ciudad, incluyendo las sedes regionales del Consejo Nacional de Fomento a la Educación y a lo cual, expreso mi más grande orgullo por la gran participación de los municipios del Interior del Estado.

 

Hasta el momento van 286 personas quienes, desgraciadamente, han perdido la vida en este terrible acontecimiento, entre ellos 21 niños de la escuela Enrique Rébsamen, 21 angelitos quienes estoy segura se encuentran en un mejor y bello lugar, lleno de juegos y alegría.

 

Son en estos momentos de apremio, de profunda tristeza que nos invitan a la reflexión.

 

Dejemos ya a un lado las diferencias que tengamos en cualquier tema, seamos un pueblo, una sociedad unida que promueva el respeto y el bienestar entre todos.

 

Que las imágenes de miles de voluntarios dándose la mano se vea también al momento de combatir la corrupción o cuando integremos un proyecto a futuro, incluyente de todos, porque cada mexicano es valioso.

 

Un despertar en todos los sentidos: en el ámbito ecológico, en la educación, en el desarrollo, en la seguridad, en la generación de acciones positivas y de liderazgo, en fin, en todo lo que queremos como Nación pero que en muchas ocasiones, nosotros mismos impedimos.

 

¡México Más Fuerte que Nunca, México de Pie Luchando, México Fuerte!

 

Agradezco sus comentarios a esta columna a mi correo [email protected]