Indudablemente la muerte y dolor de las familias que perdieron a sus hijos mueven la conciencia de los mexicanos. El primer efecto fue inmediato en la jornada electoral, donde la ciudadanía castigó al gobernador príista Bours, siendo la única gobernatura que el PAN pudo ganarle al tricolor.
Como resultado de la comparencia se debió realizar un analisis del estado de seguridad de las guarderías, pero la publicación de los nombres de connotados políticos desvió la discusión mediática en otros sentidos ajenos a lo que realmente nos ayudaría a mejorar las condiciones de las actuales estancias infantil para que no se repita la historia.
¿Cuántas de las hoy guarderías cumplen los estándares de seguridad mínimos adecuados para que los padres de familia no tengan mayores preocupaciones al dejar ahí a sus hijos?
¿Cuáles son los criterios y controles de las auditorias, supervisiones y monitoreo de operación de las guarderías que garanticen la limpieza, transparencia y seguridad de las mismas?
¿Cuáles son las acciones interrelacionadas que el gobierno federal en las instancias competentes – salud, educación, imss – realizan como medidas preventivas para evitar futuras tragedias?
Falto, entonces, mucha seriedad y compromiso en encontrar la verdad de la situación y estatus de las guarderías. El gobierno le apostó a la polarización política, sin considerar (o a lo mejor así previsto) que las autorizaciones de las actas constitutivas debieron ser revisadas por las autoridades competentes, lo que al final, los hace cómplices de lo que hoy preocupa: no hay garantía de las autoridades responsables de que hoy donde dejan a sus niños, para cumplir con sus obligaciones laborales, sean plenamente seguras.
